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'Mátalos suavemente' - El crimen en tiempos de crisis

Vía El Séptimo Arte por 21 de septiembre de 2012
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Si hubo un bombazo el año pasado en el Festival de Cine de Cannes; una película a la que en un principio se prestó poca atención pero que después causó auténtico furor (no solamente en la Croisette, sino mucho más allá, convirtiéndose la cinta en cuestión en un auténtico título de culto), ésta fue sin duda 'Drive'. La que fuera la protegida de Johnny To (siempre haciendo caso a la rumorología) en el palmarés de la 64ª edición de dicho certamen, sorprendió primero a la crítica y más tarde al público de medio mundo, por suponer ésta una radical -en esencia- pero exageradamente agradable a la vista reinterpretación del noir genuinamente americano. Dicha lectura corrió a cargo (paradógicamente... o todo lo contrario) de un autor danés, y por ello teóricamente (esta palabra debería escribirse aquí en mayúsculas) ajeno a los cánones hollywoodienses. Nicolas Winding Refn y su última creación dejaron huella, con lo que era de esperar que Thierry Frémaux y compañía no tardaran en repetir la jugada.

Dicho y hecho. A sabiendas que las comparaciones son odiosas (más si cabe en el caso que ahora nos concierne), 'Mátalos suavemente' se presentó en sociedad en el mismo escenario que 'Drive', con intenciones muy parecidas... aunque, dígase ya, el resultado final no tiene absolutamente nada que ver. Cierto es que los denominadores comunes entre ambos productos son evidentes y no precisamente escasos (encontronazos de nacionalidades, ritmo pausado, acercamiento alternativo a las claves del mismo género...), pero no lo es menos -y esto es lo importante- la divergencia en el objetivo al que apuntan sus respectivos autores, y mucho menos la manera que tienen en mente para que el disparo llegue a alcanzar a la víctima.

Mientras al anónimo conductor especialista no le importaba probar con el cuerpo a cuerpo para atacar al enemigo, a los asesinos de 'Mátalos suavemente' (del excelente título en inglés 'Killing Them Softly', en clara alusión al hit de Charles Fox y Norman Gimbel), les va más la pulcritud -y cobardía- de los ataques a distancia. Una táctica igualmente efectiva y con el impagable beneficio de tener una relación mínima con el pobre sujeto que va a montar el más deplorable de los números, al darse éste cuenta de que le ha llegado la hora final. El ángel de la muerte -uno de ellos- encargado de dicha faena entra en escena al ritmo de la apocalíptica ''When the Man Comes Around'', interpretada por Johnny Cash, y está encarnado por ese monstruo del saber estar delante de las cámaras que es Brad Pitt. A su lado, un reparto no tan llamativo sobre el papel, pero de igual -o más- calidad a la hora de la verdad. Rayan a gran altura el siempre memorable Richard Jenkins, el gran James Gandolfini, el emergente Scoot McNairy e incluso un Ray Liotta al que para la ocasión se le pidió que desempolvara -y seguramente ensanchara- las mejores galas que en su día lució en 'Uno de los nuestros'.

Dirigiendo esta orquesta de lujo está el neozelandés Andrew Dominik, quien después de su muy discutida pero igualmente estimable 'El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford', repite colaboración con Pitt para llevarnos una vez más al terreno que mejor conoce (así lo atestigua su currículum, en el que también encontramos la repulsiva 'Chopper'): los bajos fondos de la sociedad. Como ya sucediera en el clásico de Martin Scorsese antes citado, se trata de un mundo en el que la mujer tiene un papel residual -sino denigrante-; es un mundo de hombres, o mejor dicho, de auténticas piltrafas humanas. Drogadictos, ladrones, asesinos a sueldo, chanchulleros de poca monta... Si analizáramos los crímenes de todos los personajes de este filme a medio camino entre el thriller y la comedia (ambas facetas con un toque negrísimo), seguramente estaríamos haciendo un repaso exhaustivo a cualquier código penal de cualquier país del mundo.

Las actividades delictivas que se muestran en 'Mátalos suavemente' son de una violencia que lo impregna todo. Desde los excelentes títulos de crédito iniciales (con un montaje sonoro impactante y calculadamente incómodo) hasta las escenas más explícitas (como la brutal paliza filmada a cámara lenta, en lo que puede interpretarse como una notable resurrección / actualización del cine de Sam Peckinpah y Walter Hill), la degradación moral se impone en cada situación. Esta podredumbre ya estaba presente en 'Cogan's Trade', la novela en la que se basa el filme, escrita por el casi padre fundador George V. Higgins, un autor también especializado en adentrarse en las cloacas más infectas, así como en impregnar su expedición de cuanta más suciedad mejor.

La novedad que aporta Andrew Dominik es contextualizar el relato original a los Estados Unidos más contemporáneos. La apuesta es valiente, en algunos tramos excesivamente obvia, pero siempre efectiva. Entre la comisión de crímenes varios y la sucesión de de los diversos -y geniales- diálogos y monólogos higginianos (término que posteriormente pasaría a denominarse "tarantiniano", en lo que es la cautivadora y muy atractiva narración, falsamente banal, de lo que podría definirse como una cotidianidad atípica en unos casos, desubicada en otros y a todas horas chocante), 'Mátalos suavemente' va introduciendo en un fondo que en realidad acapara el primer plano, numerosos cortes de voz reales en los que reconocibles figuras de la política estadounidense van manifestando sus opiniones sobre el estado de su amado país (¿o debería decirse negocio?), con la vista y la mente siempre puestas en la conquista de la Casa Blanca.

Con todos estos elementos cuidadosamente puestos sobre la mesa, Dominik se dedica a hacer malabares con ellos, con un estilo magnético y moderno. El resultado es un noir antológico, en el que se roza la perfección a lo largo de su primera hora de metraje. Pasado este período de tiempo, el relato pierde en fuerza, que nunca en interés, ya sea porque al fin y al cabo el núcleo central de la historia puede reducirse a mínimos microscópicos, ya sea porque llega un punto en el que el director parece no saber muy bien cómo concretar la figura que ha ido moldeando con tanta gracia. Sea como fuere, y lo pretendiera o no el equipo de Cannes, 'Mátalos suavemente' es una de las cintas más importantes del año, al tener ésta el mérito de hacer que lo escueto de su nudo argumental trascienda su estupenda dimensión estética, convirtiéndose el conjunto en un desolador canto sobre la crisis de valores de un sistema social en crisis.


Nota: 7 / 10

Por Víctor Esquirol Molinas

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