Se estrena en el circuito de arte de la CDMX la nueva cinta de Oliver Victoria, quien nos presentara ya un trabajo previo codirigido con Zimu Zhang, Érase una vez en Hungría (2014). De su nueva cinta, Paraíso perdido (México-Portugal, 2017), se trata de un documental de 91 minutos.

En el, la nostalgia de un lugar sagrado, y el deseo de volver a conquistar lo que una vez se perdió, hace de esta historia una invitación a soñar. Una reconstrucción del continente perdido del Atlantida hecha en las islas Azores, Portugal. Entre mitología y esoterismo, rodeados de una increíble naturaleza, todo ahí se vuelve sagrado y mágico, la geografía y las historias contadas se vuelven un juego del creer, una apuesta a lo increíble, y también, una Oda a nuestra existencia. Lubélia y Carlos representan el pasado, la memoria perdida del lugar, nos cuentan una notable historia de las Azores, vista como el Paraíso Perdido. Sus escritos forman parte de un plan divino para cambiar la conciencia humana, como personas elegidas para guiar a la humanidad. Carolina y Cajo representan el tiempo presente. Carolina, es un artista que hace mandalas, pero más allá de cualquier personaje, ellos son humanos. Ellos son una muestra de Azores. Son símbolos de la humanidad. Nina y Joao son el futuro, son la voz del mensaje, el espíritu de un sueño, que parecen mostrarnos cómo recuperar el Paraíso Perdido, transformando la isla en el nuevo paraíso para quien quiera unirse.

También con guión de Victoria, Paraíso perdido se encuentra producido por Palmera Films, Mercado de Luz, ARCA, y DOC NOMADS.