"Soy manchego, me recupero pronto..."

Iniciado por Wanchope, 23 de Marzo de 2015, 10:17:41 AM

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Wanchope

«Tomando cañas y pipas». Así se quedó Mario, de 36 años, completamente ebrio, después de recibir seis puñaladas el pasado sábado por la noche en el distrito de Latina. Una reyerta fue el origen de los problemas que ahora le mantienen ingresado en el hospital Clínico de Madrid en estado grave, aunque su vida no corre peligro.

Los servicios de emergencia no daban crédito a la rocambolesca historia de este hombre, que primero participó en una pelea en la calle Sepúlveda, o cerca de ella, en el barrio de Lucero, y después se quedó de copas con sus amigos como si tal cosa.

Cuando los médicos del Samur-Protección Civil le atendieron, comprobaron que tenía seis heridas de arma blanca en distintas partes de su cuerpo. Es cierto que cuatro de ellas eran tan sólo cortes superficiales, pero otras dos, una en la espalda y otra en el tórax, eran penetrantes.

Sin embargo, cuando le preguntaron si no había sentido necesidad de acudir antes a un médico, el hombre respondió: «Soy manchego, me recupero pronto», y por eso justificó haberse quedado de copas con sus amigos unas tres horas después del suceso.

Órganos vitales

La suerte que tuvo es que en principio ninguna de esas dos heridas penetrantes le afectó a un órgano vital como el riñón o el hígado, porque si no incluso podría haber fallecido por no ser atendido a tiempo. No obstante, los sanitarios del Samur-Protección Civil que le atendieron le trasladaron de urgencia al hospital Clínico para que le trataran sus heridas y le hicieran pruebas por si había alguna herida interna no detectada en la calle, según informó un portavoz de Emergencias Madrid.

Testigos del suceso relataron que el hombre iba muy bebido cuando le atendieron, y por eso seguramente no se enteró de sus heridas o no les dio importancia. Fueron sus propios amigos los que, al salir del bar, le vieron la sangre y llamaron a los servicios de emergencia. Entre los demás detalles de esta extraña historia está que el herido estuvo piropeando a las enfermeras del Samur que le atendían, con frases como: «Viendo lo guapas que sois vosotras, cómo estarán vuestras hijas», y otras frases por el estilo.

Además, se da la circunstancia de que nada más producirse la pelea acudió la Policía. Al ver al herido, pero sin observar que tenía heridas de arma blanca porque se las tapaba la ropa, le preguntaron si necesitaba atención médica, y él dijo que no, que estaba bien.

Tres horas más tarde los mismos policías estaban estupefactos ante la situación, relataron fuentes policiales. Mientras, la Jefatura Superior de Policía dijo este domingo que está investigando el suceso, aunque en un primer momento los datos eran muy escasos porque el propio herido no facilitó detalles de la pelea. De hecho, ayer no se sabía si había ocurrido dentro del bar o en la calle, si habían participado los amigos o si había más heridos.


Fuente: el mundo
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jescri

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Turbolover1984

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KellerDover

Acho chaval noh vamoh a por una servesica fresca que la pelea ma dao seh
:flipando
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Wanchope

El 'manchego' apuñalado, desde el hospital: 'Él cobró más que yo'

«¿Que cómo estoy? Pues genial, cojonudamente, cómo voy a estar... Si puedo correr ya y todo. Nada, esto no fue nada, hombre. El que debe de estar fastidiado es el otro, que cobró más que yo. ¡Ése sí que tiene que estar mal!». Lo cuenta a la primera de cambio, aún con seis puñaladas en el cuerpo y un buen derrame en un ojo, Mario A. S., el trabajador autónomo que protagonizó en el barrio de Lucero, el pasado sábado, uno de los episodios más celtibéricos de los últimos tiempos en Madrid.

Según los testigos y fuentes de diversos servicios de emergencia, el hombre, de 36 años, estuvo tres horas de fiesta con las heridas encima, hasta que fue ingresado de urgencia y montó una animada tertulia en la ambulancia, con frases como «si yo soy manchego, me recupero pronto», o bien «viendo lo guapas que sois vosotras [a las enfermeras], cómo estarán vuestras hijas».

Mario, un tipo afable y castizo, al que este diario localiza comiéndose un puré y aparentemente lleno de energía en el Hospital Clínico San Carlos, niega la peripecia en general, y sobre todo matiza los detalles: «Yo no sé ni qué hora era, pero... ¡Qué voy a estar tres horas por ahí apuñalado! Eso no es así, hombre. Yo sería Supermán, o habría muerto desangrado. Ya me volvía a casa tranquilamente... No sé ni qué hora era, pero cuando pasó la movida yo me iba para casa, no seguía de farra, claro que no. Me iba ya, y fue cuando pasó todo».

Su versión del apuñalamiento: «Yo iba por la calle y detrás iba un chaval joven, latino, de unos 20 años. Me dice: 'Oye, ¿tendrás un cigarro?'. ¡Pero de buen rollo! Y yo le doy la cajetilla. 'Claro, hombre, coge, coge sin problema'. Y cuando me doy cuenta me está registrando los bolsillos. Total, que le doy una patada y le digo: 'Anda, chiquitín, vete a tomar por culo'. Él era bajito, poca cosa, un chaval. Entonces me agarra el móvil. Le digo: 'Que me des el móvil, hombre, que me lo des'. Y entonces le tiro al suelo, me lío con él, y cuando le tengo atrapado en el suelo debió de sacar un estilete o un abrecartas o algo así y clavármelo... Yo la verdad es que ni me di cuenta».

Mario A. S. no recuerda los cortes pese a que, como se ve en las imágenes, varios de ellos fueron en la misma mano con la que peleaba con su asaltante, como atestigua un gran hematoma en su puño izquierdo, entre otros moratones.

«Cuando le dejé, se iba con mi cartera. Le tuve que gritar: 'Deja la cartera porque si no voy yo a por ella, ¿eh?'. Y el tío la dejó en el suelo muy obediente». La víctima, cuyo rostro no quiso que fuera fotografiado -«yo quiero volver a mi vida normal, a mi trabajo»-, recibe una llamada de un programa de televisión mientras atiende a los reporteros de este diario. Al colgar dice: «No hay dinero en el mundo que me pague salir en la tele, ni de coña».

¿Iba tan mal como haría suponer el no darse cuenta de llevar seis puñaladas en el cuerpo? «¡Qué va! Estaba de fiesta, eso sí, pero me acuerdo bien prácticamente de todo lo que pasó. El que iba jodidillo era él».

Otro desmentido: que fueran sus amigos los que le adviertieran de manchas de sangre en su ropa. «¡Qué va, hombre! Si fue gente que iba por la calle, yo no les conocía de nada... No eran mis amigos ni nada, que no digo que no podamos ser amigos en un futuro, pero se lo agradezco mucho. Ellos me vieron la camiseta mojada y me dijeron: '¿Llamamos al Samur?'. Y yo dije: 'Esto es una bobada, yo soy manchego, esto es una mariconada'. Nada más. Creo que no me di cuenta de las puñaladas un poco quizás por la adrenalina del momento y porque acababa de pelearme con un tío», remata el hombre, al que sólo le quedan de recuerdo unas pocas grapas repartidas por el tórax.

Mario, al que no le hace demasiada gracia su repentina fama, intenta desmentir las frases que según los testigos habría dirigido a las operarias del Samur... Pero no le sale demasiado bien: «Yo les dije: 'Coño, pues no estoy aquí nada mal, después de todo, rodeado de chicas guapas. ¿No tendréis alguna hija por ahí para mí?'. Fue por quitarle un poco de tensión a la cosa, para que vieran que estaba tranquilo», remata.

Y un detalle: ¿de qué parte de La Mancha es? «¿Yo? De Guadalajara. Bueno, pero vivo en Madrid. Yo soy un tío de barrio».

Ya sufrió otra puñalada de 16 cm. hace años

«¡Pero si eso de que no te enteres de una puñalada es una cosa muy normal! Qué coño, a mí me pasó ya hace años, que me dio una de 16 centímetros un neonazi que estaba metiéndose con un chaval... Aquello sí que fue jodido. Me tocó el hígado, un pulmón... ¡Y tampoco me enteré de nada!». Mario A. S. dice que «nunca» le ha tenido miedo «a la sangre», y pone un ejemplo: «¿Véis esta leche que me pegué el otro día con la moto?», alza la pernera del pijama hospitalario y muestra una contusión con una pinta verdaderamente horrible: «Pues esto me duele bastante más que lo que me hizo el pájaro ése, que la Policía lo va a pescar... Y es importante que lo pesquen, porque a matar sí que ha podido ir a matar, ¿eh? Este tío, si le dejan, va a liar alguna seguro. Lo siento por ellos, porque hay muchos que vienen de Latinoamérica muy jodidos, pero es verdad que a veces tiran de navaja muy fácilmente. Lo que pasa es que éste se encontró con uno con mala uva, y ya está». Recuerda el hombre que «hace años hubo un tío al que habían apuñalado en una parada del autobús y ni se dio cuenta, se subió al bus con el cuchillo clavado en la espalda». Se trata, según la agencia Efe, de la historia del ciudadano chino Yuri Lialin, quien en abril de 2008, en Rusia, fue acuchillado durante un borrachera de vodka y no se dio cuenta hasta que su mujer vio brillar el cuchillo -«pensé que era una horquilla», declaró ella- mientras ambos dormían en el hogar conyugal.


Fuente: elmundo.es
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perka


"The reader lives thousands of lives before he dies, the one who never reads only one"
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Wanchope

'Supermario' vuelve al tajo

Mario tiene un ojo manchado de sangre. Varias heridas más, fruto de un puñal en el cuerpo. "Incluso en el culo me dio". La mayoría en el abdomen. "¡Super Mario!", le gritan sus compañeros. Su padre está enfadado desde que salió la noticia que sorprendió al país: "Herido de gravedad un hombre tras ser apuñalado seis veces y quedarse de copas en un bar de Aluche". Y Mario, internado entonces en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, se convirtió en noticia. Una celebridad anónima.

Crónica lo encuentra en un edificio de Carabanchel. Rodeado de pilares de 400 kg. Perenne olor a cañerías. Camina entre un mezclador de hormigón y tablas de madera. No parece el mejor lugar para alguien que acaba de recibir el alta hospitalaria. "Hay que trabajar", dice. Pelo castaño, ojos verdes, 171 cm de estatura, robusto. Luce entero, excepto por la herida en el ojo.

Bromea sobre lo sucedido. Sobre una frase que, al conversar con él, se nota muy suya: "Soy manchego, me recupero pronto". Eso le dijo a los médicos del Samur cuando le auxiliaban. Esta frase, publicada por EL MUNDO, fue motivo de comentarios jocosos en televisiones, redes sociales, en cualquier pasillo. Incluso en un prestigioso restaurante siciliano escuché una conversación que versaba sobre él. En efecto, es de La Mancha, de Guadalajara, aunque se ha criado en la capital...

-Hasta en una web rusa de noticias se coló su hazaña...

-Hablé con el Samur relajado, quitándole hierro al asunto. ¿Qué querías que dijera? ¡Ay me han matado! ¡Y no dejarles trabajar! -dice mientras se limpia los dientes con un clavo del largo de un dedo.

-¿Sólo un día y medio de baja?

-Es que no tengo nada. No me duele. He tenido suerte. Han sido uno o dos cm. Como estoy gordo no me ha pasado nada. Doy gracias a las chichas. ¡Benditas sean!

-Hay quienes apenas les pasa algo, se piden un descanso...

-Como los futbolistas. Ellos se rompen una uña y dejan de trabajar. ¡Y ganan más que yo!

Las heridas de Mario
-Pero, ¡son seis puñaladas!

-Siete. Hasta en el culo. Quien lo hizo es un energúmeno, un asesino y un drogadicto.

A su alrededor se construye un edificio que tendrá cuatro apartamentos. Hay una reunión de obreros en la que no participa. Uno, al que llama Paquirrín, se detiene: "Si esas puñaladas hubieran sido dos cm más profundas, en el hígado o en el pulmón, otra sería la cosa".

-Son unos rasguñitos. Es poco más de esto... -enseña su mano donde tiene cortes profundos.

-Es un buen tajo -le comento.

-Poca cosa.

-¿Usted confirma aquello de que los autónomos son inmortales?

-Lo somos. No nos podemos morir ni pa' Dios. Los autónomos no cogemos ni un constipado.

-Y, además, no es su primera herida con esa profundidad.

-Me peleé con un neonazi por defender a un compañero africano. Era adolescente y estaba faltándole el respeto. Me respondió con una puñalada. Y no me enteré.

-Lo que sorprende es que parecen importarle poco sus lesiones...

-Si estuviera aún en el hospital no estaría contento. O si me hubieran dejado como la otra vez que casi me matan [16 cm de raja], 15 días de vida o muerte.

-¿Algo especial en la genética? -Le pregunto mientras observo a su padre [un hombre fuerte y bravo, pelo cano y ojos turquesa, socio de una empresa de construcción] gritar a lo lejos, maldiciéndome.

-Mírale. Y a él [otro compañero de obra]. O este hombre. Setentitantos y como un roble... -le da una palmada en el hombro.

-¿Es usted el dueño de la empresa que construye el edificio?

-Trabajo de albañil a sueldo.

-Que vuelva apenas le dieron el alta a la obra, habla de lo difícil que está la situación.

-La construcción es bonita. Es una pena que se la hayan cargado.

-¿Por cuánto hace el esfuerzo?

-Un jefe de obra gana unos mil euros. Ese es mi sueldo... Para que luego venga un mierdas y quiera robarme cuando me voy de fiesta.

-¿Qué es el trabajo para usted?

-Un hobby. El sábado, antes del ataque, estuve aquí hasta la noche, construyendo esta rampa. Después, como cualquiera, me fui con unos amigos a tomar algo.

-¿Y qué pasó?

-Me lié. En el camino de vuelta me quisieron robar la cartera con 20 euros y el móvil.

-¿Sólo por eso le clavaron siete veces? Enséñeme su teléfono...

-Éste es. -Saca uno viejo, maltrecho.

-Le habrían dado 10 euros.

-Por 30 euros me apuñalaron.

-¿Recuerda si le dijo algo?

-Lo tenía en el suelo. No se rendía. Mientras lo reducía: "Trabaja un poquito, sé buena persona".

-Después del suceso, ¿realmente se fue de fiesta?

-Me quedé unos 20 minutos cerca del lugar. Hasta que unos chicos me preguntaron qué me había pasado... Descubrí que estaba sangrando [muestra la zona de sus heridas, todas pudieron ser mortales].

-Se comenta que sólo podría soportar los navajazos con droga.

-Allí están los exámenes médicos. Alcohol, poquito. Nada más.

-¿Cómo soportó el dolor?

-La adrenalina, creo. Es muy poderosa. Mi atacante era agresivo y no razonaba. Sólo me defendí.

Un manchego universal

-La historia, que niega, del manchego de la juerga tras las puñaladas le ha hecho famoso...

-Pido que se corte ya. Este criminal puede tomar represalias. Es la última vez que hablo. Hay que dejar a la policía que haga su trabajo. Ése se va a llevar a alguien por delante. Si no lo ha hecho ya. Le deben condenar a 20 años y habremos ayudado a que haya un delincuente menos en la calle.

-Mientras le curaban, ¿quiso seducir a las enfermeras?

-Es que te pones bueno solamente de verlas.

-Su talante impresionó hasta a los del Samur.

-Me tumbé, hablé tranquilamente y quise ayudar. Es actitud positiva. Hay que actuar así en la vida.

-¿Antes trabajó en otra cosa?

-Lo que me interesa son las energías renovables. Eso haría ahora, pero las eléctricas no me dejan.

Fuma un cigarrillo. Dice no haber salido de Madrid y Guadalajara. Posee aura de hijo único, aunque tiene una hermana. Sigue jugando pasándose un clavo por la boca. Hasta que lo deja sobre un muro.

-¿Un mensaje?

-Hay que trabajar. Eso díganle a los chavales. Sólo eso.

Su historia ha pasado de la mofa a la oda al trabajador sacrificado. Al que le quieren robar y se defiende.

-¿Siempre tan auténtico?

-Los que trabajamos con pilares de 400 kg tenemos que ser claros, sin dudar. Se nos va la vida.


Fuente: elmundo.es
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