Lucía y el sexo

Iniciado por Rui Resende, 26 de Mayo de 2007, 08:00:10 PM

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Rui Resende

"Lucía y el sexo" (2001)




Escribindo belleza

*** Ese comentário puede contener spoilers ***

"la primera ventaja es que al final la historia no termina. Se va por un buraco y reempieza en el medio [...] la segunda y mayor ventaja es que podemos cambiar la direción de alli."

Eso resume basicamente las "ventajas" del cine de Medem. Lo que obtenemos con Lucía y el sexo es lo mejor. Argumento fantastico, bonito en todos los aspectos, visuales o escritos. Lo escrito es el tema. Realidad (d)escrita. El cine ha evolucionado para explorar eso. Aqui, la realidad se escribe con la escrita de Lorenzo. Voy a ententar a explicarme. El título engaña. El foco no esta ni en el sexo, ni en Lucía. Sexo es la causa de todas las otras emociones/acontecimientos y (d)esencuentros (por eso Lucía y sexo se quedán aqui los dos con relación a Lorenzo). La preocupación esta en la escrita como generadora de realidad. Apesar de eso, todas las mujeres son muy bonitas, como lo es todo el ambiente de la película. Como habia hecho ya en "Los amantes de lo círculo polar", Medem juega con una enorme complejidad en el espacio y el tiempo. Él es un maestro de lo que se llama narrativa no lineal, tiene consciencia completa de sus efectos en el espectador (ese es, al final, lo motivo y la definición de artista, controlar lo que se da y lo que se provoca). Coincidencia? Casualidad? Destino?. El drama en Medem vive de eso, las "puntas sueltas" que eventualmente se conectán, a veces por coincidencias, que tienen una extraordinária credibilidad cuando utilizadas por ese director. La línea conductora de la atención del espectador es llegar al final de todas esas coincidencias y descubrir lo que pasa alli (una vez más como en su otro grán experimento, "los amantes..."). Eso es contar una historia, de una forma contemporánea, y es lo más evolucionado que tenemos por ahora.

El truco, en Medem (y es aqui que se departa de los otros directores importantes hablantes de castellano, casos de Iñarritu o Cuálron) es trabajar con realidades que pueden o no ser provisionales. Un espectador no sabe nunca si lo que está mirando es la realidad de la película o la fición dentro de la fición de Lorenzo. También es muy poco claro (o tiene la claridad que Medem deja tener) donde y cuando las acciones ocurren. Él cria lugares, en la imaginació, no físicos (la película se transforma ella misma en su próprio lugar, en tiempo indefinido, en un universo dibujado por Medem). La isla, ella misma, tiene sus próprios contornos indefinidos, no se sabe si es desierta o habitada, o que lejos está de la "realidad".

La banda sonora es discreta pero eficiente. El tema principal es lírico, en coherencia con todo resto, y lleva la película para alguna relación con el cine lírico italiano (la direción de Tornatore y la música de Rota o Piovani). Esa es una mezcla interesante de ideas, que teniamos ya mirado en "La teta i la lluna" de Bigas Luna (español, catalán para ser preciso), con la banda sonora de Piovani (italiano). Eso mistura una produción hecha para ser bella en cada momento (la italiana) con la busqueda permanente por el inconsciente en la mente humana (Medem estudió psiquiatria), lo desconocido del alma y el drama absoluto, en una visión contemporánea de ese concepto.

Por cierto la fotografia es demasiado expuesta a la luz, aproposito (ambiente de sueño), pero esa es una opción que yo no apoyo. Pero esa es en verdad algo menor, llevando en cuenta todas las otras "ventajes".

Mi puntuación: 4/5. Yo creo que Medem se va a hacer en breve algo para la puntación máxima. creo mismo que podrá ser su próximo "Caótica Ana". Por eso escoji comentar esa para abrir ese blog. No lo dejen pasar.

Chris!

Un peliculón. Siempre me había tirado para atrás está película no se porque y cayo el otro día por fin y de lujo.
Me encantó los constantes cambios en el tiempo que hace y el tema de la novela como está planteado.
Casi se me saltan las lagrimas al final y todo, y eso viniendo de mi es mucho que creo que en la vida he llorado con una película...
Lo dicho, si alguien no la ha visto aún se la recomiendo. 9/10
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princesadelguisante

#2
Yo cuando la vi en el cine me quedé fascinada.
Es una película hipnótica, bella, rara, embriagadora, con una banda sonora increible y conmovedora por la infelicidad de los personajes que viven perdidos cada uno en su isla. Es una de las mejores películas del cine español y la que cuenta con una Paz Vega en estado de gracia, que por desgracia, es probable que no volvamos a ver, después de que se le hayan subido los humos.

Un 8'5.
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cicely

No me gustó,de  hecho aburrió  muchísimo,creí que no acababa nunca y la Paz Vega no acabó de convencerme...en fin,para gustos..

4/10


Un día sin sonrisa,es un día perdido.
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Sacri94

Nunca me ha gustado demasiado el cine español pero cada vez me gusta más. En este caso, 'Lucía y el sexo' no es que me haya apasionado ni enamorado, pero me ha gustado. Tiene un reparto conocido nacionalmente, que cuenta con una Paz Vega correcta en su papel (y muy guapa) de protagonista, un Tristán Ulloa que, para mi, es el que mejor lo hace de todos en el papel de Lorenzo junto con secundarios que me gustan bastante como son Najwa Nimri (tiene una voz que me encandila) y Javier Cámara.

A Julio Médem ya me lo conocía de 'Los amantes del circulo polar' y aunque esta no tenga nada que ver con la nombrada antes, si que se nota que es un director que cuida mucho lo visual y es que lo que más me ha gustado de 'Lucía y el sexo' es su apartado visual. Tiene escenas muy bellas, unos créditos iniciales hermosos y en todo momento la película es hermosa.

Lo que menos me ha gustado de todo y lo que hace que le de menos nota es su historia, que tiene un ritmo muy pobre y en ocasiones me he llegado a aburrir, en especial durante el romance entre Belén y Lorenzo. Además, la película dura sus dos horas y creo que es demasiado para una película con este ritmo. A favor de la historia tengo que destacar los momentos de amargura de Lorenzo mientras escribía ("Las voy a matar, ahora mismo las mato") y nada más, porque como he dicho no me ha apasionado.

También destacar la BSO, que me ha encantado, sobre todo en los tramos finales de la película.

Todo esto se queda en un 5,5 pero que en FA será un 6 porque aunque la película me haya parecido pesada en algunos tramos, en general me ha gustado.

"Puedo estar horas comiendo una perita."
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princesadelguisante

De entrañas, comparaciones, agujeros y ventajas

"Me lo contó tan bien que aún me lo sigo creyendo. Siempre me gustó la gente que cuenta la vida (el cine) a su manera".

¿Una película puede respirar? Esta sí. Inspira y expira y susurra desde lo más profundo del océano. Es como un ser vivo submarino, pero terrenal a la vez (como todas las obras de Medem, que enraízan con la naturaleza; la primitiva, la terrenal, la vasca), que nace desde las entrañas, desde el instinto que se esconde en el estómago del director.

También es un cuento. Una historia entre real, imaginada, inventada, muy parca en coordenadas físicas, pues los espacios se convierten en un estado de ánimo. Y además es mágica, porque al llegar al final hay un agujero que te lleva directo a la mitad de la historia y desde ahí puede cambiar de rumbo.

Estas no son dos, sino muchas ventajas. Medem vuelve a abordar una compleja historia de amor, en la línea de "Los amantes del círculo polar" (1998), aunque de manera mucho menos perfecta, cerrada y coherente, sino más libre, más desordenada y desconcertante, aun cuando la pauta narrativa sea similar. En ambas obras centra el foco en dos personajes, femenino y masculino, Lucía y Lorenzo, en una y Ana y Otto, en otra. Ambas están divididas en partes, pero mientras la primera parece dividida en dos ("Lucía" y "el sexo"), la segunda va alternando la perspectiva de "Otto" a "Ana", para después unirlos/separarlos "Otto/Ana" y finalmente llevarles a la simbiosis máxima en la que ya no serán dos personajes aislados, sino "Otto en los ojos de Ana". En las dos películas el director juega con el tiempo narrativo, alternando pasajes del pasado, presente o futuro de los personajes, dejando pinceladas aquí y allá, como pistas que después cobrarán pleno sentido y cerrarán el círculo de la historia. Una trama basada en las casualidades, el azar o el destino, en ambos casos. Lo que sucede acontece casi porque sí, porque el narrador es el dueño de la narración y Medem nos lo demuestra en cada secuencia, asombrándonos, pero de forma no totalmente tramposa, pues la lógica impera dentro del presunto caos fatalista. No es casualidad que Lorenzo vea por la televisión la escena de un perro de presa al principio de la película, que la Luna llena aparezca en determinados momentos clave, que se reflejen sombras de distintos personajes sobre las olas rotas por el ferry en dos momentos diferentes, que aparezca un faro y una "i", que la isla no esté anclada a la tierra por ningún sitio y que en realidad flote sin rumbo mareando a sus habitantes y meciéndolos de un lado a otro como algas indefensas. Las casualidades están en la trama, pero no en la dirección, ni en el guión, que es coherente aunque nos despiste, juegue con nosotros y nos venda ventajas.

Otra coincidencia, la banda sonora que está a cargo del maestro Alberto Iglesias en las citadas películas. Y la música ciertamente se convierte casi en una presencia que da forma y moldea no ya a la trama, sino al propio espectador que queda hipnotizado y secuestrado entre un pentagrama viviente y palpitante. En "Lucía y el sexo" puedes sentir, puedes traspasar la plana segunda dimensión y alcanzar una tercera, no visual, sino auditiva, siendo sepultado desde lo profundo, desde los graves del lecho marino, desde el núcleo de la Tierra. Y Alberto Iglesias nos zarandea de aquí a allá en un vaivén de cuerda y viento. Una experiencia inolvidable.

La fotografía oscila entre lo claro y lo oscuro. Así, se sobreexpone en diversas ocasiones para dar la impresión de que no todo lo que se cuenta es real, sino que hay algo de ensoñación, aunque no nocturna sino excesivamente luminosa, como el lorenzo que da nombre al protagonista masculino, algo de desdibujamiento, de ceguera provocada. Pero también la noche es vital en la trama, porque esa luna, que también da nombre a un personaje, se convierte en constante espectadora de las felicidades y desdichas de quienes la observan/observamos embriagados.

Paz Vega mereció el Goya como mejor actriz revelación, pero Tristán Ulloa y Nawja Nimri están magníficos. Las caras de Ulloa interpretando al desconcertado y perdido Lorenzo, hacen que nos creamos su desesperación interna, sin rumbo. La parte final de Nimri, rompe la pantalla y haciendo propios los gestos de la Francesca de Meryl Streep en "Los puentes de Madison" (con golpecitos al capó del coche y mano rozando suavemente su mejilla incluidos) nos transmite toda la amargura silenciada de su Elena, la mejor paellera valencia del Mediterráneo.

El sexo es parte importante de la trama y lo hay en todas las posturas y formas. Pero es necesario para conocer la carnal unión de los personajes, que parecen vinculados no ya por golpes de guión, sino por fluidos y conexiones de la piel. Javier Cámara es el único cabo suelto, que queda a dos velas, como siempre, ¿será por feo?, pero si es un gran actor que conseguiría que lo viéramos de guapo. Pero esa es otra historia. Y aquí llegamos al final de la nuestra.

Tú mismo, puedes dejarte llevar por el agujero y volver al centro de la crítica y cambiarle el rumbo, viendo la película y opinando lo mismo o lo contrario; o puedes desaprovechar las ventajas y no darle una oportunidad a Medem y a su excepcional forma de mirar, narrar y detenerse. Un director/autor personal. Se agradece.
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Chris!

Cita de: princesadelguisante en 30 de Enero de 2011, 02:43:31 PM
De entrañas, comparaciones, agujeros y ventajas

"Me lo contó tan bien que aún me lo sigo creyendo. Siempre me gustó la gente que cuenta la vida (el cine) a su manera".

¿Una película puede respirar? Esta sí. Inspira y expira y susurra desde lo más profundo del océano. Es como un ser vivo submarino, pero terrenal a la vez (como todas las obras de Medem, que enraízan con la naturaleza; la primitiva, la terrenal, la vasca), que nace desde las entrañas, desde el instinto que se esconde en el estómago del director.

También es un cuento. Una historia entre real, imaginada, inventada, muy parca en coordenadas físicas, pues los espacios se convierten en un estado de ánimo. Y además es mágica, porque al llegar al final hay un agujero que te lleva directo a la mitad de la historia y desde ahí puede cambiar de rumbo.

Estas no son dos, sino muchas ventajas. Medem vuelve a abordar una compleja historia de amor, en la línea de "Los amantes del círculo polar" (1998), aunque de manera mucho menos perfecta, cerrada y coherente, sino más libre, más desordenada y desconcertante, aun cuando la pauta narrativa sea similar. En ambas obras centra el foco en dos personajes, femenino y masculino, Lucía y Lorenzo, en una y Ana y Otto, en otra. Ambas están divididas en partes, pero mientras la primera parece dividida en dos ("Lucía" y "el sexo"), la segunda va alternando la perspectiva de "Otto" a "Ana", para después unirlos/separarlos "Otto/Ana" y finalmente llevarles a la simbiosis máxima en la que ya no serán dos personajes aislados, sino "Otto en los ojos de Ana". En las dos películas el director juega con el tiempo narrativo, alternando pasajes del pasado, presente o futuro de los personajes, dejando pinceladas aquí y allá, como pistas que después cobrarán pleno sentido y cerrarán el círculo de la historia. Una trama basada en las casualidades, el azar o el destino, en ambos casos. Lo que sucede acontece casi porque sí, porque el narrador es el dueño de la narración y Medem nos lo demuestra en cada secuencia, asombrándonos, pero de forma no totalmente tramposa, pues la lógica impera dentro del presunto caos fatalista. No es casualidad que Lorenzo vea por la televisión la escena de un perro de presa al principio de la película, que la Luna llena aparezca en determinados momentos clave, que se reflejen sombras de distintos personajes sobre las olas rotas por el ferry en dos momentos diferentes, que aparezca un faro y una "i", que la isla no esté anclada a la tierra por ningún sitio y que en realidad flote sin rumbo mareando a sus habitantes y meciéndolos de un lado a otro como algas indefensas. Las casualidades están en la trama, pero no en la dirección, ni en el guión, que es coherente aunque nos despiste, juegue con nosotros y nos venda ventajas.

Otra coincidencia, la banda sonora que está a cargo del maestro Alberto Iglesias en las citadas películas. Y la música ciertamente se convierte casi en una presencia que da forma y moldea no ya a la trama, sino al propio espectador que queda hipnotizado y secuestrado entre un pentagrama viviente y palpitante. En "Lucía y el sexo" puedes sentir, puedes traspasar la plana segunda dimensión y alcanzar una tercera, no visual, sino auditiva, siendo sepultado desde lo profundo, desde los graves del lecho marino, desde el núcleo de la Tierra. Y Alberto Iglesias nos zarandea de aquí a allá en un vaivén de cuerda y viento. Una experiencia inolvidable.

La fotografía oscila entre lo claro y lo oscuro. Así, se sobreexpone en diversas ocasiones para dar la impresión de que no todo lo que se cuenta es real, sino que hay algo de ensoñación, aunque no nocturna sino excesivamente luminosa, como el lorenzo que da nombre al protagonista masculino, algo de desdibujamiento, de ceguera provocada. Pero también la noche es vital en la trama, porque esa luna, que también da nombre a un personaje, se convierte en constante espectadora de las felicidades y desdichas de quienes la observan/observamos embriagados.

Paz Vega mereció el Goya como mejor actriz revelación, pero Tristán Ulloa y Nawja Nimri están magníficos. Las caras de Ulloa interpretando al desconcertado y perdido Lorenzo, hacen que nos creamos su desesperación interna, sin rumbo. La parte final de Nimri, rompe la pantalla y haciendo propios los gestos de la Francesca de Meryl Streep en "Los puentes de Madison" (con golpecitos al capó del coche y mano rozando suavemente su mejilla incluidos) nos transmite toda la amargura silenciada de su Elena, la mejor paellera valencia del Mediterráneo.

El sexo es parte importante de la trama y lo hay en todas las posturas y formas. Pero es necesario para conocer la carnal unión de los personajes, que parecen vinculados no ya por golpes de guión, sino por fluidos y conexiones de la piel. Javier Cámara es el único cabo suelto, que queda a dos velas, como siempre, ¿será por feo?, pero si es un gran actor que conseguiría que lo viéramos de guapo. Pero esa es otra historia. Y aquí llegamos al final de la nuestra.

Tú mismo, puedes dejarte llevar por el agujero y volver al centro de la crítica y cambiarle el rumbo, viendo la película y opinando lo mismo o lo contrario; o puedes desaprovechar las ventajas y no darle una oportunidad a Medem y a su excepcional forma de mirar, narrar y detenerse. Un director/autor personal. Se agradece.


:obacion :obacion :obacion
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Havoc

#7
Pasiones desenfrenadas como sustrato de una película que es mucho más que escenas de cama explícitas. Y vaya si me alegro de ello, porque, a priori, no me llamaba nada la idea de la película y estaba realmente equivocado, ya que como digo ofrece mucho más, desde una portentosa narración que descoloca piezas en el tiempo, a unos actores maravillosos (especial mención a Najwa Nimri que está soberbia y encantadora).

Cargada de cierto halo de misterio, por momentos se torna confusa para finalmente dar a la desembocadura de los conflictos con claridad y precisión. Se aprecia que Medem juega con cierta ventaja debido a sus conocimientos de la psique humana, ya que en algunas ocasiones se torna algo ambiguo.

Muy satisfecho de haber visto una película que no entraba en mis quinielas y de la que tenía una idea preconcebida muy errónea.

Un 7.

"Pórtate como un hombre, joven Ridley. Por la gracia de Dios, encenderemos hoy en Inglaterra tal hoguera que confío en que nunca se apagará"



Mi "tuita": @trevo12eznik
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