El debut en la dirección de Regina King es una ficción inspirada en un hecho real acontecido el 25 de febrero de 1964, el día en el que Cassius Clay se proclamó campeón del mundo de los pesos pesados. Esa noche Clay se reunió en un hotel de Miami con el activista Malcolm X, el cantante Sam Cooke y el jugador de fútbol americano Jim Brown. Los cuatro se conocían de antemano, los cuatro eran amigos. Y esa era sin duda una noche para celebrar.

Una noche de la que realmente sólo sabemos lo que podamos suponer, o lo que podamos imaginar como sin ir más lejos se la imaginó Kemp Powers, primero en forma de obra de teatro y ahora en forma de película. Una premisa con mucho potencial, tan en apariencia sencilla como en la práctica compleja. Y complicada. Y un proyecto sin duda irresistible para alguien como Regina King, tan conocida por su labor como actriz como por su activismo.

Si bien 'Una noche en Miami...' es su primera película, King ya había dirigido con anterioridad varios episodios de series de televisión como 'Scandal', 'This Is Us', 'Shameless', 'Animal Kingdom' o 'The Good Doctor'. No es precisamente una recién llegada, y queda claro que sabe lo que se hace: 'Una noche en Miami...' es el siguiente paso lógico dentro de una carrera artística tan solvente como la de King. Tan solvente como lo es el propio filme.

Y es que esa es la descripción que más se ajusta a una película cuya dialéctica e ideario siguen de plena actualidad más de 50 años después. Ese es en gran medida su argumento principal, de hecho: Hablar desde el pasado como si fuera un presente que en gran medida, sigue estando tan presente. Una película solvente que King, experimentada intérprete, deja en manos de un texto primoroso y de su cuarteto protagonista, a cada cual más entonado...

... hasta el punto de que quizá lo más interesante sea debatir con quien quedarse de los cuatro. 'Una noche en Miami...' es en gran medida una obra de teatro en torno a cuatro hombres de cháchara en una habitación. Una obra claramente intencionada, y claramente concienciada en la que todo lo demás les rinde pleitesía con el beneplácito de King, generosa en su esfuerzo por el noble acto de la discreción servicial de quien está sin dejarse ver.

El discreto encanto de lo solvente, rematadamente solvente aunque para nada extraordinario: Que quizá lo más interesante sea con cual de sus protagonistas nos quedamos si es que tenemos que quedarnos con uno solo, es de sobra revelador. Porque si a 'Una noche en Miami...' le quitamos su carga política y reivindicativa, siempre entre lo oportuno y lo oportunista, nos quedan, básicamente, cuatro hombres de cháchara en una habitación.

Dicho sea de muy buenas: 'Una noche en Miami...' es una buena película aunque de una solvencia tirando a discreta, incluso convencional. Como ese camarero siempre en su sitio al que no vemos más allá de su condición de camarero. Una propuesta sobre seguro y que no arriesga que se crece a través de las interpretaciones, algunos diálogos y la honestidad que emana de un discurso poco apasionado, pero no por ello menos sentido.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex