Magical Girl

Iniciado por reporter, 19 de Octubre de 2014, 09:54:50 PM

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Sullivan

Cita de: jescri en 24 de Marzo de 2015, 12:27:51 PM
Yo no me dormí pero no es para menos. Una película de lo más monótona que sólo salva el eterno José Sacristán. Quiere, pretende y por lo que veo consigue en parte del público sorprender, pero no fue mi caso. Vale que es atípica, no racional, pero eso no quiere decir que sea una buena historia ni mucho menos que sea una película mínimamente emocional. Me dio un poquito de asco, no más.

Me desprecio. Te desprecio. Nota: 4.

Yo sí que te desprecio....  :mirada
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jescri

Cita de: Sullivan en 24 de Marzo de 2015, 12:57:44 PM
Cita de: jescri en 24 de Marzo de 2015, 12:27:51 PM
Yo no me dormí pero no es para menos. Una película de lo más monótona que sólo salva el eterno José Sacristán. Quiere, pretende y por lo que veo consigue en parte del público sorprender, pero no fue mi caso. Vale que es atípica, no racional, pero eso no quiere decir que sea una buena historia ni mucho menos que sea una película mínimamente emocional. Me dio un poquito de asco, no más.

Me desprecio. Te desprecio. Nota: 4.

Yo sí que te desprecio....  :mirada

Le he dado un 4, que no es poco   :gafas
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Wanchope

Cita de: jescri en 24 de Marzo de 2015, 01:09:47 PM
Cita de: Sullivan en 24 de Marzo de 2015, 12:57:44 PM
Cita de: jescri en 24 de Marzo de 2015, 12:27:51 PM
Me desprecio. Te desprecio. Nota: 4.

Yo sí que te desprecio....  :mirada

Le he dado un 4, que no es poco   :gafas

Es la misma nota que le di yo. Y para los yonquis de lo elevado y lo divino parece que sí, que es muy poco premio para tan magno desecho de virtudes cinematográficas.
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0iker0

Cita de: jescri en 24 de Marzo de 2015, 12:27:51 PM
Yo no me dormí pero no es para menos. Una película de lo más monótona que sólo salva el eterno José Sacristán. Quiere, pretende y por lo que veo consigue en parte del público sorprender, pero no fue mi caso. Vale que es atípica, no racional, pero eso no quiere decir que sea una buena historia ni mucho menos que sea una película mínimamente emocional. Me dio un poquito de asco, no más.

Me desprecio. Te desprecio. Nota: 4.

Nada de acuerdo contigo pero bueno...
Sherlock Holmes is a human trying to be a God. The Doctor is a God trying to be human.

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Amármol

Lo de 'cara de acelga' ha sido un puntazo; buen homenaje dentro de la película. Mi abuela, la madre de mi madre, no era de misa diaria pero sí dominical; y, de vez en cuando, como quien no quiere la cosa, preguntaba a quien pillara cerca ¿Quienes son los enemigos del hombre? Ante la cara sorprendida del preguntado, ella misma contestaba: 'Mundo, demonio y carne'. Por eso, al ver las dos primeras referencias, ya me esperaba la tercera. Carlos Vermut los usa para justificar los actos de los personajes principales ya que, según la creencia cristiana más fundamentalista, son los causantes de la mayoría de los pecados capitales. Queda en le aire la relación de Damián con Bárbara después de la escuela y el por qué de sus problemas judiciales - hay solo una vaga referencia - y creo que eso le hace no quedar del todo redonda. Las actuaciones de Luís y Alicia también le bajan la nota.

Un 8
Vive cada día como si fuera el último, porque un día será verdad. (Cassius Clay)

I am watching you!
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lourdes lulu lou

No supe de ella en su estreno pero, al ser nominada como candidata opcional a representar a España en los Oscar's, y sin ni siquiera conocer su sinopsis, me lancé de inmediato a su búsqueda, visión y opinión sobre ella.
Y, estoy impresionada, agradecida y contenta por esta suculencia de guión que aborda todas sus intenciones con resultado magnífico, logrando la captura de la conciencia y la aniquilación del estado de ánimo, más un interrogante continuo que no deja nunca de cuestionarte.
La forma en que enlaza los tres personajes es inquietante pues se apoya en una quietud y reposo que abruman y entrecortan, todo a partir del acuciante deseo de una niña moribunda, de ese precioso acto generoso de última voluntad por un ser querido, mancillado de forma ruin y tenebrosa ya que es un su pausado andar, lento y agónico caminar donde encierra el placer de esa violencia nunca manifiesta pero siempre latente, como quien se prepara para lidiar con el mal y la injusticia, técnica e instinto unidos para llevar a cabo la matanza, la estocada definitiva que acabe por redondear este macabro círculo de tres puntas -imposible pero presente- que, totalmente irracional, se decanta por su versión emocional, cuya accidentada conexión es fatal para el corazón y confusa para la mente.
Razón calculadora que une de forma accidentada, con serenidad perturbadora, con calma asfixiante, pánico sin grito ni escándalo que, educadamente, atraviesa sus pasos con armonía, escalofrío y una tranquilidad alarmante, mentiras dolorosas/verdades aún más dolientes que descomponen el mapa y destrozan la realidad lógica, perversa alteración que todo lo encaja por hacer feliz a una niña de 12 años con leucemia, bárbara tesitura que no duda en seguir adelante con el despropósito y la locura puesta en marcha, poder hechizador que manipula y pervierte lo que toca, que pide completar el puzzle con graves consecuencias, que desgarra por su crueldad traviesa y su deleznable osadía.
Terror, no del de sangre, no del que llena la vista con imágenes repugnantes o el oído con gritos espeluznantes, el peor de todos, el que se presiente pero no se observa, el que acecha pero no se deja ver, el que acosa en silencio para pánico y ardor del alma, que sacude los cimientos de manera deslumbrante, poco a poco, sin prisa pero con efectividad rotunda, certeza de un argumento que sabe dónde va, cómo dirigirse y controla con estupenda precisión los tiempos, magistral sinfonía que adquiere fuerza según evoluciona para acabar en un "in crescendo" máximo donde todo se apacigua, y el temblor maligno de lo sabido y callado deambula cual espíritu vengador, vigilante y ganador.
Es exquisita en su sequedad, tirante en sus momentos muertos, desquicio de descansos que se toman su espacio para proseguir y avanzar en su delirio, cuento de inicio hermoso cuya obsesión cumplidora malogra lo que acaricia, corrompe a quien le rodea y destruye toda su belleza de principiante, la virginidad de un anhelo ultrajada por el agravio de quien, ida y loca, manipula, maneja y obtiene recompensa, sea la que sea, inocente o culpable, todos se hallan dentro del registro pues "la única verdad absoluta, lo único que nunca cambiará es que dos más dos son cuatro", lo demás se puede arreglar o deshacer.
"Si pudieras elegir un poder ¿cuál sería?", disfrutar de esta fábula, oscura e intrigante, cuyo interés se cuela sin apenas sentirlo para saciar todos tus sentidos y apetencias, como espectadora he visto cumplida mi esperanza e ilusión de gozar de una cinta sosegada, elegante y austera que se mueve alrededor de un complejo personaje al cual ni define, ni muestra completamente en su dificultad, del que no ofrece pistas y donde, aún dejándote en la duda, quedas complacida y gustosa de lo saboreado.
Abre discusión y debate, polémica por lo que no aporta y deja en el aire, a la libre interpretación o, simplemente, a la asimilación de dicha ausencia como parte de su encanto; con todo, sea cual sea la postura, significa que has estado atento, que con su parte ralentizada y su encaje de lo que quiere darte/cuando lo desea, has seguido sus movimientos y meditado sobre su por qué, que, lo admitas o no, te has implicado.
Como los buenos vinos, cultiva el paladar para su consumo gradual y paulatino, descubre sus elementos, rellena su esencia y concluye la degustación con el entusiasmo de un thriller pasional, a ritmo melancólico y penitente, donde se dejan abiertas incógnitas pero se cierra, y alterna, el ciclo, donde el esclavo y sumiso, su obediente ángel de la guardia, se subleva y pasa a ser el amo instigador y dominante, su presto y rondador demonio.
Yukiko, "magical girl", juego peligroso se esconde tras la puerta, complacer tu capricho traerá secuelas, y ni hojalata ni nada, no habrá palabra que lo pare o detenga, iniciada está la partida, no seas el tonto que cree tener un as en la manga y la victoria asegurada pues, claro es que perderás con tus ingenuas cartas.
Te envuelve, te hace pensar. 
lou
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Michael Myers

#36
LA PELIGROSA ÚLTIMA VOLUNTAD

Que Carlos Vermut presentara hace unos meses una narración de la película Pulp Fiction, de Quentin Tarantino, en directo no sé si es casualidad, ya que si hay una característica que comparten ambas películas es su narración paralela que termina convergiendo, aunque aquí sí vemos que es lo que trae de cabeza a los protagonistas, al contrario que en la película ganadora en Cannes.

En cuanto a la película en sí, había escenas que no sabía por donde coger; sin embargo, con el pasar de los minutos se empieza a comprender lo que pasa, y la película se hace más llevadera. Eso sí, poco más a destacar aparte de esa narración (que es un gran mérito del guionista, que es el mismo Vermut), ya que la película llegado a un punto ya no sorprende tanto y, una vez cogido todo, no hay nada más a destacar. Lo único que no me esperaba era
Spoiler
la muerte de la niña por parte del personaje de José Sacristán.
[close]

Todo funciona bien, sin ningún aspecto a destacar. Correcta a secas.

6
Quizá en esos últimos días, el amó la vida con más intensidad que nunca, no sólo su vida, la de cualquiera, mi vida.
Y lo único que quería eran las mismas respuestas que el resto de nosotros: ¿De dónde vengo? ¿Adónde voy? ¿Cuánto tiempo me queda?
(Blade Runner)
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Wanchope

La peor película de Carlos Vermut, o por lo menos la menos personal. Película facilona para señoronas.
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jorgerll

Cita de: KellerDoverUn hombre camina por el paseo de una veraniega playa, junto al ruido de las olas. Cuando termina su largo paseo, que no presenciamos al completo gracias a unas cuidadosas elipsis, se encuentra frente a un restaurante que, al parecer, es uno de los mejores de la costa dado que sirve platos exquisitos y se sirve de una gastronomía tan peculiar como única, alejada de esa morralla para paladares ignorantes que año tras año invade las carteleras de los kioscos playeros.

Sin dudar ni un instante, el hombre cruza la calzada y se planta en el interior de dicho restaurante. A paso inusitadamente lento, recorre la sala principal y se dirige a la terraza en busca de un poco de sol, intentando encontrar un solo sitio en el que una luz ténue no sea la protagonista de la escena cromática. Llegado a tal, escoge una de las mesas, se sienta ante ella y espera, y espera, y espera pacientemente a que se acerque algún camarero (o alguien que, aún no siéndolo, se presente como tal) y proceda a tomarle nota.
Una vez aparece en escena, el camarero le pregunta por los alimentos que desea, y nuestro protagonista (que ya no era tal porque el camarero había pasado a formar parte junto a él de una serie de historias cruzadas) se decide a pedir un bocata de gaviota japonesa, a sabiendas de que en aquel restaurante, a pesar de la fama que tenía en cuanto a comidas extrañas, le sería tremendamente dificil de comer, y ello llevaría a sus responsables por una larga odisea (que incluye todo tipo de prácticas extorsionadoras y sexuales) para conseguir esos dichosos pájaros japos para un cliente que seguramente no vuelva a pasarse por allí en su vida.

Tras unos interminables minutos en los que observamos como nuestro hombre observa con cara de palo el horizonte, pretendiendo ser humanamente dramático, por fin llega el ansiado plato.
Tras un larguísimo plano con encuadre fijo, a larga distancia, en el que observamos cómo el hombre se sirve agua en su vaso, se pone la servilleta al cuello, y le da un bocado a ese manjar, la historia se precipita sin más dilación hacia su última escena, inesperada y tremendamente impactante, en la cual la cara del protagonista cambia a un pálido rostro para posteriormente, aseverar: "Me he comido a mi hijo".

PD: 3/10
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Amármol


Cita de: KellerDoverUn hombre camina por el paseo de una veraniega playa, junto al ruido de las olas. Cuando termina su largo paseo, que no presenciamos al completo gracias a unas cuidadosas elipsis, se encuentra frente a un restaurante que, al parecer, es uno de los mejores de la costa dado que sirve platos exquisitos y se sirve de una gastronomía tan peculiar como única, alejada de esa morralla para paladares ignorantes que año tras año invade las carteleras de los kioscos playeros.

Sin dudar ni un instante, el hombre cruza la calzada y se planta en el interior de dicho restaurante. A paso inusitadamente lento, recorre la sala principal y se dirige a la terraza en busca de un poco de sol, intentando encontrar un solo sitio en el que una luz ténue no sea la protagonista de la escena cromática. Llegado a tal, escoge una de las mesas, se sienta ante ella y espera, y espera, y espera pacientemente a que se acerque algún camarero (o alguien que, aún no siéndolo, se presente como tal) y proceda a tomarle nota.
Una vez aparece en escena, el camarero le pregunta por los alimentos que desea, y nuestro protagonista (que ya no era tal porque el camarero había pasado a formar parte junto a él de una serie de historias cruzadas) se decide a pedir un bocata de gaviota japonesa, a sabiendas de que en aquel restaurante, a pesar de la fama que tenía en cuanto a comidas extrañas, le sería tremendamente dificil de comer, y ello llevaría a sus responsables por una larga odisea (que incluye todo tipo de prácticas extorsionadoras y sexuales) para conseguir esos dichosos pájaros japos para un cliente que seguramente no vuelva a pasarse por allí en su vida.

Tras unos interminables minutos en los que observamos como nuestro hombre observa con cara de palo el horizonte, pretendiendo ser humanamente dramático, por fin llega el ansiado plato.
Tras un larguísimo plano con encuadre fijo, a larga distancia, en el que observamos cómo el hombre se sirve agua en su vaso, se pone la servilleta al cuello, y le da un bocado a ese manjar, la historia se precipita sin más dilación hacia su última escena, inesperada y tremendamente impactante, en la cual la cara del protagonista cambia a un pálido rostro para posteriormente, aseverar: "Me he comido a mi hijo".

PD: 3/10

Almodóvar te lo compraría.
Vive cada día como si fuera el último, porque un día será verdad. (Cassius Clay)

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KellerDover

Seguramente, pero creo que falta aún más aire de trascendencia emocional y dramática al asunto.
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