Filth, el sucio (Filth)

Iniciado por John Matrix, 23 de Octubre de 2014, 07:35:28 PM

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John Matrix

#FILTH



"Partiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de miseria", a Groucho nunca le faltaba razón. Televisión, whisky, Bruce Robertson enumera cada uno de los regalitos que Escocia le ofreció al resto del mundo a partir de su nacimiento, parece el mismísimo diablo. Desde fuera cuesta hacerse una idea del grado de decadencia de una nación concreta, y si los sondeos corriesen a cargo de Irvine Welsh la imagen de Inglaterra quedaría bastante alejada de aquel glorioso pedazo de tierra próspero e independiente que supo amarrarse a su moneda cuando tuvo oportunidad, para que vamos a dar largas al asunto. Un país puede ser lo que dicte su capital, por algo vivimos en el sistema en que vivimos. En "Trainspotting" Renton pecaba de adicto y Welsh sabe bien lo que supone engancharse a algo, entonces la denuncia era inherente a sus palabras. Y que le jodan a Reino Unido.

En "Filth" dejó de ser conveniente, para limpiar el cuarto de baño hay que entrar en el cuarto de baño. Lo que llevó siendo un HYPE de más de un año, y el daño queda, con Boyle probablemente hubiera sido diferente, no mejor, diferente, a estas alturas es absurdo pronosticar tan buen resultado. Baird es un completo desconocido y su adaptación se nota hambrienta, el material por encima de lo materializado. Pero mentiría si dijera que esta no ha sido una de las experiencias más viscerales del 2013, más aún, si dijera que no cumple las expectativas tras meses y meses de espera, clips, posters y críticas alentadoras. Lo que comienza como una comedia británica al uso torna de inmediato a la senda de la amargura, grotesca y reveladora, incuestionable en su descenso al vertedero de un hombre dispuesto para la más rotunda de las derrotas. Y que le jodan al optimismo.

¿Y el colmo del mal bicho?: ser emulado con buen gusto. Que digo, James McAvoy jugándose la salud no es de la clase de cosas que van a tener recompensa de aquí a un futuro próximo, el rechazo se cobró su parte. Lo que le supuso un premio nacional independiente al mejor actor protagonista es en realidad una metamorfosis antinatural en el sentido más amplio de lo que cojones se quiera dar a entender porque da igual que se escriba o se subraye, hay que verlo. Sabía que debía ser un cerdo y se revolcó a fondo, gruñó, gruñó y gruñó, se dejó el alma, una de las interpretaciones masculinas más sinceras y sacrificadas que haya visto nunca, reverencia absoluta. Y que le jodan a la academia.

El aspecto definitivo (definitivamente despreocupado) de la película casa perfectamente a nivel estructural conforme se van sucediendo los distintos enfrentamientos entre la brigada. Bruce busca ese ascenso, arrastra consigo la imagen de un ceño fruncido frente al espejo, un ronquido grueso y un cigarro en las últimas. Algo pasa, y la frecuente formalidad de su relato (denominación de origen) se deforma casi sin percibirlo al delirio y a la crueldad de un desenlace que se permite el placer de la ironía, no como ocurrencia, si no como derecho propio. Destapa su enormidad, y de la carcajada al tembleque un par de impagables secuencias acompañadas por el soundtrack mejor planificado de toda la historia... exageraciones aparte, una estupenda selección de sonidos (con un eufórico Clint Mansell a la cabeza y clásicos de Billy Ocean y David Soul con sorpresa incluida) para una todavía más estupenda selección de imágenes. Severas e inolvidables por su hilaridad y situación, no hay que olvidar que estamos asistiendo a la completa destrucción de un individuo y del espectro social de siempre que se las sabe de puritano, del radicalismo del que se reniega por ser menos "aparente" que el que se acostumbra a conservar. Y que le jodan a Serpico.

97 minutos, y si me apuras, atendiendo a la tendencia de no soportar la duración media (desorbitada) de las películas de hoy en día, aquí se sentía necesario lo de seguir la corriente. Su modestia, fruto del bajo presupuesto, anula la ventaja que habría supuesto abarcar algo más del texto original, y si bien su metraje se antoja esquemático (nada fuera de lo normal tratándose de los hijos de la Gran Bretaña), no olvida perder la cabeza cuando más le conviene. Como una puta vaya, como la más guarra. Tramposa pero fascinante, moderada pero chocante, graciosa pero mortal, ideal para pasar unas felices fiestas con la familia y los amigos al margen de toda ley que implique, entre otras cosas, cumplir las normas. Eso es Filth, una corrupta y repulsiva maravilla repleta de nieve, villancicos y puñaladas traperas. Y que le jodan a Santa Claus.


VOTACIÓN: 7/10
"It's very gratifying to watch a man you don't like try to pull his own balls out of his throat"

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Beyond

Está muy bien para pasar el rato. Como dice en el cartel, es desenfrenada, irreverente, entretenida... Ideal para ver con amigos y luego reírse un rato comentando la jugada. He escuchado a gente comparar esta película con Torrente debido a la incorrección política del protagonista, aunque el personaje de Filth me parece más profundo, más inteligente, más manipulador... En general, esta película me parece bastante superior a la conocida saga cinematográfica española.

Mi nota es 6/10.
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Soprano

Hace ya unos meses que la vi pero tengo un buen recuerdo de ella, coincido con Beyond en que ofrece precisamente lo que promete el cartel con un James McAvoy enorme en su papel de policía corrupto y desenfrenado, el humor negro del que hace gala la cinta depara mas de una situación desternillante o cuanto menos divertida, ahora bien en ese sentido creo que es mas madura que la saga Torrente aunque entiendo que alguno pueda buscarle similitudes.
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reporter

Ensuciando la ciudad

A Tommy le dejó la novia, y desde entonces vagaba por Edimburgo cual alma en pena. Aquello (su vida, por así llamarla) no funcionaba. Necesitaba un cambio de aires, en la acepción más literal de dicha expresión. De modo que Tommy reunió a sus amigos, los metió en un tren y los hizo bajar en la estación más remota de toda la línea. Ante ellos, la inmensidad de la naturaleza. El aire puro a su entera disposición... porque algo bueno tenía que tener eso de ser escocés... ¿no? Lástima que su compañero Renton no opinara lo mismo. El pobre ya no podía más, y claro, explotó: "¡Es una mierda ser escocés! Somos lo más bajo de entre lo más bajo, la escoria de la puta tierra, la basura más servil, miserable y más patética jamás salida del culo de la civilización. Algunos odian a los ingleses, ¡yo no!, ¡sólo son soplapollas! ¡Estamos colonizados por unos soplapollas! ¡Ni siquiera encontramos una cultura decente que nos colonice! ¡Estamos gobernados por unos gilipollas! ¡Esto es una grandísima mierda Tommy, y todo el aire puro del mundo no cambiará las putas cosas!"

Era 1996, año en el que un tal Danny Boyle, acompañado por Ewan McGregor (y por algún cómplice de crimen más) salta definitivamente a la fama, adaptando para la gran pantalla la prosa infecta (en el buen sentido) de Irvine Welsh. Casi veinte años después, una mirada atrás hace que todo pareciera más tranquilo, incluso en aquel pasado en el que la heroína era la única razón para vivir. En 2014, por poco que los "colonizados" no se independizan de los "soplapollas"... y ya veremos lo que sucede en territorios mucho más cercanos (ejem...). Pero no salgamos de Escocia, porque ahí hay alguien que se siente orgullosísimo de su pueblo. Bruce Robertson se lanza a la calle, mira a su alrededor y se reafirma más en sus tesis de vanidad nacionalista. Eso sí, a ojos del espectador, quien todavía se siente cómodo en la distancia (pues esto no ha hecho más que empezar), la realidad es mucho más espantosa de lo que describe el tipejo en cuestión. Cuidado, y también es potencialmente mucho más graciosa.


¿A qué es debido, pues, ese choque tan radical en la apreciación del entorno en el que ahora nos movemos? ¿A nuestro escaso conocimiento de la realidad escocesa? ¿Al hecho de que el narrador apunte a mentiroso de campeonato? A todo, un poco, pero sobre todo a lo segundo, aunque como decían las Sagradas Escrituras, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. ¿Nadie? Perfecto. Además, hay que entender al hombre, su vida romántica-laboral pasa por un momento de máximo frenesí... aunque también es importante no olvidar que las drogas van a jugar un papel esencial en esta función. El estado emocional va totalmente ligado a los gramitos de más o de menos, y no hablamos de dietas. Otro dato a tener en cuenta: ganar dinero estimula al cerebro de la misma manera que lo hace la cocaína. Con esto en mente, sigamos escuchando el testimonio de Mr. Robertson, quien está a punto de conseguir un ascenso que, a)- le hará ganar más pasta gansa, b)- le abrirá nuevos horizontes en la siempre variada e interesantísima oferta de estupefacientas y c)- dará un soplo de aire fresco (o "puro", como decía el bueno de Tommy) a su matrimonio.

Por supuesto, Irvine Welsh vuelve a estar al mando. En esta ocasión el texto adaptado es 'Filth', novela que de paso va a dar título a la película que nos ocupa (y cuyo título se mancilla en nuestro país por medio de la reiterativa coletilla de ''el sucio''). La época en la que transcurre la acción nos remite, por cierto, a esa gloriosa (?) década de los 70 en la que el policíaco brit patrullaba imperante por una ficción que logró entrar con mucha eficacia en el imaginario colectivo. Se impone, igualmente, un fuerte regusto anacrónico que en cierto modo viene a hacer buena aquella profecía (seguimos con el mismo profeta) que decía que en algún momento del futuro, no habrá ni tíos ni tías, sino sólo gilipollas. El tiempo, ya lo ven, ha dejado de importar, tanto que lo mismo parece suceder con la propia película de Jon S. Baird, quien se encarga de cumplir las labores concernientes tanto a la dirección como al guión.

Es como si el máximo responsable del espectáculo (con el permiso de un James McAvoy en perfecta sintonía con su guarrísimo alter-ego) hubiera detectado demasiado bien los puntos fuertes del relato original de Welsh, omitiendo así (y queriéndolo o no) el nexo que les dé auténtico sentido. Es por esto que 'Filth, el sucio' se muestra tan convincente a la hora de aprovechar sus golpes de efecto (que no son pocos y no van precisamente escasos de impacto)... y tan floja cuando toca tirar de todo lo demás. Al final de esa orgía de sexo, drogas y corrupción, quedará en la memoria, seguro, alguna que otra impertinencia, alguna otra salida de tono, varias cochinadas, por supuesto; tal vez algún episodio exacerbadamente alucinado, y la sensación de que esta especie de "Torrente a la escocesa" (o si se prefiere, réplica cachonda del "Teniente corrupto" de Ferrara, incluso más que la versión de Herzog), convencido de que su pueblo es la hostia... pero a la vez una puta mierda, iba de un sitio para otro, sin parar, pasadísimo de vueltas, casi siempre divertido, en ocasiones ridículo y en otras desesperante... pero sin recordar muy bien por qué motivo exacto destrozaba vidas (la suya incluida) aquí y allá, y sin acabar de saber nunca con qué objetivo final, más allá de escandalizar en aquel preciso instante. Quizás con la heroína no hacían falta motivos, pero a esta esquizofrénica versión del mal, no le hubiera venido nada mal.

Nota: 5 / 10
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Yeezus

Vaya escándalo de película. Brutalísimo personaje que se casca James McAvoy que yo no sé si firma el papel de su carrera, pero desde luego está excelso. Evidentemente, la película no es una maravilla ni una obra maestra pero nov solo cumple, sino destaca en varios aspectos como su montaje o su excelente recopilación musical para su BSO, amén de McAvoy y del guión adaptado. Hecho en falta más de esa magia que tiene Escocia y quizá un poco más de porqué Bruce ya es así de por sí (pongo esto por no spoilear), pero no deja de ser una buena película y un increíble show de McAvoy.

Vaya ciego de kilates llevaría Irvine Welsh cuando escribió esto, ni Transpoitting pega tan fuerte como Filth.


That's what I say.
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AlvaroParker

Tiene muy pocas contras que echarle en cara.
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