'Los caballeros del zodiaco' - Fríamente... sin motivos personales
Como película 'Los caballeros del zodiaco' tiene tres problemas muy serios. Nadie parece divertirse, nadie parece esforzarse y a nadie parece importarle. Esto es, nadie acude a dar la cara por una producción resuelta fríamente... y sin motivos personales que se siente hecha por rutina, lo que prácticamente entierra cualquier posibilidad de salvación. La indiferencia está asegurada. El desprecio es más que probable.
Es como recitar el alfabeto, letra por letra sin ningún tipo de emoción. Como dar una fiesta en la que todos los invitados fueran autómatas. Es el armazón que debía haber servido de base para una película. El resultado de lo que podría haber escrito un guionista que viviese en el mundo de 'Equilibrium'. Molestarse lo justo para hacer lo básico y a intentar vivir de un nombre que, por respeto, hubiera sido mejor haber obviado.
Y es una pena, porque dentro de lo que cabe las peleas e incluso algunos efectos visuales no están nada mal. Había suficiente dinero como para haber hecho algo... y además, algo que también fuera interesante. Pero 'Los caballeros del zodiaco' se limita a repasar el manual con una seriedad que parece peleada con cualquier tipo de diversión. Un guión funcional, dirección sin intención y reparto sin fe. La tormenta perfecta.
En realidad, la película se enfrenta al mismo problema de base que la gran mayoría de las versiones en acción real de un anime y/o manga: es sumamente complejo y complicado capturar ese carácter y esa esencia tan particulares. El fracaso es casi siempre la opción más probable, siendo que evitar el traspiés requiere de un cariño, de una implicación y de una convicción de la que carece por completo 'Los caballeros del zodiaco'.
Es... la crónica de un fracaso anunciado. De un ridículo previsible afectado además por una severa gravedad que realza sus defectos. No acaba siendo más estúpida que otras como 'Fast and Furious', pero carece por completo de su descaro o sentido del espectáculo, siendo en esencia una de las peores clases de divertimentos por el que uno pueda pagar: aquel que sus responsables parecen haber hecho para expiar sus pecados.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex