'El viaje más largo': Y tan largo...
Basada en una novela de Nicholas Sparks. Fin (Parte II).
'El viaje más largo' cuenta la apasionada historia de dos jóvenes: Luke, un antiguo campeón de rodeo que intenta volver a triunfar; y Sophia, una universitaria que está a punto de embarcarse en el sueño profesional de su vida. Según van poniendo a prueba su amor, Sophia y Luke establecerán una conexión inesperada con Ira, protagonista de su propio relato de amor vivido hace décadas. O una historia de amores imposibles contada en dos épocas distintas separadas por un puñado de años que se desarrollan de forma paralela... y firmada por un tal Nicholas Sparks al que, diez años después, se le sigue relacionando siempre con la misma adaptación, lo que habla bien claro sobre la importancia del resto que no son precisamente pocas.
Baste ratificar -por si había dudas- que al igual que 'Lo mejor de mi' hace unos días, 'El viaje más largo' no es 'El diario de Noah', siquiera es 'Querido John' (que por cierto duraba 30 minutos menos...). Será mi devoción por Rachel McAdams, o será mi falta de afinidad por el concepto Sparks. O será que una vez el novelista se ha convertido en productor de su obra se ha rendido, se ha sumido en la condescendencia hacía sí mismo. O será que da igual lo monos que sean el hijo de Clint Eastwood y la protagonista de la -esperemos- mucho más interesante 'Tomorrowland', que aunque la mona se vista de seda... y que también da igual lo -sorprendentemente- bien rodado que estén los rodeos, que más de 120 minutos, así, de golpe, siguen siendo un puñalada trapera.
Las novelas de Sparks se siguen llevando a la gran pantalla una tras otra sin más a pesar de su paso cada vez más efímero e irrelevante por las carteleras. Y seguimos cuesta abajo con un Sparks demasiado fiel a sí mismo, como lo son a su concepción como producto Bollycao cualquier película inspirada en una novela suya, la dirija quién la dirija (el alguna vez interesante George Tillman Jr. en este caso) o la protagonice el cacho de carne que sea. Tan sencillo, tan cómodo... tan acomodado y sospechosamente fiable (para no hacer nuevos amigos por el camino). Más allá de que tanto recurrir a 'El diario de Noah' van a terminar por gastarle el tanto de la honrilla.
Nota: 4.0
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Entiendo que en letra impresa sigues teniendo éxito en tus ventas, ganancias que no se ven perjudicadas por la repetición de personajes estandar que lo único que varían son la profesión, procedencia y lugar donde se desarrolla el romance ya que, el resto es fórmula adquirida y aprendida de mediocridad, que ofrece regocijo y alegría en el negocio, a pesar de su futilidad, de ahí tu valentía y osadía, de persistir en el empeño de llevar a la gran pantalla, formato tras formato, las narraciones escritas pagando de tu bolsillo y supervisando el proceso y resultado.
Pero, ¿estás satisfecho, Nicholas Sparks, escritor de grandes relatos de amor y, tantos otros romances de bagatela? Porque mucha intensidad, calor y énfasis en esta bifurcada historia no se halla, escribiste de memoria recordada, sin esfuerzo de gran invención, lo que, en otra ocasión, hubiera sido talento absorbente de deleite para el lector o vidente y, la verdad, tanto monta-monta tanto pues si uno es complacido/el otro estará dichoso y aquí, sinceramente perdemos todos, habilidad fallida que creyó, con conciencia de ego que tiene la posición segura, que era suficiente con la simplicidad de los intérpretes y la uníon banal de los hechos.
Y francamente, quien se embarca en tu lectura y visión quiere soñar de ilusión, volar de imaginación, emocionarse por ardiente empatía de una perfección de romance que llena el alma y abraza con cariño al corazón, suspirar por el protagonista/ser la reina de cada fotograma, saborear con vehemencia la magia y chispa entre ellos, anhelar que nunca acabe y, cuando llegue tal nefasto momento, volver a empezar el libro o la cinta de nuevo para revivir, con mayor arrebato si cabe, lo ya sentido.
De modo que te repito ¿estás satisfechos Nicholas Sparks? Porque, en concreto para este largometraje, puede que te ayude el debut muscular, de ojos verdes, del retoño de Eastwood quien, visto lo visto, más vale que tome lecciones de su padre para crecer y espabilar como actor pues, no todo es un cuerpo guapo y una cara bonita, y la entrañable aparición del, por siempre M.A.S.H., Alan Alda pero ¿debe valerle al espectador? ¿dónde quedó la seducción de las palabras dichas, la hipnotizadora voz oída, el cautiverio de escuchar la declaración de amor, el atractivo embelesamiento de la comunicación, la pasión de las distancias cortas...?, pero ¿qué has hecho George Tillman jr.?, ¿el escrito no daba para más o no has acertado con la elección, combinación y su diestro manejo?
Historia épica del pasado a la que se dedica más atención y favoritismo que la presente, cuyos pasos intentan emular un paralelismo de andadura y cohesión, donde se hace gala del recurso de las cartas -vamos a ir innovando un poco, ¿no?- y de la guerra y sus estragos -que tampoco has utilizado nunca, ¿verdad?- que resuenan a repetición de vals ya bailado.
Tienes experiencia de sobra, reconocimiento laureado, sabes cómo ofrecer contenido válido de sustancia suprema, maestría de correlación y valor útil de unir las piezas para lograr una exquisita pieza de tango que desfile y seduzca sola pero, he aquí un producto de cadena de montaje que rueda solo, sin sobresalto ni esfuerzo, donde el resultado confirma ser un aburrimiento de no destacar nada por encima de una media de aprobado, más por simpatía de la que escribe que por lo obtenido y ¿debo darme por satisfecha?, si hasta mi limitada inventiva es capaz de recrear situaciones más jugosas, de desenlace más potente, que las ofrecidas en este stand-by-me please (quédate conmigo, por favor) nada ocurrente/apenas suculento; bueno, en realidad es un choose me (elígeme) pero ¿qué más da?, también se supone, esta película era entusiasta historia de amor, y ha resultado ser futilidad adormecida.
Dejaste pasar, increíblemente, la calidez y encanto de tu pluma, y solicitaste el privilegio de la atención del espectador que se volvió, inesperadamente, decepción de ruina no calculada ni prevista que, inevitablemente, separó nuestros corazones en dos mundos confrontados, tú pensando que gustaría/el resto creyendo tu promesa incumplida en la que ya no sacia tu escritura, no convencen tus ideas, donde tu radial amorosa tropieza con el vacío original de más de lo mismo y sí, supone todo un sacrificio, pero de recompensa nula pues has defraudado a personas cuya esencia pretendia latir de emoción, dispuesta a dejarse encandilar por la belleza inteligente de tus palabras escritas, plasmadas en inolvidables escenas de imagen culminante aunque, eso sí, acertado director de fotografía que consigue unos planos y paisajes de ensueño, el mismo que pierdes tú con este simple y facilón rompecabezas.
Se busca romance perdido de consistencia sugerente y estímulos apetentes, a cambio se oferta baratija de ingredientes comunes y duración excesiva ¿truco o trato?
No terminó de convencerme ni como romance ni como melodrama. En condiciones normales sería un cate, pero tanto el inicio como el final me ha gustado mucho y le hacen subir el nivel.
No hay amor sin sacrificio. Nota: 6.