'Halloween: La noche final' - Final anticlimático
Las esperanzas de ver tratado a uno de los psicópatas más míticos de la historia del cine como es Michael Myers se fueron hasta muy arriba cuando supe que iban a volver de la mano de David Gordon Green y Danny McBride, incluyendo el regreso de Jamie Lee Curtis. La intención de descanonizar todas las entregas salvo la primera marcaba una intención de "vamos a hacer esto realmente bien y darle a Myers el sitio que realmente merece". Desgraciadamente, ese hueco no me pareció que se lo ganara en la muy decepcionante película de 2018 donde no parecía haber ningún avance importante y la mediocridad de algunas de las secuelas que descanonizaron estaba ahí.
La secuela estrenada el año pasado y titulada 'Halloween Kills' no fue bastante mejor. Bien es verdad que me gustó la idea presentada durante un tramo de la cinta donde se hace una mirada a los peligros de la muchedumbre enfurecida, cosa que especialmente en estos tiempos de redes sociales donde parece haber chorrocientos millones de activistas de teclado y ratón es bastante significativo tocar un tema así. Así que tenía ganas de ver si la mejoría se iba a confirmar con la tercera y última parte, la que iba a poner fin al mito creado por John Carpenter y Debra Hill hace 44 años. Pues no.
Todo lo que se podía esperar era un enfrentamiento final entre Laurie y Myers porque no había más que explorar; pero para los cuatro guionistas involucrados les pareció que lo más conveniente era seguir dando tumbos y se introduce a un nuevo personaje llamado Corey Cunningham, quien conoceremos ya al principio de la película y será un personaje central en toda la trama.
¿Y Michael Myers qué hace? Pues simplemente está por ahí, esperando a que los guionistas le den una excusa para volver a atacar. Mientras está esperando su turno como quien espera en el cajero del supermercado a pagar su compra el protagonista es Corey, a quien usan como recurso de la idea de la muchedumbre enfurecida, lo cual está bien. Pero mientras el tan esperado asesino en serie tarda en aparecer y se supone que todo esto se centra en él. El actor quien interpreta a Corey (Rohan Campbell) hace una interpretación bastante buena, aunque creo que se equivocan escogiendo a él como el protagonista.
Por supuesto no podían faltar las dosis de sangre y asesinatos marca de la casa, si bien (salvo por uno o dos) el resto de víctimas no cuentan con excesiva simpatía porque la película deja claro que "si los matan, se lo han buscado", lo cual no me parece que sea un recurso efectivo cuando no duelen las muertes de las víctimas; o quizás es un recurso de los guionistas para hacer sentir al público como si ellos fueran los asesinos, vaya usted a saber.
En conclusión, estamos ante un cierre anticlimático donde Michael Myers no parece importar un carajo y usan un relevo para seguir dando desarrollo al concepto de la muchedumbre enfurecida de la segunda película. Para acompañar al desaguisado, tenemos víctimas no del todo inocentes con lo que la compasión se va por el sumidero y tenemos a una población de Haddonfield en la que bastantes de sus habitantes son totalmente gilipollas. Para poner más vergüenza ajena, tenemos un final "Haddonfield Lives Matter" que da la idea de "el pueblo unido jamás será vencido" que me parece barato y maniqueo, el mismo tono que cuando alguien teclea en redes sociales o en Internet en general por la mayor injusticia del mundo que, en realidad, resulta ser una tontería como una catedral (el colegio Elías Ahuja os saluda).
Y como clavo final tenemos la desmitifiación de Michael Myers, la cual considero totalmente innecesaria y que quita todo el encanto y toda la esencia al personaje. No se le ha tratado como merece y esto es ya el broche final a un despropósito y a una ocasión perdida de trilogía que se podrían haber ahorrado, visto lo visto.
Por Michael Myers
Le doy un 4.