'Aguas oscuras' - Un abogado anda suelto en la ciudad
'Aguas oscuras' es una especie de cruce entre la 'Acción civil' de Steven Zaillian y el 'The Report' de Scott Z. Burns que, ante todo, y al igual que las dos mencionadas películas, justifica con creces la curiosidad de encontrarnos detrás de las cámaras con un cineasta como Todd Haynes. De lo que se diría un cineasta con inquietudes que van más allá de lo meramente servicial, así como de un actor como Mark Ruffalo que, respaldado por la popularidad de los Vengadores y a diferencia de por ejemplo Robert Downey Jr., parece mucho más preocupado por el mundo que por su cuenta corriente.
Todd Haynes, lo dicho, es un cineasta con inquietudes cuyo cine (o televisión) siempre resulta ser interesante. O al menos siempre intenta que lo sea. Como lo es 'Aguas oscuras', una película interesante, e igualmente, con inquietudes que van más allá de lo meramente servicial. Bajo la apariencia fría, distante e incluso altiva de ser el clásico relato de abogados a lo "David contra Goliat" tan del gusto, irónicamente, de ese Goliat que es la industria de Hollywood, 'Aguas oscuras' esconde un corazón tan enorme como el que escondía tras el escote la 'Erin Brockovich' de Julia Roberts.
Una comparación lícita y un rendimiento parejo, si bien las armas que emplea Haynes son diferentes a las que empleaba Steven Soderbergh. En cualquier caso ambos, dos cineastas curtidos en los márgenes de la industria, no se han dejado absorber por un modelo de película tan a menudo prefabricado. Al contrario. A través de la aparente comodidad de un trabajo y un dinero seguro a lo 'Legítima defensa', Haynes desarrolla un notable retrato de la figura de ese individuo anónimo que no parece ningún héroe, tan sólo un simple hombre incidiendo con honestidad en lo que cree es correcto.
Y quién dice un hombre, dice también una mujer como Anne Hathaway haciendo que el papel, a menudo residual de "la mujer del protagonista" proporcione esa tercera dimensión que el 3D pocas veces es capaz de proporcionar. Todo ello sin grandes alardes, desarrollándose de igual manera que la mencionada 'The Report': Con un pragmatismo y una concisión dramática digna de elogio que va al grano en todo momento. No hay puntada sin hilo, no hay escena que no aporte, no hay minuto que esté de más. 'Aguas oscuras' es una de las mejores versiones posibles de la película que esperas ver.
A la elegancia narrativa de las impolutas 'Acción civil' o 'Legítima defensa', Haynes añade la emotividad de una 'Erin Brockovich' soterrada bajo el raciocinio de 'The Report' para ofrecer, salvando las distancias, una especie de 'Zodiac' centrada en un abogado en lugar de en un asesino en serie. Salvando las distancias, claro, para con el filme de David Fincher que más crece con cada nuevo visionado, un patrón que no dudo pueda repetirse con la última película de Todd Haynes, responsable de una 'Carol' cuya contención formal y finura moral se encuentra aquí también representada.
Si, puede ser una película manipuladora, como lo es el género en sí mismo, o como viene a ser el propio cine en esencia. Pero dentro de lo suyo, que es a su vez lo de todos, resulta manipuladoramente genial. Manipuladoramente aguda. Bajo esa apariencia de clásica, condescendiente y espuria producción de estudio, Haynes desarrolla un relato plagado de no tan sutiles puntadas que elevan a 'Aguas oscuras' a ese punto al que Tom McCarthy no supo conducir (del todo) a 'Spotlight': Ese punto en donde la razón y la emoción se dan la mano con un frío pero a la vez cálido apretón.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex