Muchos somos los que hemos recibido con bastante indiferencia el reciente lanzamiento del primer tráiler de 'Texas Chainsaw 3D', básicamente, porque no aparenta ofrecer nada nuevo que no se haya visto ya. Y nada nuevo es lo que aporta 'Atrapados en Chernóbil', a la que bien podríamos definir con la misma relativa indiferencia como una correcta, por no decir correctísima, cinta adscrita al llamado más por costumbre que por méritos género del terror (cinematográfico). Y como suele ocurrir en estas producciones de perfil bajo e iguales pretensiones son más las promesas que los hechos, más lo que podría haber sido que lo que finalmente es, si bien ser fiel a sus convicciones hasta el final le sirve cuanto menos para acercarse a ella con cierta y agridulce condescendencia apta, particularmente, para los más fans del género.La mención al avance de 'Texas Chainsaw 3D', la enésima reencarnación "del tío de la sierra" (esta vez... ¡¡en 3D!!), no es para nada fortuita... nada de dar puntada alguna sin hilo. A raíz de este avance, o más bien a raíz de las insinuaciones siempre desinteresadas y gratuitas de buena parte de los portavoces de la razón, la libertad, el sentido común y cuantas buenas causas existan en el mundo de que venía a ser "más de lo mismo" y de que no "parece que aporte nada nuevo", opinión que por cierto comparto y presagio que espero no se cumpla para bien (porque el nombre de Cara de cuero no se debería prestar a ser usado en vano), un compañero de este recóndito territorio online defendía como fan acérrimo la idea de que un slasher es un slasher, y si un slasher es un slasher lo es porque, básicamente, sigue una serie de patrones que definen, precisamente, al slasher como tal. O dicho de otra forma, que si uno pide una cerveza... no tiene por qué esperar que le sirvan otra cosa que no sea una cerveza.
'Atrapados en Chernóbil' no es un slasher, para nada, si bien viene a seguir a rajatabla el patrón de este tipo de producciones en las que un grupo de cachos de carne de muy buen ver quedan atrapados en un decorado potencialmente incómodo y a merced de, por no revelar más de la cuenta, una amenaza llamémosla X que insinúa que muy pocos de ellos llegarán a ver los títulos de crédito del final... en ese sentido 'Atrapados en Chernóbil' viene a ser una más, alargando la propuesta a base de carreras que no logran disimular la falta absoluta de una historia que contar, y que con mejor o peor suerte recorre toda una serie de lugares comúnes del género harto familiares sin deparar mayores sorpresas que el puntual susto afortunado o la ocasional imagen realmente perturbadora. Todo ello, faltaría más, montado y rodado a la manera que el siglo XXI ha dispuesto como propicia para dar cabida a todo tipo de cine barato, y que más que cámara al hombro podríamos definir como "móvil en mano", un modelo de resultados impredecibles que podríamos equiparar a darle una pistola a un mono... y que tiene a confundir, demasiado a menudo, la falta de medios con la insinuación como es el caso, algo que priva al espectador de sentir la amenaza como algo "real" (y no como un mero formulismo gratuito necesario).
Y funcionar puede funcionar, y por valer también nos puede valer, especialmente durante la calma de sus primeros 40 minutos que preceden a la tormenta de sus últimos 40, cuando es hora de prometer y cual político se puede especular sobre el día de mañana como si el mundo fuera aquel maravilloso lugar que nos prometía cada cinco minutos Andrés Montés. Durante esta primera mitad es donde mejor provecho se le puede sacar al ya un tanto manido tono de falso documental (por más que no haya una cámara grabando en la ficción), cuando el relato resulta más atmosférico y las incógnitas del que se supone es su argumento aún no tienen respuesta. Sin embargo, a partir del momento en el que la amenaza empieza a manifestarte de forma evidente y se concreta lo que hasta ese momento era todo un mundo de posibilidades, es cuando lo que hasta entonces había funcionado de forma convincente deja de funcionar... y la efectiva corrección de su propuesta se convierte en la aburrida, efectista y falsa corrección de quien no tiene más respuestas que las que vienen en el manual que regalan con el dominical, un discurso plano que vive de la herencia de un modelo al que rinde excesiva pleitesía e incapaz de mostrar voluntad por ofrecer algo que no esté ya escrito.
¿Tiene esto que ser necesariamente malo? ¿Acaso una cerveza no deja de ser una cerveza aún cuantas veces se vuelva a pedir? Podemos defender 'Atrapados en Chernóbil' siempre que nos apetezca, eso está claro, y de la misma manera que cualquier cosa es defendible si se saben utilizar las palabras adecuadas. Aunque no hay que buscar sentido a las cosas en el fondo de un vaso de cerveza, el símil más acertado que se me ocurre para con 'Atrapados en Chernóbil' es el de pedir una caña fuera ya de otras consideraciones: hay a quien le gusta y hay a quien no le gusta, y a quien le guste puede que la séptima no le suponga nada especial respecto a las anteriores pero tampoco es difícil que le entre igual de bien. No es nada nuevo o distinto, no es tan refrescante como la primera vez ni supone nada especial de lo que no pueda prescindir con el riesgo, si acaso, de que la suma le pueda ocasionar pasar un mal trago. Y con esto, lo cierto, es que no pretendo ni defender ni atacar lo que no deja de ser una más, tan prescindible como se quiera ver según el paladar, la compañía... y el momento.
Nota:
5.25
Por Juan Pairet Iglesias
Viene a ser que sí, a menos que seas fan declarado del género yo me abstendría, la verdad, dudo que te vaya a merecer la pena. A mí también me echan un poco para atrás este tipo de cintas, y si bien sus primeros 40 minutos me gustaron los siguientes demuestran que viene a ser como un pedo, una vez se gesta sólo queda el olor a m...
Lástima porque empezó muy bien
Nota: 5.