El aura

Iniciado por ÁngelNeg, 14 de Junio de 2006, 12:35:16 AM

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ÁngelNeg

EL AURA


Un aura muy negra

Existen directores que nos mueven por lo recóndito de sus historias y otros que lo hacen a través de la psicología de los personajes de sus cintas; pero hay algunos que intentan superar las expectativas de la gente y las propias al sentir la necesidad de revalorarse e intentar hacer cine de autor; un cine muy concreto y a la vez complejo que solo algunos han podido acuñar idóneamente.

  El director argentino Fabián Bielinsky, vuelve a la escena cinematográfica después de un largo tiempo con el thriller El Aura (Argentina/España-2005), con un guión que también es de su autoría. A Bielinsky lo recordamos por un excelente trabajo anterior titulado Nueve reinas (Argentina-2000) y que se le acerca mucho a esta nueva realización pero sin ni siquiera rozarle los talones.

  Aquí, un taxidermista epiléptico (Ricardo Darín)  tiene la obsesión de planear e imaginar los asaltos más perfectos. De cacería en un lejano bosque, un trágico accidente lo conecta inesperadamente con la posibilidad de ejecutar un verdadero delito: el asalto a un camión blindado que lleva las ganancias de un casino de la zona. Ahí experimentará un momento de iluminación en donde todo se le confundirá, creándole una crisis que involucra el uso de sus sentidos.

  Son varios los aspectos que hacen que El aura se quede a la mitad de un camino que se notaba estaba idóneamente trazado; el aspecto principal, es aquel que se refiere a la articulación de un buen guión; Bielinsky pudo tenerlo quizá en sus manos porque la trama así lo sugiere, aún cuando no nos convence del todo y la historia se torna fallida casi desde el primer instante. Por más que uno insista en ponerle atención, los baches argumentales son terribles.

  Existe una cadena lógica de tropezones que lleva a esa linealidad de la trama, y es que aparte de que puede o no convencernos, la lentitud con la que ocurre, obliga a ocuparnos de otros asuntos mientras esperamos pacientemente (impacientes no, pues la cinta ni siquiera nos procura la impaciencia necesaria para ansiar una buena escena que nos enganche, pues si en el inicio perdieron la oportunidad, en el minuto 10 es prácticamente imposible que lo logren).

  Existe una escena casi al inicio, muy bien lograda casi en un plano secuencia sin cortes, cuando el personaje principal se encuentra en el banco compaginando la historia del robo perfecto que le cuenta a su amigo con las acciones de lo contado; el problema es que nos parecerá algo que ya habíamos visto antes en algún lado, y es que el thriller es un género que los anglosajones han delimitado en extremo, y resulta casi inocuo, que muchas tramas se le parezcan.

  La fotografía de Checo Varese goza de momentos sublimes en exteriores; pero lo que definitivamente logra que sea placentero, es la música de Lucio Godoy, bastante acorde a lo narrado, más notoria en su edición y montaje; pero en este sentido resulta un tanto maniqueísta pues nos atrapa al ritmo de la imagen; eliminando todo sonido ambiental, haciendo notorio un fallo, el de la sincronización entre dos elementos sonoros. No hay punto de apoyo entre alguna imagen imponente y la música que es utilizada constantemente, sustituyendo así, la ausencia de diálogos.

  Las actuaciones son parcas, pero están delimitadas por la misma psicología de sus personajes y las actividades a que refieren, construyendo de la mejor manera una historia alrededor de sus características. Darín lo hace muy bien, pero su monotonía al no matizar, nos cansa durante casi 134 minutos. Confusa a momentos, el análisis de la cinta no nos invita a analizar, ni a reflexionar, pues su mensaje es ambiguo al no contener historias paralelas que lo apoyen.

  Sabemos que el aura como campo magnético, cambia de color en el curso de la evolución psíquica, pasando de un violeta a un blanco puro en los estados más avanzados; en esta ocasión, El aura cambia de un color verde hermoso, al acromático negro que representa obscuridad, y es que al final uno saldrá del cine creyendo que no ha visto nada, y eso en el cine no es permisible.

Por Ángel Negrete
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