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Nómadas: Ni de aquí, ni de allá

por 31 de mayo de 2013

El aire simbólico que dan algunos directores a sus filmes, puede contextualizar definidamente su ejercicio si a todas luces no se ve una forma contenida en el fondo. En el caso de Nómadas (México-2011),  hay ciertas trabas para poder tener entre los ojos un delineamiento perfecto de una cinta que se acompasa favorablemente entre los símbolos e ideas de la soledad, el dolor humano, y el miedo; pero que no lo hace en la manipulación de tales conceptos, o al menos no de la mejor manera. Así, podemos ver desfilar las historias de Susan (Lucy Liu), una reportera neoyorquina descendiente de chinos obsesionada en desentrañar en un documental las razones que llevaron a su padre a suicidarse en una estación del metro en la Ciudad de México. Roberto (Tenoch Huerta), un ilegal que anhela regresar a su pueblo, reunirse con su esposa y disfrutar del dinero que ha ahorrado en los EEUU; quien se ve acompañado de Romualdo (Dagoberto Gama), otro ilegal que sin embargo disfruta su día a día en esa nación a la que ya se ha acostumbrado, pero de la que aún reniega; y Phil (John Cothran Jr.), un afroamericano que ve pasar su vida y la de los demás como limpia ventanas en los grandes rascacielos.

La dirección de Ricardo Benet (Noticias lejanas, 2004), muestra en esta segunda propuesta narrativa vía largometraje una historia que expone en documental dentro de la ficción con testimonios -ya en Nómadas ficcionados-, que anteriormente hubo obtenido de un documental en el que participaba, acerca de conductores del metro de la Ciudad de México que se habían topado con potenciales suicidas.

Lo anterior es un buen punto de arranque bastante llamativo y sugerente que sirve al mismo guión de Benet para no dejar una trama forzada que pudiera salir de la nada, pero da la sensación de haber querido observar ya en la totalidad vista, un poco más de este documental ficticio. De cualquier manera, hay motivaciones de los personajes en ese sentido, lo cual es por igual merecimiento a la psicología de los mismos la cual si no bastante delineada, sí ajustada a los acontecimientos dados en el devenir de la trama.

Pero contrario a lo anterior, resulta muy raro tanto empecinamiento por parte del guión, del director y del cinefotógrafo por mostrar esa vertiente austera y quizá muy pretenciosa de encaminar al espectador hacia la creencia de una cinta profunda cuando diálogos, escenas, e imágenes lo permiten; pero que no consiguen adecuadamente lograr un contexto fijo acerca del concepto de nómada como bien se ha titulado la cinta.

Ambigua y voyeristamente, con cámara en mano, Benet persigue a sus personajes para ponerlos ante una mirada exhausta acerca de la soledad y el dolor que este produce a quienes lo experimentan; pero también para mostrarnos esa atmósfera a veces gris a veces fría de gente que viene y que va, que avanza ante la cotidianeidad. Extranjeros en un país que les es extraño y a la vez tan extraños entre ellos mismos.

Cada relato por separado es potencial exponente de la migración pero visto desde una forma metódica y realista, que muestra el sufrimiento interno y soledad de los protagonistas –quizá una realidad más efímera que la de Perdidos en Tokio (Lost in translation, 2003) salvando distancias-; pero sin embargo, la totalidad del relato es insustancial y poco vistoso, con mucho contenido que se queda pobremente explorado y deja la notoriedad de un tema preciso y pocas veces tratado como la migración interna, para después, quizá para mucho después.
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