NO

Iniciado por Dragondave, 08 de Febrero de 2013, 10:31:38 AM

Tema anterior - Siguiente tema

0 Miembros y 2 Visitantes están viendo este tema.

Dragondave

NO

Sinopsis:
Ante la presión internacional, el dictador chileno Augusto Pinochet se ve obligado a organizar un referéndum de apoyo a su presidencia en 1988. Los líderes de la oposición convencen a René Saavedra, un joven y atrevido ejecutivo publicitario, para que se encargue de la campaña a favor del NO. A pesar de disponer de recursos muy limitados y del férreo control de la policía del déspota, Saavedra y su equipo llevan a la práctica un plan audaz para ganar el referéndum y liberar al país de la opresión.


El triunfo de la publicidad

Si en 2011 George Clooney nos metía en una campaña política siguiendo a Gosling como director de comunicaciones, Pablo Larraín deja de lado el thriller para plantar cara, incluso con tintes cómicos, a la dictadura de Pinochet. Y para ello nos tiende la mano Gael García Bernal como ejecutivo de publicidad, que es contratado por los líderes de la oposición para que lleve la campaña del NO, que acabará derrocando al dictador. Y para ello deberá agudizar su ingenio y darle un enfoque novedoso a la campaña, hacerla atractiva...

Larraín, que tras sus películas Tony Manero y Santiago 73, Post Mortem, esta es su tercera película sobre la dictadura chilena, aunque el mismo niega que sea una trilogía, no fue pensada como tal, sino que responden a un impulso del director en cada momento de contarla desde un enfoque distinto. El el caso de No, la publicidad juega un papel casi más importante que el político, siendo gran parte del metraje los spots de uno y otro bando, una lucha audiovisual que determinará en parte lo que salga en las urnas.

Presentada en 4:3 y grabada con cámaras propias de los años 80, se fusiona realidad y ficción, material de archivo y rodaje para hacer una única visión, siempre subjetiva, por supuesto, de aquella gente que, pese a que el plebiscito de Pinochet pintaba a todas luces amañado, aprovecharon la oportunidad para llevar el mensaje a un pueblo adormecido: "La alegría está en marcha"


Basada en la breve obra de teatro El plebiscito de Antonio Skármeta, y tras dos años de investigaciones y entrevistas, se fue fraguando el atractivo guión, pero sin duda la gran labor, y donde toma su tono y color, el principal atractivo, es en el montaje. Una labor casi titánica donde a las cuatro horas de rodaje se le añaden las miles y miles de horas de archivos, resumidas en una película de dos horas que nunca llegan a hacerse pesadas, todo lo contrario.

Gael se pone en la piel de René Saavedra, un cínino y exiliado ejecutivo publicitario que poco o nada le importa la política, sólo quiere vender bien sus productos. Y ahí radica otro punto a favor, un protagonista alejado del compromiso político para intentar dar una visión más amplia que la sesgada que podría ofrecer alguien de determinado sector político. No es que sea neutral la película, pero al menos sí ofrece una visión menos moralizante de lo que suelen ser este tipo de películas políticas. De hecho, como reza el título de la crítica, más que un partido político, lo que vence es la publicidad, la más sugerente, y es lo que más me interesa de la película.

Acompañando todo el entramado visual, surgen los himnos musicales, las canciones de los anuncios, alegres y pegadizas, que amenizan y recalcan el mensaje positivo de la campaña del NO, lo que inunda la película de comicidad, haciendo más llevadero los necesarios toques duros y tristes  de la representación de un periodo tan turbulento de la historia chilena.


En definitiva, la película de Pablo Larraín es inteligente, con gancho y suficiente personalidad como para ser una digna candidata al Oscar de habla no inglesa al que opta, quizás sin muchas posibilidades dado el coloso Haneke, pero que al menos le dará buena publicidad y merecida, y, quien sabe, quizás la campaña del NO vuelva a dar el campanazo en, esta vez, otro tipo de votaciones.

6,5/10
  •  

Wanchope

NO



SINOPSIS:
Ante la presión internacional, el dictador chileno Augusto Pinochet se ve obligado a organizar un referéndum de apoyo a su presidencia en 1988. Los líderes de la oposición convencen a René Saavedra, un joven y atrevido ejecutivo publicitario, para que se encargue de la campaña a favor del NO. A pesar de disponer de recursos muy limitados y del férreo control de la policía del déspota, Saavedra y su equipo llevan a la práctica un plan audaz para ganar el referéndum y liberar al país de la opresión.


CRÍTICA:

Antes de nada quería mencionarles que lo que van a leer a continuación está enmarcado dentro del actual contexto social... el estreno de 'NO' en nuestro país llega en un momento tan oportuno que la propia película podría servir como punta de lanza de una campaña comercial y/o política -para el caso una mismo cuestión de imagen- similar a la que en 1988 destronó a la vista de todo el mundo a Pinochet. La historia de este corte de mangas es lo que cuenta 'NO', si bien reducir sus posibles consideraciones a no más que un momento y lugares concretos sería un craso error digno de respaldar aquel interesado y peligroso concepto de la memoria histórica. De ahí la frase que pronuncia siempre el personaje de Gael García Bernal al presentar un nuevo trabajo como si fuera un bucle, la misma que abre este texto y que permite tantas lecturas como aplausos se merece el filme que la acerca (o debería) a nuestras conciencias.


Antes de nada quería mencionarles que lo que van a leer a continuación está enmarcado dentro del actual contexto social... porque resulta ciertamente llamativo el estreno de 'NO' en un país como esta España marcada por la dictadura de esas pantomimas que nos hacen llamar democracia y capitalismo, el conformismo de unos y el exacerbado gusto por tocar los huevos de otros. Hace poco en una cumbre de esas que sirven de tanto como los Globos de Oro un mandatario sudamericano se permitió hacer un comentario: que a España, en plena democracia, le estaba pasando lo mismo que a muchos de los países de sudamérica que han sido víctimas de una dictadura, que nos la estaban "robando" delante de nuestras narices. Una escalada cada vez más surrealista para ver quien la hace más gorda. Y ni siquiera la revolución francesa cortó las suficientes cabezas.

Ni me gusta la expresión ni la comparto... pero la ocasión la pintan calva: 'NO' es un filme necesario ante el que votar 'SI'. Ante la presión internacional el dictador chileno Augusto Pinochet se ve obligado a organizar en 1988 un plebiscito que le legitime ante el mundo entero, plenamente convencido de que el partido se iba a ganar prácticamente sin bajarse del autobús. Sin embargo los líderes de la oposición contactan con René Saavedra (un estupendo Gael García Bernal), un joven y ambicioso ejecutivo publicitario, para que se encargue de la campaña a favor del NO. A pesar de disponer de recursos muy limitados y estar bajo el férreo control de la policía, Saavedra y su equipo llevan a la práctica un plan audaz y a contracorriente para ganar el plebiscito que permita la convocatoria de unas elecciones democráticas con las que poner fin a la dictadura...

Esto es lo que cuenta básicamente este sorprendente ejercicio de estilo llamado 'NO' con el que el director Pablo Larraín se luce detrás de las cámaras, un filme en el que puede costar entrar en un principio debido a su molesta factura técnica pero que acaba atrapando ante la arrolladora fuerza de su discurso narrativo... e incluso moral. A partir de un robusto guión firmado por Pedro Peirano Larraín ha filmado en el mismo soporte de vídeo -U-matic 3:4- que se usaba a finales de la década de 1980 para, literalmente, borrar cualquier barrera que pudiera separar la realidad de la ficción, toda una declaración de intenciones que le permita, como narrador, esconderse detrás de lo narrado. Así, el material de la época se mimetiza con las nuevas grabaciones permitiendo que la realidad se sumerja en la ficción mientras que el espectador lo hace en la realidad. El crimen perfecto.

A través de una gran economía de medios y de recursos, a través de una apuesta netamente narrativa orquestada sobre un montaje muy dinámico que apenas deja resquicio alguno para las dudas, Larraín consigue aquello que tan difícil resulta alcanzar: colársela al espectador sin que este se de cuenta de que se la han colado... y lo que es aún mejor, que este aplauda una vez descubre que se la han colado. O como Red Bull se la ha colado a medio mundo con el salto al vacío de Felix Baumgartner, la mejor campaña publicitaria de la era moderna. Porque así si, porque este 'NO' es como el de Mark Renton, un camino hacia el sí, un camino divertido pero sobre todo apasionante en forma de thriller político anti-madmeniano sobre el cuarto poder, y una cinta cuyas dos horas de metraje parecen disolverse a la manera de un azucarillo en el café.

El 'NO' como palabra clave para simbolizar el cambio, el 'NO' como una magistral mezcla de drama y comedia en el que el material de época se mezcla con una ficción que al mismo tiempo se descubre como una ejemplar y necesaria clase de historia. Pero no sólo se trata de una lección magistral de historia, sino también una lección magistral de cómo contarla: la brillante exposición de un pasado convulso y violento que se refleja en la mirada hacia un presente construido precariamente y, desde luego, para nada libre de las viejas tensiones. Porque la vida es un ciclo, un bucle, en el que no hay gestos más grandes ni pequeños que la propia vida en sí. Y lo mejor de todo es que la campaña publicitaria que bien podría ser 'NO' tiene ese corazón que les falta a la mayoría de las ruidosas y vacuas campañas que no quieren más que nuestro dinero.

Nota: 8.0


Lo Mejor:
- La solidez de la apuesta, la credibilidad de sus argumentos

Lo Peor:
- Cuesta acostumbrarse a un estilo visual que, de primeras, "molesta".
  •