Restless

Iniciado por reporter, 01 de Diciembre de 2011, 11:04:16 PM

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Restless



SINOPSIS: De la mano de Imagine Entertainment llega una poderosa historia acerca de la madurez y el paso de la adolescencia a la vida adulta. Una película notable contada con honestidad y originalidad que conmoverá al público. En la película, dos marginados, forjados por las circunstancias que los han llevado a encontrarse, establecen un lazo de profundo amor. Dirigida por Gus Van Sant, uno de los observadores más sagaces de la vida al límite, la película es una mirada a la amistad y al amor, tan verdadera y provocativa como emotiva.

CRÍTICA: Enoch and Annabel

Annabel Cotton es una encantadora chica enferma terminal de cáncer, con una pasión ferviente por la vida y el mundo que la rodea. Enoch Brae es un joven que ha renunciado a vivir, tras un accidente que se cobró la vida de sus padres. Cuando estos dos outsiders se conozcan en un funeral, se sentirán irremediablemente atraídos el uno por el otro, al tener en el fondo tantos puntos en común en su filosofía de vida. Para Enoch este encuentro supondrá además un giro de ciento ochenta grados en la relación que mantiene con su mejor amigo, Hiroshi, que resulta ser el fantasma de un piloto kamikaze que luchó en la Segunda Guerra Mundial.

Una de las mayores sorpresas que nos deparó la 64ª edición del Festival de Cine de Cannes la encontramos antes de que toda la maquinaria se pusiera en funcionamiento. Semanas antes de la inauguración oficial, los que nos decidimos a echarle un vistazo al programa de películas que iban a proyectarse, no pudimos ocultar nuestra sorpresa tras comprobar cuál iba a ser la película elegida para abrir la sección Un Certain Regard (la hermana pequeña de la Oficial a Competición, para entendernos). En efecto, se trataba de 'Restless (Sin descanso)', último trabajo hasta la fecha de Gus Van Sant, un autor que por pedigrí (al parecer, principalísimo requisito para hacerse un hueco en este tipo de citas), tal vez merecía un trato mejor, más allá de inaugurar la ''segunda división'' de la Croisette.

Al fin y al cabo, hablamos del cineasta que hace ocho años se llevó de este mismo escenario la prestigiosa Palma de Oro, máximo galardón otorgado en el Palais des Festivals. Premio que fue a parar a un título marca de la casa, que obviamente hacía del riesgo su principal argumento. Aunque se haya querido vender lo contrario, la controvertida pero interesantísima 'Elephant' para nada marcó un antes y un después en la carrera de Gus Van Sant, que hasta ahora ha seguido coqueteando con el cine experimental y el más convencional, decantándose ligeramente por la segunda vertiente. Nada nuevo bajo el sol de la Louisville que lo vio crecer, sin embargo, sí puede decirse que, desde entonces, puede percibirse cierto descenso en la media de edad de los protagonistas que pueblan sus filmes.


Como siempre, hay excepciones que confirman la regla, pero la tendencia es más que palpable, y 'Restless' no escapa en ella. En esta ocasión el realizador norteamericano se aleja ligeramente de los mocosos, pero se acerca a la adolescencia, la etapa vital convulsa por excelencia que, como se ha dicho, ha monopolizado sus últimas obras. En esta ocasión, el de Kentucky nos presenta a un joven llamado Enoch que, como si se hubiera inspirado en un célebre personaje de Chuck Palahniuk (viene a la cabeza obviamente el insomne protagonista de 'El club de la lucha', que para curar su enfermedad se nutría de la desgracia ajena), ocupa su tiempo asistiendo a funerales de gente a la que no conoció en vida.

¿Lo hace para consolar a los familiares que están de luto? ¿Lo hace para empaparse del ambiente desolado que se respira siempre en este tipo de ocasiones? En un principio no queda demasiado claro... en lo que no hay duda es en la relación que establece con una chica que conoce en uno de los muchos velatorios a los que asiste. A pesar de que al principio no haya más que miradas agresivas, el flechazo no puede ocultarse. Amor a primera vista; química pura. Un idilio que sorprende (teniendo en cuenta el tono al que nos tiene acostumbrado Van Sant) por su acercamiento a la temática de forma desenfadada, optimista e incluso acaramelada (para las mentes más maliciosas y para alimentar sus teorías, ahí quedan los nombres de Ron Howard e hija como productores). Sin embargo, como no podía ser de otra manera, tanta hormona azucarada esconde una amarga sorpresa que no tardará en ser descubierta.

En 'Restless' la muerte se viste de distintas formas (de tumor en el cerebro, de la desaparición de las figuras paternas, incluso se disfraza de piloto kamikaze japonés de la Segunda Guerra Mundial), pone fecha de caducidad al amor, y de paso nos transporta una vez más al universo rebelde y oscuro de este auténtico outsider del cine americano, que lejos ahora del New Queer Cinema, sigue reivindicando su personalidad. Es en definitiva un cuento romántico atípico de balance artístico algo descompensada y demasiado deudor a los dictados del indie americano actual, pero que por su melosidad fúnebre recupera parte del embriagador aroma de aquella joya de la década de los setenta titulada 'Harold and Maude', lo cual ya es motivo suficiente para considerar que, efectivamente, la sección Un Certain Regard se quedó como un aparador demasiado pequeño para dicho filme.

Nota: 6 / 10
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Banacafalata

#1
No somos ni Romeo ni Julieta

Pocos cineastas se han mostrado nunca tan seguros de lo que hacen como Gus Van Sant, un director al que siempre le ha gustado experimentar, se ha movido muy a gusto en el terreno indie americano dónde se inició a finales de los 80 y nunca se ha cerrado las puertas a realizar proyectos más comerciales como El Indomable Will Hunting, Milk o el aberrante remake de Psicosis, ni si quiera dejo que el hecho de ganar la palma de oro en Cannes influyese lo más mínimo dentro de su cine y ha continuado haciendo lo que quiere y como quiere. Ahora nos trae una historia de unos Romeo y Julieta contemporáneos, una película que se podría incluso ver como una actualización del Love Story de Arthur Hiller, la historia de amor a contrarreloj entre dos chavales que se conocen en un funeral, a ella le quedan apenas tres meses de vida, pero como él le dice "En tres meses se pueden hacer muchas cosas", tres meses especiales y que él también podrá utilizar para resarcirse de no poder haberse despedido de sus padres cuando estos fallecieron.

Es cierto que Van Sant siempre ha estado bastante obsesionado por la adolescencia haciendo de esta una constante durante toda su filmografía (algo que también le ha permitido dar oportunidades a estrellas que luego brillarían en mayor o menor medida, gente como Matt Dillon, River Phoenix, Keanu Reeves, Matt Damon, Michael Pitt o ahora Mia Wasikowska y el debutante Henry Hooper), también la muerte ha sido una de las claves de su cine, sobre todo en su último periodo, ambas están aquí muy presentes, aunque el realizador añade un ingrediente completamente nuevo en su cine como es el de una historia de amor, aunque en cierta formas podríamos decir que ya había experimentado algo parecido a una relación amorosa en Mi Idaho Privado, pero aquella se alejaba más de la forma tradicional (que no repetitiva) que si tenemos en Restless. Van Sant se muestra muy cómodo y hábil a la hora de contar esta historia sin caer en el sentimentalismo barato y sabiendo andar con mucha destreza a través de una pequeña línea trazada entre la comedia y el melodrama, un hecho con el que consigue tener al espectador entregado, emocionarle y no saturarle en ningún momento a base de empalagos.


Tras un arranque que nos puede recordar mucho al cine de Tim Burton por su estética, vestidos y fondo (y obviamente también por la presencia de Wasikowska que en muchos momentos parece seguir viviendo en el país de las maravillas por la alegría que destila), la cinta coge otra tónica, cambia los tonos oscuros por unos tonos pastel que acompañan a la perfección a ese otoño que se acopla a la película como un personaje más de una forma natural sin necesidad de buscar una plasticidad forzada.  Van Sant es muy listo y sabe hacer como el espectador caiga rendido ante los pies de su protagonista a la vez que el propio Enoch, tras eso llega ese romance contra reloj, muy bien guiado encontrando el punto justo entre la naturalidad y momentos tan especiales como el de la fiesta de Halloween. Es cierto que en alguna ocasión el cineasta se deja caer en el tópico, pero sin dejarse llevarse con él.

Son fantásticos sus dos protagonistas, ella ya tiene completamente aceptado que se va a ir, "Tres meses, tres siglos... Somos sólo manchas en el tiempo." Es un personaje fuerte y alegre, algo que contrata enormemente con la fragilidad de Wasikowska y con los momentos por los que está pasando. Él perdió a sus padres y no se pudo despedir de ellos, algo que le lleva a ir a los funerales de gente que no conoce (como si fuera una de las terapias de grupo de Palahniuk en El Club de la lucha) y lo que es más importante eso la llevará a conocer a Annabel y le dará tres meses para esta vez poder despedirse de ella. Entra también en escena un tercer personaje muy especial, se trata de un kamikaze japonés de la segunda guerra mundial que se aparece a Enoch, sin llegar a dejarnos claro si éste forma parte de su imaginación o es un elemento sobrenatural, pero la verdad es que poco importa, al fin y al cabo encaja a la perfección como una nueva visión sobre la muerte y como conciencia del personaje. Henry Hooper supone una grata sorpresa, no sólo está excepcionalmente bien, si no que además recuerda a su padre (el fallecido Dennis Hopper) en todo momento, algo que a una cinta como ésta le da también otro tipo de lectura, a Wasikowska la hemos visto mucho últimamente y en papeles muy diversos, lejos quedan sus fantásticos tiempos en En Terapia, como siempre la Australiana está pletórica.

Redondeada por una buena banda sonora compuesta por Danny Elfman y que incluye también en unos cuantos temas destacables que se acoplan a la perfección a la imagen como ese "Two of us" de los Beatles con el que arranca la cinta, una buena fotografía y un guión excepcional que destila bastante brillantez, Van Sant compone una gran película más que añadir a su filmografía, una cinta que se queda a medio camino entre las del Van Sant más independiente y el más comercial sin saber muy bien hacia qué lado dejarse caer y haciendo de ello una virtud que da a la cinta una personalidad propia.

Lo mejor: La escena del bosque.
Lo peor: Un ligero bajón antes de encarar su recta final.
Nota: 7
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Sullivan

#2
Preciosa. Preciosa película, y preciosa historia de amor. Yo me la creo perfectamente, tanto lo que ocurre como a los personajes (muy bien construidos por cierto). Sobre el tema de si resulta cursi o ñoña, yo creo que depende de la edad (no me extraña nada que los criticos viejales la hayan puesto a parir), pero el caso esque a mi no me ha parecido nada de eso. Además consigue llegarte, sobretodo cuando se pone melancólica y sentimentaloide, con escenas para el recuerdo, que una vez acaban ya quieres volver a ver (la de las tizas en el suelo, o como bien dice el troll de arriba, la del bosque, por ejemplo).

Quizás al final si acaba alargándose demasiado, como bien dice banaca, pero la escena final pone un broche perfecto a una película excelente, intimista y llena de detalles y metáforas con reflexión mortuaria inclusive. Bravo por Gus Van Sant, creo que el cambio de aires le ha venido genial.

Un 7 con algo, ganas de verla otra vez, y directa a los primeros puestos de las mejores del año (que tampoco esque haya mucho con lo que competir.....)

PD. Mia Wasikowska ENAMORA, que chica más guapa joder!
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Turbolover1984

Del famoso director Gus Van Sant solo había visto Milk que me encantó y Elephant de la que el poco recuerdo que tengo no es muy bueno.

La película nos acerca a dos jóvenes que podríamos definir de algún modo como personajes "dañados" por el trauma de a su corta edad tener que lidiar de forma tan cercana con algo como es la muerte. Él (Henry Hopper) ha perdido a sus padres recientemente y no acaba de aceptarlo y pasa gran parte de su tiempo colándose en funerales. En uno de ellos la conoce a ella (Mia Wasikowska) la cual tiene un cáncer con pocas esperanzas de superar.

Aunque ella por momentos me sacaba de quicio con esa sonrisa de tonta que lleva durante todo el metraje, hay que reconocer que los dos están muy bien en su papel y tienen mucha química pese a lo frios que son los personajes que interpretan.

También tenemos al fantasma de un kamikaze japonés (Ryo Kase) que lo acompaña allí a donde va y hace las veces de amigo imaginario y voz de la conciencia.

Pese a las extrañas circunstancias el amor surge entre ambos, dos juguetes rotos que encuentran su alma gemela en el lugar más inesperado. Pese a que ambos parecen bastante concienciados con la muerte pese a tenerla de una forma u otra tan cerca o presente, es inevitable por más que intenten mostrarse frios e impasibles, que se derrumben y muestren su lado más sentimental, más humano, volcando a la vez sus traumas e inquietudes sobre el otro y complementándose en este momento tan difícil.

La relación entre ambos es tan tierna como triste como entrañables y nos deja algunos momentos para enmarcar como el momento de "ensayemos" o el maravilloso final. Restless es una triste pero dulce historia sobre lidiar con la muerte y también una historia de amor adolescente.

Nota: 6'5
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