'Objetivo: Londres' - (Ar)Go Fuck Yourself
'Objetivo: Londres' cuenta con un grave problema que provoca que todo, ejem, lo cinematográfico -cogido sea con pinzas- pase a un segundo plano: y es que a diferencia de 'Team America: La policía del mundo' se toma en serio, especialmente en un remate final capaz de transformar a Morgan Freeman de ángel a demonio sin necesidad de esperar a verle en el remake del remake de 'Ben-Hur'. Hay cosas que el dinero no puede justificar ni debe de disimular, te llames como te llames o tu afición a decir sí a todo esté reconocida como enfermedad. Quizá por eso mismo Aaron Eckhart, el Sr. Presidente, no es quién da la cara en dicho momento. ¿Se imaginan ya por dónde van los tiros...?
Voy a permitirme comenzar la casa por el tejado, por el final y revelando un detalle que en alguna película, seguro que alguna habrá, podría llegar a estar considerado como un spoiler... pero no en esta: el Presidente de Estados Unidos no muere al final. Y dicho sea a las claras, es una auténtica lástima, siendo 'Objetivo: Londres' uno de esos filmes que muestran un presunto final feliz que no lo es y sienta, literalmente, como una patada en los huevos. Y no porque, como sucedía en la gloriosa escena parisina de la mencionada 'Team America', los americanos vuelvan a salvar el mundo volando un pequeño pedazo de él algo que, por supuesto, celebran con júbilo mientras olvidan a los caídos tan sólo dos minutos antes...
El problema de 'Objetivo: Londres' es, básicamente, inmiscuirse en el ámbito de la ciencia-ficción. O más bien, que la realidad la inmiscuye en el terreno de la ciencia-ficción. A diferencia del primer filme, al que con disimulo o sin él podríamos calificar de "resultón" incluso con cierto agrado, esta continuación sale de "los USA" para revelar la peor versión del cine "made in USA": aquella que nos quiere hacer creer que ellos son el universo en sí mismo. Que la película se ambiente en Londres sólo es para evidenciar una cosa: lo inútiles que son aquellos que fundaron la historia y contra los que se reveló un pueblo que seguirá existiendo dentro de 900 años aunque no hace ni 300 que ni ellos mismos intuyeran su existencia.
Llegado a este punto, habrá quién descarte mis palabras automáticamente para, desde el desconocimiento, espero, tildarme de ser uno de esos "antiamericanos" por vicio. Pero no, no soy un tal Sullivan y he aquí el problema: dentro de lo (voluntariamente) limitada que es 'Objetivo: Londres' en todos sus aspectos cinematográficos, tanto como película de acción como no digamos ya como película a secas, su tosco y rudimentario contenido político se erige como una pesada losa en cuya escena final se nos arroja a la cara. Por más que hablemos de no más que una cinta de acción, no se puede obviar que esta se desarrolla en un mundo real que asoma todos los días desde los telediarios de medio mundo.
Se podría hablar largo y tendido, pero vamos a quedarnos con dos cosas: la participación residual de los británicos en una película ambientada en Londres, así como la irrelevancia que supone la eliminación al unísono del 50% del G8 (junto a varios monumentos y un porrón de civiles). Puede que la culpa la tenga Daesh, Al-Qaeda o si me lo permiten decirlo de esta manera, como su puta madre les quiera llamar, que a 'Objetivo: Londres' se la pela tanto como para, haciendo oídos sordos, inmiscuirse sin vergüenza en la política internacional poniendo de manifiesto el por qué de tanta tirria: porque aquellos llamados terroristas no hacen lo que hacen al amparo de aquello que -parece- legitimar el terrorismo, las barras y las estrellas.
Esta atrocidad que debiera haberse venido abajo un 11 de septiembre no cualquiera es, por contra, lo que hace que una cinta de acción, por otro lado muy normal, demasiado corriente y rematadamente simple aunque distraída dentro de su clara humildad "para pasar el rato", se hunda en el pantanoso terreno del rechazo. No tanto por defender una idea como por darle la espalda a un mundo, incluso a una realidad como las protagonistas de 'Criaturas celestiales', convirtiendo así una ficción aparentemente inofensiva en una producción incendiaria... podría haber sido perdonable, incluso obviable de no ser por una escena final que, no les perdono que me hagan pensar así, demuestra que dos no fueron... ni serán suficientes.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Evidentemente ni es ni será paradigma del género, pero desde luego el entretenimiento está asegurado, defectos obviados a parte. Buen filme.
That´s what I say.
Un planteamiento realmente bueno pero llevado a cabo de tan mala forma que desde que inicia la "acción" estamos esperando y deseando que
Spoiler
Y básicamente lo anterior sucede no solo a causa de lo irritable que es su personaje, sino porque desde el minuto 3 de la película ya sabemos qué diablos va a pasar y cuál será el final de la cinta
Lo único que falta es que ahora Sly llame a Gerard Butler para The Expendables 4