'Invisibles' - Según fluya la corriente
'Invisibles', en palabras de Gracia Querejeta, su guionista y directora, "lanza una serie de preguntas sin dar por sentadas las respuestas, como si el objetivo fuera más proponer un debate que sentar cátedra. También reflexiona sobre asuntos capitales para la mujer, como la obligación ancestral de procrear o las dificultades que nuestra vida actual plantea en el mundo de la pareja. Estos temas conforman la dimensión social de la historia, unidos a otros tan contemporáneos como la depresión, el miedo a la soledad o simplemente el miedo a cumplir años".
Porque, en resumen, "el tema central de este proyecto es el paso del tiempo; más concretamente, la vivencia del paso del tiempo en los cuerpos y las cabezas de tres mujeres que están o pasan de los cincuenta".
Sólo matizaría un detalle: Creo que son "asuntos capitales para todo el mundo" aunque se verbalicen a través de una mujer. Que 'Invisibles' tenga un enfoque claramente femenino no quiere decir que sea exclusivamente femenino, ni mucho menos necesariamente feminista. El tiempo pasa para todos por igual, mejor o peor, e 'Invisibles' probablemente funcione por igual ante todo aquel espectador que ha adquirido algo de perspectiva respecto a la vida y que, dentro de lo que sería uno mismo, está abierto a sea cualesquiera que sean todos los demás.
En ese sentido 'Invisibles', como representación de la vida a los 50, no deja de tener el mismo problema que puede tener la propia vida a cualquier edad: Que no es una película. Sabemos cómo empieza, cómo termina, pero entre medias no hay nada parecido a un guión a lo que nos podamos aferrar como si fuera una certeza absoluta. Todo lo que hay entre medias es incertidumbre, e 'Invisibles' son unos 80 minutos de esa incertidumbre. Un problema, claro está, salvo cuando no lo es. Bendita incertidumbre, jodida incertidumbre. Según el día, el momento.
Según fluya la corriente.
Se podría decir que 'Invisibles' es un paseo sin comienzo y sin final durante el que se habla mucho, durante casi todo el rato. Hay un comienzo aunque no sea tal, como hay un final que tampoco lo es. 'Invisibles' es más la representación de un estado de ánimo que una historia, propiamente dicho. Una película supeditada a un momento antes que a un argumento, sugerido más que mostrado en lo que claramente queda muy a expensas del trabajo de sus protagonistas, tan curtidas en la materia como para resolver la papeleta con notable solvencia.
No es tanto un problema, sino la representación de una realidad que como tal es pasajera, salvo cuando nos toca de primera mano. 'Invisibles' funciona a la perfección mientras está en pantalla, pero carece de esa cualidad que hace que un paseo destaque por encima de otro paseo: Esa vamos a llamar "magia accidental" que hace que agarre en el tiempo. Es una representación dinámica, sencilla y sobre todo cercana, en una de esas pequeñas películas centradas en esas pequeñas, y a la vez no tan pequeñas cosas de la vida que nos dan aire que respirar.
Esas pequeñas cosas que día a día, año a año van moldeando nuestra humilde existencia como algo más que un número de la Seguridad Social. Cosas que aunque en el momento puedan parecer, simular o presentarse importantes, con el tiempo pasan a ser poco menos que tan "invisibles" como una gota de agua en un océano del que en cualquier caso, siguen formando parte. Eso viene a ser la última película de Gracia Querejeta, algo así como los 10.000 pasos diarios que no cambiarán nuestro mundo, pero que nos ayudarán a estar en paz con él durante un rato.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex