Casa Blanca es aquí el nombre de un pequeño pueblo pesquero en el Golfo de La Habana. Allí viven los dos protagonistas de este filme tan sutil como poético: Nelsa y Vladimir, madre e hijo, ella anciana, él con síndrome de down. Ninguno de los dos se puede gobernar en solitario, pero juntos logran una maquinaria increíble para llevar sus vidas adelante. Vidas sencillas, llenas de susurros y caricias, pero también expuestas a la amenaza del distanciamiento. “Naciste un príncipe”, le dice ella, mientras él le ayuda a bañarse. Juntos comparten cama, en una esquina cubana donde son los reyes de sus sueños.