94 años al momento de su muerte. Fallece Mario Almada, una de las últimas leyendas del cine mexicano que supo llevar una carrera por demás digna y reconocida en el ambiente fílmico nacional, aún cuando el tipo de cine que el histrión realizaba, mostró decadencia en las últimas décadas.

Nacido en 1922 en Huatabampo, Sonora, falleció este martes 4 de octubre en Cuernavaca, Morelos a causa de un ataque cardíaco. En su filmografía, que es demasiado extensa, se cuentan entre 400 y 500 títulos -como actor-; además de haber participado como director, productor y guionista. Como actor, se inició en Madre querida a las órdenes del mismísimo Juan Orol. Aunque se le conoce en décadas posteriores con filmes como Todo por nada; Los doce malditos; La viuda negra; La banda del carro rojo; Emilio Varela vs Camelia La Texana; Pistoleros famosos; El tunco Maclovio; Chido Guan, el tacos de oro; La camioneta gris; y La zona del silencio.

Sus últimos trabajos un poco más conocidos por las nuevas generaciones son El gavilán de la sierra, de Juan Antonio de la Riva; La misma Luna, de Patrica Riggen; Morenita, el escándalo, de Alan Jonsson; Todos hemos pecado, de Alejandro Ramírez; El mar muerto, de Ignacio Ortíz; El infierno, de Luis Estrada; My first movie, de Manuel Villaseñor; y Casi treinta, de Alejandro Sugich. Su último trabajo filmado se llama Sangre de traficante que filmó este mismo año, dirigido por Jorge Ramirez; sin embargo hasta ahora, el último trabajo que veremos en salas cinematográficas del apodado "justiciero mexicano" es Zona invadida, de Héctor Campos y Ulises Meixueiro, que cuenta con fecha de estreno para la próxima semana, y que fue filmado hace tres años.

Almada, quien se mantuvo vigente hasta sus últimos días, recibió dos nominaciones al Ariel, y en 2013 se le otorgó el Ariel de Oro a su trayectoria más que destacada. Con él, muere parte de la historia de nuestro cine, sin él quizá esa parte no se entendería. Descanse en paz.