'Detroit' - Pero que

La última película de Kathryn Bigelow, la responsable de 'En tierra hostil' y 'La noche más oscura' pero también de 'Días extraños' se limita, en la práctica, a contar unos hechos sin provocar en el espectador una reflexión sobre lo que está viendo, más allá de la obviedad de dichos hechos. Del "de por sí". Una historia que vale la pena conocer pero que... una historia interesante pero que...
'Detroit' está bien... pero que termina por cometer el error de dejarse llevar por el complejo del "basado en hechos reales", como demuestran unos últimos 20 minutos que sobran por completo o las subtramas que no van a ninguna parte; también le sobra "la ejemplar conciencia del blanco progresista" que quiere concienciar en lugar de hacer pensar, que también no va a ninguna parte.
Pero que... dicho pronto y mal, me la suda la historia real propiamente dicha. Y la película no cambia eso. Hubiera sido preferible que a partir de ahí, partiendo de dicha base, Bigelow y Mark Boal hubiesen forzado la máquina, se hubieran desentendido de la presunta realidad y se hubieran tomado las libertades necesarias para hacer de este 'Detroit' una película mucho más... película.
Menos obvia, y a la vez, más contundente. Más ambigua y menos institucional. Es como si al final todo el caos, el terror y la tensión, y con ellos las personas quedasen en nada; como si tras esos 20 últimos minutos todo diera un poco igual. Como si los hechos devorasen a las personas, desprovistas en última instancia de la humanidad que presuntamente guía y marca sus acciones.
No por ello 'Detroit' deja de ser un gran in crescendo que se desarrolla con maestría del minuto 2 hasta el 100. Pero que... pero al que esos últimos 20 minutos amortiguan su buen (mal) rollo: 20 minutos que rompen la suspensión de la incredulidad, descabezan las tramas secundarias y sumen a conjunto en la indiferencia institucional de los eslóganes fríos y vacíos de campaña electoral.
Como si al final, a pesar de su apariencia, sus bondades e incluso sus relativos logros, no dejase de ser una película acomodada y muy de clase media: Muy de aquellos a los que les gusta señalar la mierda con el dedo, desde la barrrera y en especial la de los demás, pero a los que no les gusta que les salpique ni lo más mínimo. Como si a pesar de su indignación, en realidad no fuera con ellos.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Le doy un 7.
CRÍTICA: Pero que
La última película de Kathryn Bigelow, la responsable de 'En tierra hostil' y 'La noche más oscura' pero también de 'Días extraños' se limita, en la práctica, a contar unos hechos sin provocar en el espectador una reflexión sobre lo que está viendo, más allá de la obviedad de dichos hechos. Del "de por sí". Una historia que vale la pena conocer pero que... una historia interesante pero que...
'Detroit' está bien... pero que termina por cometer el error de dejarse llevar por el complejo del "basado en hechos reales", como demuestran unos últimos 20 minutos que sobran por completo o las subtramas que no van a ninguna parte; también le sobra "la ejemplar conciencia del blanco progresista" que quiere concienciar en lugar de hacer pensar, que también no va a ninguna parte.
Pero que... dicho pronto y mal, me la suda la historia real propiamente dicha. Y la película no cambia eso. Hubiera sido preferible que a partir de ahí, partiendo de dicha base, Bigelow y Mark Boal hubiesen forzado la máquina, se hubieran desentendido de la presunta realidad y se hubieran tomado las libertades necesarias para hacer de este 'Detroit' una película mucho más... película.
Menos obvia, y a la vez, más contundente. Más ambigua y menos institucional. Es como si al final todo el caos, el terror y la tensión, y con ellos las personas quedasen en nada; como si tras esos 20 últimos minutos todo diera un poco igual. Como si los hechos devorasen a las personas, desprovistas en última instancia de la humanidad que presuntamente guía y marca sus acciones.
No por ello 'Detroit' deja de ser un gran in crescendo que se desarrolla con maestría del minuto 2 hasta el 100. Pero que... pero al que esos últimos 20 minutos amortiguan su buen (mal) rollo: 20 minutos que rompen la suspensión de la incredulidad, descabezan las tramas secundarias y sumen a conjunto en la indiferencia institucional de los eslóganes fríos y vacíos de campaña electoral.
Como si al final, a pesar de su apariencia, sus bondades e incluso sus relativos logros, no dejase de ser una película acomodada y muy de clase media: Muy de aquellos a los que les gusta señalar la mierda con el dedo, desde la barrrera y en especial la de los demás, pero a los que no les gusta que les salpique ni lo más mínimo. Como si a pesar de su indignación, en realidad no fuera con ellos.
Nota: 6.75
Spoiler
Sobrecogedor todo lo que ocurre en el motel. Todo.
7