'Oro' - Los españoles. ¡Los españoles!... Esos hombres quisieron ser demasiado.
'Oro' tiene un problema muy serio llamado 'Conquistadores: Adventum'. Y es que la comparación con la estupenda serie de #0, de la que bien podría ser una especie de secuela, pone aún más en evidencia unas carencias que sin su amenazante presencia, como aquel que dice, no lo serían tanto (sin dejar de estar rondando por ahí, por supuesto). Vamos, que más que un problema se le puede considerar un inoportuno y prominente grano en la nariz que afea (y destaca en) una instantánea cualquiera.
La idea viene a ser la misma en ambos casos, muy a grosso modo: Ofrecer un retrato general de aquellos primeros españoles que, según reza la leyenda (más común y extendida), fueron al Nuevo Mundo en busca de fama, fortuna, algo que hacer con su vida y sobre todo, oro. Los detalles son lo de menos sin dejar de ser lo más importante, igual que la figura de Martín Dávila (Raúl Arévalo), el falso protagonista de una historia que nunca termina de ser suya; en gran medida, por su empeño en convertirla en la de todos.
Esta indefinición que por necesidad tan bien le sienta a 'Conquistadores: Adventum', es precisamente lo que no le sienta tan bien a 'Oro', cinta que para el caso viene a transmitir la misma sensación que 'Alatriste' hace ahora más de 10 años: La sensación de oportunidad perdida, de título comercialmente herido. De deriva narrativa que, en su empeño de convertirse en un mosaico de la época, descuida a esas pequeñas piezas que por su cuenta y riesgo dan definición a dicho mosaico, también o sobre todo en las distancias cortas.
De sopa a la que se le han echado tantos ingredientes, así, a cascoporro, que uno no tiene claro a qué sabe, siquiera si tiene sabor.
'Oro' se siente como una sucesión algo deslavazada de escenas que como tantas otras superproducciones, ya sean españolas o extranjeras, parecen haber sido rodadas por varias unidades y realizadores distintos. Esto es, de manera harto profesional pero a la vez, de manera harto impersonal para que estas puedan encajar a voluntad en un montaje final obligado a recurrir a la voz en off para tener cierta cohesión. Una cohesión que no termina de lograr casi por definición por falta de autoridad y/o contundencia.
En teoría, 'Oro' narra la historia de una expedición en busca de oro. En la práctica, 'Oro' es como un resumen de 105 minutos de una serie de ocho horas como la mencionada 'Conquistadores: Adventum'. Un "resumen" que no consigue más que echarle un ojo a dicho mosaico, y que como buenos españoles que somos tiende hacia el habitual regodeo de nuestras miserias. Un "resumen" más cerca de lo funcional que de lo apasionado que parece que salta de escena en escena como quién va tachando productos de la lista de la compra.
Agustín Díaz Yanes no muestra especial entusiasmo por su trabajo en una gran pantalla que le queda algo grande, ni la mitad o una cuarta parte de la que muestra Israel de Santo en una pequeña pantalla que se le queda pequeña. Y eso se refleja, queda impreso en sus respectivas obras. En como una te intimida mientras la otra parece observar desde la barrera. En el caso de 'Oro', especialmente, queda patente en un ritmo tan sostenido que se torna en rutina, ya sea en una escena de acción o en una de cháchara.
Dejando de lado su impecable acabado formal, o de la aparente indefensión que por parte de dirección sufre un reparto no obstante de lo más cumplidor (gracias a su saber estar generalizado), 'Oro' es un título agridulce, por cuanto no ha sabido estar a la altura a pesar de contar con todas las cartas de la baraja en su poder. Si uno se la imagina como un entrenador de fútbol, no cuesta verlo como aquel que suelta a sus once mejores jugadores sobre el campo con la expectativa de que, como son buenos, con eso ya basta.
Pero eso no es así, ni en la vida real ni en 'Oro'. Una producción apreciable, distraída y hasta cierto punto eficiente, pero incapaz de ir más allá de lo que al menos los adultos, quién más quién menos, ya sabíamos: Que el principal enemigo del español es el propio español. Hace 500 años, o hace 5 minutos. Como película, 'Oro' en parte lo demuestra, siendo un eco fidedigno de aquel espíritu patrio que nos hacía acometer cualquier empresa con la voluntad del que se sabe camino de un (nuevo) fracaso épico.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
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