Con el paso de los años, ha acabado por concretarse lo que de algún modo u otro supiste, desde el principio, que acabaría sucediendo. Era inevitable. Su nombre ha caído en el pozo del olvido. Y si todavía no lo ha hecho, está ahí-ahí, colgando del mismísimo abismo. Lo tienes en la punta de la lengua, pero ese dichoso apellido sigue resistiéndose. No hay manera. Y lo dejas estar, porque estamos en el año 2015, y tú estás a 5 segundos de 4G de resolver el jodido enigma. La memoria sigue esperando su momento, pudriéndose en el banquillo.
Y dicho sea de paso, el siglo XXI definitivamente se nos está yendo de las manos. Una vez dicho esto, la información aparece por fin en la pantalla del smartphone, sólo para confirmar que sí, que el tío se llama Seth MacFarlane. Joder, si está claro. ¿Cómo olvidarlo? Si es el que cantó la canción ésa sobre las tetas de las actrices en la ceremonia de los Oscar. El mismo que creó aquella(s) serie(s) con la(s) que tantas risas te echabas con los colegas. El mismo que debutó en eso del cine con la peli del peluche ése que fumaba marihuana, bebía como un cosaco y soltaba más tacos que todos los niños de South Park juntos.
Y hablando de Trey Parker y Matt Stone... ¿no se cabrearon con el MacFarlane ése? Sí... No... No sé. Espera, que lo busco. (
Por cierto, ¿será verdad lo de que Samuel L. Jackson ya hace dos meses que no estrena ninguna película nueva? ¿En serio? ¿Cómo coño hemos llegado a este punto? ¿Tan mal estamos? No-no, de ninguna manera... esto es imposible. Ahora mismo lo buscas en el móvil y despejas temores, ya verás...) (... pero antes, ya que estamos... ¿a Tom Brady al final le cayó un puro o no por lo de las pelotas desinfladas? Vamos a ver, ¿se demostró que él era consciente del asunto ése? Porque vaya, el pobre bien podía ser tan víctima de esto como todos nosotros. Al fin y al cabo, el beneficio de la duda consiste en esto, ¿no? Pero vaya, que si el colega estaba en el ajo, que le den por culo. Y sin pensárnoslo dos veces, eh.
Mira, lo de Samuel L. Jackson puede esperar, mejor te pones a buscar antes lo de Tom Brady, que ahora mismo parece un tema bastante más trascendente) Y a todo esto... ¿de qué cojones estábamos hablando? Ah sí, de ositos de peluche. Y de Mark Whalberg. Y de Seth MacFarlane... y de otros animales del montón.
Más o menos en esa misma diarrea conceptual llega a la cartelera (hablando de defecaciones) uno de esos productos a los que no parece importarles demasiado ese panorama con el que el calendario les ha obligado a lidiar. Es más, da la sensación de que para hacer acto de presencia, la película de marras haya estado esperando pacientemente a que los niveles de inmundicia alcanzaran las cotas más altas, como si de esta manera se pudiera decir que juega en casa. Más certezas; más ciertas, si cabe: Ahora mismo,
Seth MacFarlane, genio y figura (para bien y para mal), está partiéndose el ojete (a cuento y a cuenta de lo que sea) mientras su piel se acerca, más y más, al punto-de-no-retorno del bronceado perfecto. Vale, ¿pero a quién le interesa? Pues se sorprenderían... pero ésta no es la cuestión.
Lo que importa aquí es lo mismo que más importaba en las anteriores ocasiones: Reír. De lo que sea, con el pretexto que sea... sin pensar jamás en los daños colaterales. No hablamos solamente de la irreverencia marca de la casa sobre la que Mr. MacFarlane ha asentado su reino (en esta línea, mucha atención a la excelente píldora de improvisación stand-up sobre los límites del humor), sino también (o sobre todo) de la
máxima negligencia con respecto a cualquier elemento que se encuentre fuera de la órbita más inmediata del gag.
Como si obedeciera a un golpe de miedo por el -injusto- fracaso de su anterior trabajo (el ''melbrooksiano'' western 'Mil maneras de morder el polvo'), 'Ted 2' puede (mal)interpretarse como un reencuentro precoz por parte de MacFarlane con una fórmula que si antes olía a descubrimiento, ahora apesta más a bote salvavidas.
Hay quien incluso se atrevería a hablar de prostitución... teniendo siempre en cuenta, obviamente, que de quien estamos hablando seguramente considere dicha categorización como el mejor de los piropos. De modo que, introducciones, las justas, porque a estas alturas, si estás en la sala de cine, es porque ya sabes lo que vas a encontrarte. Quieres reír, claro está. De lo que sea, con el pretexto que sea... sin pensar jamás en los daños colaterales. Por ejemplo: ''¿Y Mila Kunis?'' Pues perdida en alguna que otra carcajada... quizás. ¿Realmente importa? Es más, ¿realmente importan los personajes, sus respectivas situaciones o, ya puestos, la historia en general? Desde luego, no. Como ya sucediera en absolutamente todos sus trabajos anteriores,
MacFarlane se siente como pez en el agua cuando se dedica a aquello que mejor se le da... y se muestra como poco más que una tortuga en la prueba de los cien metros lisos, cada vez que se empeña a probar algo diferente.
Como era de esperar/temer, 'Ted 2' es otra entrega filo-erótica del sello ''Padre de familia''. Con la masturbación muy cercana, o ya superada, montados sobre un caprichoso vehículo para llegar a otros caprichos, sin tener que dar excesivas justificaciones por el camino.
Oda a la serendipia humorística. Al cameo, al taco, al flashback abusivo, a la referencia pop indiscriminada... Al chiste por el chiste. Y basta. Y como siempre, falla en el vano intento de darle un sentido global a tanta pedorreta. Una lástima, porque llegados a este punto, al autor se le quiere (u odia) por lo que es... no por lo que pretende ser. Es como si la metralleta (de gags) de repente decidiera salir de su propia vorágine para dejar de disparar, reflexionar sobre lo que está haciendo, tomarse su tiempo para seleccionar mejor sus objetivos... y justo después errara en el disparo. Como siempre con MacFarlane, vaya, solo que con una falta de acierto alarmantemente acentuada en determinados tramos. Eso sí, todo esto amenizado con esas risas que, a pesar de todo, nunca fallan. ¿Y qué si Parker & Stone tuvieran toda la razón del mundo? ¿Y qué si los guionistas han sido reemplazados por manatís gigantes? ¿Y qué si todo amago de seriedad, por muy propicias que sean las circunstancias en que aparecen, caigan en la más frustrante pérdida de tiempo?
Cuando alguien se propone, tan seriamente, dilapidar a todos los putos runners del mundo, a humillar/dignificar a Giovanni Ribisi, a cargarse una Comic-Con o, simplemente, a hacerle una gayola a Tom Brady, lo cierto es que cuesta horrores no sumarse a la juerga.
Nota:
5 / 10
por Víctor Esquirol Molinas
@VctorEsquirol