A veces lo más difícil de una historia no es contarla en sí mismo, sino encontrar el punto de vista adecuado para poder hacerlo. Pongamos por ejemplo esta misma crítica, a la que llevo días dándole vueltas sin poder concretar en palabras al no encontrar un enfoque que considere oportuno le pueda hacer justicia a lo que quiero decir sobre ella. Esto mismo, que me ha servido para desbloquear el tan temido miedo al folio en blanco que experimentan todos los que algo escriben, es sin lugar a dudas unas de las cuestiones fundamentales a la hora de abordar una historia como la que nos plantea Montxo Armendáriz en su nueva película, un tema que requiere de mucha mano para no incurrir en las numerosas trampas que aguardan en el lado oscuro del celuloide y que pueden acabar hasta con la mejor de las intenciones.
Para un servidor Montxo Armendáriz se ganó el cielo cinematográfico con aquella joya que era 'Secretos del corazón', entre otras, una de las producciones españoles más interesantes del cine moderno, y con la que 'No tengas miedo' tiene bastantes cosas en común, especialmente su capacidad para hablarnos en voz baja, de forma sencilla y con sumo tacto de temas bastante complejos y de difícil postulación a los que cualquier acercamiento impúdico puede acarrear tantas suspicacias como sensibilidades afectadas a su paso. Al igual que en aquella ocasión Armendáriz, un cineasta que no se mete en cualquier proyecto porque sí, resuelve con nota su incursión merced a un guión que sabe medir los tiempos, sus gestos y sus palabras, y que encuentra un perfecto consenso entre su narrativa y su mensaje a la par que un aliado inmejorable en la figura de su protagonista, en esta ocasión los ojos de una Michelle Jenner que logra evadir su propia imagen para dar forma a un personaje con alma y corazón (partío).'No tengas miedo' nos cuenta la historia de Silvia, una joven marcada por una oscura infancia teñida por el abuso sexual al que ha sido sometida desde entonces por su padre, y como con apenas 25 años intenta enfrentarse a las personas, sentimientos y emociones que han acotado hasta entonces su camino hacia la madurez, una madurez lastrada por un hecho que la impide ser dueña de sí misma. Montxo Armendáriz, con un tono documental cercano al empleado por Paul Greengrass en sus cuasi obras maestras 'Domingo sangriento' y 'United 93', nos sumerge en el devenir dramático de este personaje con naturalidad mediante el empleo -por lo general- de una serie de discretos, elegantes y aparentemente sencillos planos secuencia, no muy lejanos del virtuosismo técnico e hiperrealista que imprimía Miguel Ángel Vivas a su notable 'Secuestrados', en los que la cámara se sitúa a la altura de los ojos de dicho personaje, ya sea como niña, adolescente o adulta para darnos una perspectiva privilegiada que nos sumerja en la psique de este personaje dueño de todo el metraje hasta que evoluciona para hacer frente a sus propios demonios, lo que ayuda sobremanera para que nos identifiquemos y evolucionemos a la par con ella.
Armendáriz busca con su puesta en escena ese punto de transparencia en el que la cámara y, por ende, la pantalla no sean más que una ventana a un mundo tangible, cotidiano y tan realista que pueda causar ese resquemor tan propio del cinéma vérité, algo que consigue durante buena parte de su metraje ofreciéndonos una mirada testimonial que no pretende juzgar a sus personajes y las situaciones que se presentan, que para eso ya está la inteligencia del espectador, dando volumen y credibilidad para que trasciendan de personaje a persona con la inestimable ayuda del inmaculado trabajo actoral, otorgándoles esa dimensión humana de complejidad que escapa de la representación plana, moralista y evidente. Su ausencia de artificios palpables a primera vista se ejemplariza con la propia ausencia de una banda sonora que acompañe su desarrollo más allá de los elementos diegéticos de la cinta, que dotan de cuerpo al relato, así como de un montaje notable cuyas costuras resultan prácticamente invisibles, y donde no es tanto lo que se dice como lo que no se oye con una predominancia de largos silencios nunca vacíos o huecos que, reflejados en las miradas de sus intérpretes, dicen tanto o más de ese dolor que corroe las entrañas que cualquier monólogo de Shakespeare y que sin épica ninguna representa el mismo concepto expuesto por Sylvia Plath de que todos morimos poco a poco, algunos antes que otros y con un sufrimiento que no siempre encuentra eco en un salvador. Y además Armendáriz es tan inteligente de correr un tupido velo sobre el morbo de propio abuso en sí, siempre fuera de plano visual y sonoro, y de tal manera que el demonio pueda ser representado en nuestra imaginación en la forma que cada cual considere más inquietante. Chapeau... por esa parte.
Sin embargo, tan buena intención retratada con mano sabia durante la mayoría de los muy ajustados 90 minutos de su duración no acaba de ser todo lo satisfactoria que podría haber sido... como película, pues aguanta con solvencia pero no con solidez durante todo el trayecto. Al igual que ocurría con la también muy interesante 'Vals con Bashir', la narración es interrumpida en más de una ocasión por un relato o un testimonio real que viene a servir de apoyo a una narración a la que saca por instantes de su naturalidad para caer en la artificialidad. No se confundan pues no es lo mismo el fondo que las maneras, y si el fondo es de indudable valor humano por lo cruento de lo que se relata, estas injerencias en el relato evidencian que existe una mano que mece la cuna rompiendo el idilio que mayormente Armendáriz entabla entre la pantalla y el espectador, provocando en este una consciencia que a la par que delata humanidad rompe con la magia cinematográfica. Entre esto y un final demasiado abrupto, que casi llega por sorpresa y cuya propia apertura de interpretaciones puede confundirse con una falta de resolución equiparable a una salida por la tangente, el relato no culmina con lo que amenaza continuamente sin dejar de ser por ello un film necesario y tremendamente interesante, tanto por lo que cuenta por como lo cuenta, de muy difícil ejecución y que es capaz de hablar de un tema duro potencialmente polemicista sin caer en la denuncia maniquea, el morbo gratuito o el efectismo barato, logrando de paso aquello que cualquiera de esas tres cosas hubiera provocado: El que le tuviéramos miedo a la buena película que es 'No tengas miedo'.
Nota:
7
Pr Juan Pairet Iglesias
Coincido con vosotros, gran película. 7/10
+1, me parece un buen final.
El reparto está de lujo. Un 6 con algo.
Lo que más me ha gustado (a parte de Michelle Jenner) es el tratamiento visual totalmente implícito sobre el tema del abuso sexual. Por último, la dirección de Montxo Armendáriz es buena pero no destaca; me ha recordado mucho a la dirección de 'Pulp fiction' debido a que muchos planos son quietos y juega mucho con el tema de las puertas y la lejanía.
Un 7.