Uno de los eventos más esperados del año por fin llegó, Up, la nueva película de Pixar ha hecho su aparición en estridente 3D, para robar la atención de todos los cinéfilos que a pesar de la clara decadencia de su línea argumental, por su calidad, se vuelve un imprescindible en la lista de cualquier cinéfilo.
Este año, toca el turno a Carl Fredricksen, un viejo de 78 años que por esas cuestiones que uno no se pregunta, eleva su casa con miles de globos (casualmente el personaje era globero) con rumbo a Sudamérica y la misión de cumplir una promesa hecha en la infancia. Por el camino va haciendo amigos y acompañado de Russel (un niño explorador) y Dug (un perro) cumple esa promesa no sin pasar por diferentes aventuras y derrotar al enemigo en turno mientras explora esas tierras salvajes y desconocidas que se encuentran en el hemisferio sur de nuestro mundo.
¿Suena muy disparatado? No es para menos, lo es. Si hay un error que cada vez se vuelve más evidente en Pixar es que la animación y los personajes y una que otra chispa cinematográfica no dejan tiempo para una línea argumental o narrativa que al menos tenga un poco de lógica. Las concesiones se tienen que dar en exceso y las explicaciones son pocas. Ninguno de los personajes (sólo Carl y Charles) son explorados de una manera convincente ni creíble. Y por si fuera poco los personajes secundarios y los lugares visitados son desperdiciados con una rutina que cada vez se vuelve más predecible al puro estilo Pixar.
Pero no todo puede ser malo en la narración y es dónde la mano de los directores (Pete Docter, Bob Peterson) y del guionista (Bob Peterson) se nota de una manera magistral. Dos secuencias, dónde se cuenta la historia de Carl y su esposa, son los momentos en que la película se roba el corazón de la sala. La historia es poco menos que conmovedora y más de uno soltará una lágrima por lo bien que se transmiten las emociones de los personajes. Una obra maestra por ella misma. Por si fuera poco una segunda secuencia es entregada al público, con igual o mayor efecto que la anterior y que hace que la historia se vuelva personal y el triunfo de los personajes sea un obligado. Un aplauso por estas dos narrativas que sin pronunciar una sola palabra dejan a toda la sala con un nudo en la garganta. Cinematografía al máximo.
Tal vez este sea un problema. El ambiente nostálgico y la denuncia del maltrato a las personas de la tercera edad, es tan bien logrado que ni siquiera los colores de los globos ni una que otra secuencia de este viejo cascarrabias, logra por completo levantar ese aire nostálgico del inicio. Esto hace que las risas caigan a cuentagotas y que los niños se sientan alienados.
El elemento 3D es desperdiciado. Basta recordar cómo se empleó en "Coraline 2009" para saber que Pixar no utilizó este recurso como debería. Poco aporta este elemento, tanto así que al poco tiempo de empezado, se pierde por completo esa idea de estar viendo una obra con esta tecnología.
Y bueno, lo que ha hecho grande a Pixar no puede fallar. La animación es un banquete. Los colores dados por los globos y como ellos iluminan habitaciones y escenarios grises es un deleite. Por si fuera poco, un pájaro con todos los colores de una guacamaya, les da un nuevo pretexto para llenar de vida la pantalla. Cada personaje y situación es detallada a lo más mínimo, haciendo que el espectador deseara más tiempo para apreciar esos detalles y disfrutar tanto trabajo de animación.
"Up", globos de colores inflados con aire nostálgico.
por Jalex