'Ventajas de viajar en tren' es, según la versión oficial, una "muñeca rusa de historias y géneros", con una personalísima estética, que no deja indiferente a nadie. Tras el hilo conductor de un "thriller conspiranoico" se esconden una comedia negra, un drama e incluso una peculiar historia de amor, que van desarrollando un caleidoscopio hipnótico.

Y es que, como reza el "tagline" de la película, "la verosimilitud está sobrevalorada". Y las cosas como son: Es posible que así sea, que lo esté. Es posible, que a veces queramos hilar demasiado fino, buscarle los tres pies al gato, mirarle el diente a un caballo regalado. Ya sea por lo que sea, seamos así unas veces y otras no tanto, o no.

También es posible que 'Ventajas de viajar en tren' sea un viaje a ninguna parte, además de un viaje con un trayecto un tanto... descompensando. Pero menudo viaje, y menudo trayecto más estimulante hasta en sus momentos menos logrados. Las ventajas, más que de montar en tren, de hacerlo vendado en el vagón de una montaña rusa.

Un viaje que destaca por su falta de prejuicios a la hora de abrazar el capricho como sugerente arte narrativo. Como su propia razón de ser. Por su valentía, por su desinhibida personalidad, por su palpable sensación de alegre libertad. Por su sano sentido de la diversión. Por su espíritu aventurero, tan generoso en el esfuerzo como jovialmente manipulador.

Por demostrar que lo que importa de una historia no es su aparente credibilidad, sobrevalorada cuando se está en contra aunque despreciada cuando es cosa de un amigo. Lo importante de una historia es la plena confianza de su narrador en ella. Cómo una gilipollez puede hacernos gracia, o enamorarnos, o no, en función del entusiasmo de su proveedor.

Después de ver la película sigo sin saber cuales son las 'Ventajas de viajar en tren', pero tengo claro que es un tren del que o no te quieres bajar o dejas pasar. La verosimilitud está sobrevalorada: La ópera prima de Aritz Moreno es una maravillosa oportunidad para dejarse llevar. Hacia ninguna parte, vale, pero con una gran sonrisa en la mochila.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex