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'Bad Boys por siempre' - Dos policías rebeldes... 3

Vía El Séptimo Arte por 17 de enero de 2020
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La tercera entrega de 'Dos policías rebeldes' me trae a la memoria la cuarta entrega de 'Arma letal'. Espiritualmente, la idea viene a ser la misma, con los personajes de Mel Gibson/Will Smith comenzando a ser conscientes de que sus respectivas vidas tienen fecha de caducidad como las de los demás mortales. Ahora bien, la cuarta entrega de 'Arma letal' llegó a los cines seis años después de la anterior, mientras que la tercera entrega de 'Dos policías rebeldes' lo hará 16 años (y medio) después... y además, de la mano de otro director.

No puedo dejar de pensar en 'Mad Max: Furia en la carretera' como principal argumento a la hora de revivir cualquier vieja franquicia. En los grandes estudios de Hollywood da la sensación de que ya no quedan cineastas, sólo empresarios preocupados de los algoritmos, las marcas y los números. Gente a la que no le gusta el cine, sino el negocio. Cualquier negocio, estando en el que están porque la vida les ha conducido hasta aquí por inercia, no por vocación. Y diez años son los que separan a 'Arma letal 4' de 'Dos policías rebeldes 3'.

Ambas iban a existir. Por las buenas o por las malas. En el caso de la primera, lo hizo cuando el éxito de las anteriores aún estaba muy vivo y Mel Gibson seguía siendo una apuesta segura. Daba igual que el guión fueran cuatro apuntes sin desarrollar: Warner Bros. les dio más de 100 millones a lo que a esas alturas ya era una familia para que hicieran lo que quisieran. O lo que pudieran. Pero siempre sin perder la sonrisa. Los buenos tiempos aún estaban en la memoria de los espectadores. Y también en la de los propios ejecutivos.

No es el caso de esta tercera entrega de 'Dos policías rebeldes', condenada a existir más tarde que temprano. Porque sí, porque había que hacerla. Porque es lo que hay que hacer. El algoritmo, la marca, los números. Al precio que fuera. El resultado en verdad era lo de menos, que a estas alturas casi nadie se acordase de la franquicia daba tanto igual como que de la propia película nadie se acordase una semana después. Había que hacerla aunque fuera sin Michael Bay, aunque hubiera que esperar a que Will Smith ya no fuera infalible...

'Dos policías rebeldes 3' es por todo esto lo que cabe esperar que sea a estas alturas: La suma de una serie de intentos que como todas las enfermedades del Sr. Burns, se agolpan en lo que sus responsables han usado como guión. Un "monstruo de Frankenstein" que aglutina el paso de tantos y tantos guionistas a lo largo de todos estos años. El clásico proyecto apaleado por el "modus operandi" de la industria, por más que a pesar de los numerosos golpes haya acabado llegando a la línea de meta con una sorprendente dignidad.

O relativa dignidad. Es evidente que Sony no ha apostado fuerte por ella como hizo por la segunda entrega, producida cuando Michael Bay y Will Smith ya eran quiénes fueron. Es una secuela tardía que llega tarde, y que a diferencia de 'Mad Max: Furia en la carretera', no lo compensa ni con dinero, ni con talento, ni con una idea clara sobre qué quiere ser... si es que quiere ser. Una secuela tardía que llega tarde, y que lo hace pareciendo una de esas maliciosas secuelas "directas a vídeo" que producía la todopoderosa Disney de sus clásicos de animación.

Una nueva película "a lo barato" y que sin Michael Bay al frente, parece resuelta por compromiso. Porque a estas alturas había que hacerla, aunque carezca de chispa. O de ese encanto que hicieron de las otras dos algo tan sumamente entretenido de ver. 'Dos policías rebeldes 3' es simplemente entretenida, en una película de acción rutinaria, tirando a tontorrona y poco espectacular que apenas sirve como recuerdo de "aquellos maravillosos años", recuerdo que le confiere la dignidad y sobre todo el sentido del humor que le salvan la vida.

No es 'Mad Max: Furia en la carretera', aunque tampoco 'Men in Black: International'. Un término entre medias que "no está mal" y se deja ver, que al menos aguanta en pie con cierta dignidad y un acertado uso de la herencia como acicate cómico por más que, tantos años después, parezca una imitación más bien barata de lo que en su momento, los más viejos del lugar aún se acordarán, era un tipo de cine de acción "varonil", "violento" y "moralmente cuestionable" no tan preocupado por ser "políticamente correcto". Será que algunos nos hacemos mayores. Y eso.



Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

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