El niño de la bicicleta

Iniciado por reporter, 27 de Octubre de 2011, 02:53:31 AM

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reporter

El niño de la bicicleta


SINOPSIS: Cyril, que pronto cumplirá 12 años, sólo tiene una idea en mente, encontrar a su padre que le ha colocado temporalmente en un hogar para niños. Conoce a Samantha por casualidad, que tiene una peluquería y que acepta acogerle en su casa durante los fines de semana. Pero Cyril no se da cuenta todavía del amor que Samantha siente hacia él, ese amor que tanto necesita para aplacar su ira...

CRÍTICA: El cachete a destiempo

En la facultad de derecho, en repetidas ocasiones dio pie al debate la ópera prima de Stacy Title: 'La última cena'. Se trataba de una alocada y gamberra cinta en la que un grupo de progres con delirios de grandes inquisidores se reunían cada semana para invitar a cenar a una persona de ideología conservadora. Cuanto más troglodita (desde el punto de vista de los protagonistas, claro) mejor. El objetivo era que a lo largo de la velada el comensal dejara constancia de sus pensamientos más retrógrados para así proceder a... su posterior asesinato. De esto se trataba, de justificar un acto atroz del que todos eran conscientes (aunque algunos disfrutaban con su ejecución). ¿Podía salir moralmente impune el crimen más grave de todos?

Aparentemente sí, ya que con la muerte perpetuada se impedía un mal mayor. Se impedía que el desgraciado que ya estaba criando malvas pudiera implantar, con sus posturas sobre el aborto, el ejército, la homosexualidad o el nacionalismo, un presunto reinado del terror en un futuro hipotético. Como en aquel grupo había quien no acababa de verle el sentido al asunto, el cabecilla dio con un ejemplo, tan trillado como ilustrativo, que dio por zanjado el asunto. El planteamiento venía a situarnos en la Viena de principios del siglo XX. Suponiendo que alguien se cruzara con un joven de diecisiete años aspirante a pintor llamado Adolf Hitler, y sabiendo las monstruosidades que iba a perpetuar en los años venideros, ¿lo más sensato no sería dar muerte a ese aparentemente inofensivo adolescente?

Después de una exposición con argumentos tan irrefutables (y algo demagogos, también hay que decirlo), el consenso reinó en el grupo, que ahora sí, se mostró decidido a librar al mundo de futuros Führers. La premisa estaba obviamente pasadísima de rosca, pero desembocaba en una recomendable comedia negra que a la vez reflexionaba sobre la posible legitimidad de ciertos crímenes... y sobre la importancia de actuar a tiempo. Este último punto nos lleva a una filosofía pedagógica que desgraciadamente está cayendo en desuso. Se trata de la doctrina del ''cachete a tiempo'', aquella en la se echa mano -nunca mejor dicho- de medidas drásticas, no por placer, que conste, sino para evitar males mayores; para que el chaval de turno no se desmadre y luego no se tengan que lamentar males mayores.


Pero claro, vivimos en unos tiempos oscuros, en los que la burbuja de la sobreprotección con la que se cubre a los mocosos ha creado una generación de pequeños monstruitos despóticos, reyes absolutistas de sus hogares, herederos por derecho del universo entero, y que saben perfectamente que pueden tirar de la cuerda de la paciencia con total impunidad, pues ésta jamás de los jamases va a ceder. Un claro ejemplo de este comportamiento o tendencia es el joven Cyril, protagonista del último trabajo de los idolatrados hermanos Dardenne, 'El niño de la bicicleta', de largo la película más sobrevalorada de las que se proyectaron este año en el Festival de Cine Cannes.

En la jornada en la que ésta fue presentada, pocas horas antes el personal había sufrido la tortura servida en tres dimensiones de la cuarta e innecesaria entrega de los piratas caribeños más famosos. Se palpaban en el ambiente las ganas de recuperar la esencia del certamen. Era hora de descontaminarse y volver a los brazos de alguna de las vacas sagradas favoritas por aquellas latitudes. Pero ¿por qué elegir una cuando podíamos quedarnos con dos? Ah, qué bueno que vinisteis, hermanos Dardenne. Benditos sean esos catedráticos del drama social; eternos acaparadores absolutos de premios gordos en la Croisette. Con su presunta nueva joya, se vieron todos los ingredientes que les han asegurado una poltrona en el templo del cine de autor. A saber, un estilo directo que repudia cualquier floritura estética, y una historia dura y sobrecogedora (en este caso, la de un niño abandonado por su padre, al que obviamente da vida Jérémie Renier).

Agítese todo con cuidado, cámara al hombro -faltaría más- y con cara de seriedad, y ya estará listo para el consumo -y posterior ovación- del público festivalero, la típica propuesta de la factoría Dardenne. Nada se desvía del guión que lleva repitiéndose desde ya hace casi dos décadas... el problema es que en esta ocasión, no hay manera de tragarse la historia. El principal causante de ello es Cyril, el protagonista de la trama, un crío impertinente, tozudo, maleducado... odioso, que hace volar en mil pedazos el poder de empatía que han poseído siempre los sufridos héroes de las historias concebidas por estos hermanos belgas. Se produce el efecto no deseado de preferir la desgracia, más que el triunfo de ese rebelde sin causa traumatizado por la ausencia de la figura paterna.

El resto del descalabro cabe achacarlo a una gestión torpe y descarada de los recursos dramáticos (la elección de los momentos en los que aparece la grandilocuente banda sonora es digna de un novato) y a un guión demasiado obsesionado en coger cualquier atajo hacia el fatalismo (de chiste la manera de gestionar la vida en pareja por parte del personaje encarnado por Cécile De France, por ejemplo), lo cual desemboca de nuevo en un efecto no deseado... ahora cómico, porque todo en esta presunta tragedia huele a impostura; a gran e increíble disparate. Lo más triste es que con un cachete a tiempo bien dado, tanta tontería se hubiera acabado ipso facto. Pero no, ¿quién puede pegar a un niño? Los personajes que rodean al protagonista desde luego no, y cuando su indulgencia corre el riesgo de romperse, dejando espacio para que la justicia divina intente asestar la ansiada bofetada, la broma ya ha perdido toda la gracia.

Nota: 4 / 10
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Wanchope

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Banacafalata

4/10? No me vas a quitar las ganas...

La viste ayer en la academia con los Dardenne?

Está noche cae en el 4+1 :D
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jenamalone

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Sacri94

Yo vi el tráiler y casi me duermo, no me quiero imaginar con la película entera... era todo tan insignificante  :pregunta

"Puedo estar horas comiendo una perita."
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Banacafalata

Lo han vuelto a hacer, pese a dejarnos con un sabor algo insatisfactorio (y aún así bastante bueno) con El Silencio de Lorna, los hermanos Dardenne, símbolo actual de vital importancia dentro del panorama europeo, vuelven a su mejor estado de forma con El Niño de la Bicicleta, posiblemente su película más distinta, pero que aún así no deja de tener ese inconfundible sabor a puro cine que tienen todas las producciones de los belgas.

Como decíamos es su película más distinta, por primera vez ruedan una película mucho más iluminada y colorista que en el resto de las ocasiones, el sol se muestra presente en todo momento. También es la primera  vez que cuentan con una estrella de nivel internacional como Cécile de France, y como ya hicieron en El Silencio de Lorna la música se empieza a convertir en compañera de la historia, recurriendo en esta ocasión a una fantástica pieza de Beethoven para adornar las escenas de más pura soledad.

Pero no por alejarse más que nunca de su filmografía dejan de lado las referencias que siempre ha tenido su cine, el papel de De France es un pequeño oasis en un reparto en el que como siempre predominan actores sin experiencia, y dónde como siempre vuelven a demostrar su buen ojo al darle el papel protagonista a un sensacional Thomas Doret. Por supuesto aparecen actores que han sido constantes en su filmografía como Olivier Gourmet o Jérémie Renier. Pero sobre todo lo que deja claro que pese a los cambios ésta sigue siendo una película de los Dardenne lo encontramos en la manera de retratar a los personajes, de forma limpia, sin juicios, sin reprocharles nada.

El niño de la bicicleta comienza con una búsqueda insaciable, Ciryl al cual la cámara persigue constantemente de una forma que nos puede recordar con facilidad a Rossetta, ha sido abandonado en un hogar de recogida por su padre, el cual le prometió que volvería y no lo hice, durante el primer tramo de la película nuestro protagonista vaga desesperadamente buscando no sólo al padre el cual rechaza que le haya defraudado, si no por supuesto a sí mismo, esto se ve sobre todo en el uso de la bicicleta como elemento incluido en la búsqueda que no es más que una metáfora preciosista por parte de los Dardenne. Es gracias a la bicicleta (o más bien a ese anuncio) cuando por primera vez se da cuenta de que su padre si le puede haber decepcionado, es luego el único vinculo que le ata a él, es lo único por lo que siente una imperiosa necesidad de protección.

Por otro lado tenemos también la perfecta incursión de Samantha, el personaje interpretado por Cécile de France, en lugar de caer en lo sencillo y dejar que ésta le proteja por necesidad de cubrir un vacío producido por una perdida, se ve enfocado desde la otra perspectiva, desde su primera incursión es el niño quien se pega a ella, quien no la quiere soltar, ella impresionada ante esto hace lo posible para devolverle la bici al chaval, con eso espera terminar esa inexistente relación, pero el que si tiene necesidad de cubrir un hueco es él, necesitado de protección, es el que acaba rondando y persiguiendo a la protagonista en todo momento.

Por supuesto la moralidad de los personajes también se pone a prueba como suele ser habitual en el cine de los belgas, aunque por supuesto sin ningún tipo de juicio moral. La incursión de la violencia en el protagonista, con lugar a un bastante desafortunado incidente, no sirve para otra cosa que para conseguir fortalecer las relaciones humanas, dando lugar a una más que necesaria resurrección y un final que se siente bastante optimista.

Los Dardenne lo han vuelto a hacer, sí, nos han vuelto a ofrecer un fantástico espectáculo, de cine con mayúsculas, un cine directo, sin concesiones, con un ritmo trepidante y una historia realmente apasionante e incapaz de dejar indiferente, otra joya más que sumar a la exquisita filmografía de los cineastas belgas.

Lo mejor: Que demuestren que pueden cambiar sin dejar de ser ellos mismos.
Lo peor: Que se la pierdan.
Nota: 8,5
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Turbolover1984

Pocos días atrás disfruté mucho como ya dije con la historia de Nader y Simin, donde una de sus mayores cualidades era como transmitía y como te atrapaba pese a su sencillez. Esta que nos ocupa nos ofrece la otra cara de la moneda de ese calificativo y vemos como sencillez también puede ser equivalente a simpleza. Ambas cintas comparten nominación a la mejor película extranjera en los Independent Spirit Awards, cosa que no pasará en los Oscar dado que Bélgica ha mandado a otra candidata (que falta que esté seleccionada).

El título le viene como anillo al dedo dado que lo primero que vemos es la obsesión del niño protagonista (Thomas Doret) por encontrar su bicicleta, lo único que le queda de un padre que se ha marchado lo ha dado a un hogar de acogida. Por mucho que le digan, no se cree que el padre lo haya abandonado ni que tampoco una de sus últimas tareas antes de irse haya sido vender su preciada bici, para con ello conseguir dinero en efectivo.

El chiquillo vuelve loco a la institución que lo cuida y acaba al cuidado los fines de semana de una peluquera (Cécile De France) la cual vuelca su vida en él y le ayuda desde un inicio en su búsqueda. Pronto te das cuenta que ella merece que la beatifiquen y el niño sacaría de sus casillas hasta al santo Job. Podemos ver un reflejo de esta sociedad donde la protección del menor ha llegado a tal punto que lo ha convertido en un ser muy poderoso, al que no se puede tocar en ningún momento y que como estamos viendo en recientes casos judiciales, puede poner en jaque a todo un país y sus fuerzas del orden. Ni la Super Nanny sería capaz de domar al protagonista que devuelve el cariño que le dan con odio y la confianza depostada en él con juntarse con delincuentes.

Más allá de los sentimientos de rabia hacia uno y pena hacia otra, no provoca mayores sensaciones en el espectador. Una historia simple y que te da la sensación de que te la han contado ya y de forma más interesante que además resulta fría tanto en sus situaciones como en sus personajes. Se puede destacar alguna escena como algún llanto repentino o pataleta de desahogo, pero poca cosa más.

La primera cinta que veo de los hermanos Dardenne, que tienen muy buena fama, pero el visionado de esta no me impulsa a seguir explorando su filmografía.

Un 5.2
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Amármol

pues mira que, sin leerlo, he coincidido con reporter

Una hostia a tiempo...
Pues casi que prefiero al Vaquilla o al Bola. De ritmo irregular, con actuaciones mediocres (lo de los quiosqueros es de juzgado de guardia), situaciones ridículas (o él o yo; y como dices él, me piro) y una historia, en general no creible. Dos hostias le han faltado al niñato. Lo mejor, la Samantha, que tiene un apaño.

4/10
Vive cada día como si fuera el último, porque un día será verdad. (Cassius Clay)

I am watching you!
VISITA LA WEB
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Turbolover1984

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Sullivan

Fantástica película. Una de esas cintas que no quieres que acaben, una de esas cintas que a pesar de que te hacen sufrir de angustia, disfrutas viéndolas. Una historia realista, dura, trepidante y emocionante, con unos personajes genialmente construidos e increiblemente interpretados (acojonante la actuación del chaval, se come la pantalla).

Al salir de la sala oí a gente decir que era lenta....¿lenta? joder, a mi se me ha hecho trepidante, sobretodo en las escenas en las que se masca tragedia, que te hace tener el corazón en un puño xD, si eso alomejor al final se alarga un poco, pero joder, que final más tremendo :obacion

Cómo me gusta este tipo de cine social..... Tierna y dura película. Un 7 y algo

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Dragondave

Dura y reflexiva historia que nos traen los Dardenne (como casi todas las suyas).
Aquí, el joven Cyril, abandonado por su padre en un hogar de acogida prometiéndolo ir a buscarlo en un mes. Llegado este plazo, y sin noticias del padre, el chaval se niega a pensar que su padre le ha dado la espealda y se escapa a buscarlo.
Todo el tramo inicial, hasta el encuentro y resolución de la trama paterno-filial me tiene totalmente enganchado. Vemos un chaval hijoputiense, de los que dan yuyu hasta mirarlos de lejos, que no entiendes bien por qué muerde la mano que le da de comer... hasta que conocer al hijoputamayor del padre. Entonces, pese a lo jodío que peuda llegar a ser el chaval, no puedo más que sentir lástima por él y porque sé que su vida ya está marcada. Es por eso que, pese a la repentina aparición y sorprendente 'enchochamiento' de Samantha por acoger a Cyril, lo acepto de buenas ganas. Porque, en el fondo, el chaval se merece conocer eso que no ha llegado a conocer.

Pero claro, los Dardenne no se caracterizan por sus pensamientos optimistas, precisamente, y el camino que le deparan a Cyril no es muy halagüeño.
Spoiler
Conoce a un chaval del barrio, un 'dealer' que llaman, que le empieza a enseñar a hacer robos en su nombre. Esto crea conflictos entre Cyril y Samantha, ya que ella sabe que no es buena influencia para él, peor el chaval, falto de un ejemplo masculino, recurre al matón a falta de su padre. Por suerte o pro desgracia, el robo sale mal y el chaval vuelve a estar a su suerte, buscado por la policía. Ahí, y sólo ahí, se le ilumina la bombilla y vuelve con Samantha, la única persona que le ha mostrado eso llamado 'amor' y la única que se ha ocupado por él, pese a lo mal que le ha tratado el chaval (hasta llega a clavarle un cuchillo en el brazo... suficiente para que cualquiera le mande a la mierda)
Samantha lo acoge cual Teresa de Calcuta (lo genial de todo es que nunca sabemos las motivaciones exactas del por qué Samantha siente ese compromiso con Cyril, hasta el punto de dejar a su pareja - motento algo forzado, la verdad - para cuidar de Cyril. Quizás no pueda tener hijos... muriese el suyo... vete a saber) pero el destino, antes de su 'integración definitiva' a la sociedad y dejar el pasado atrás, dice que tiene que pagar una penitencia por su comportamiento.
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Una historia que duele su autenticidad, es como coger a un chaval cualquiera de un barrio pobre y descubrir qué le hizo ser como es. Me conmueve, en el sentido etimológico de la palabra (mover por dentro, sacar del estado habitual), sin llegar al llanto, al menos exterior. Un buen 7.
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Banacafalata

Cita de: Dragondave en 13 de Diciembre de 2011, 11:26:50 AM
sorprendente 'enchochamiento' de Samantha por acoger a Cyril

Yo en esto no estoy de acuerdo, Samantha se topa con él por repente, le impresiona lo que le ha pasado y ve la oportunidad de darle al chaval la bicicleta y lo hace, una buena acción que cree que se va acabar ahí, es Cyril el que se engancha a ella y no la deja ir.
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Dragondave

Cita de: Banacafalata en 13 de Diciembre de 2011, 01:31:46 PM
Cita de: Dragondave en 13 de Diciembre de 2011, 11:26:50 AM
sorprendente 'enchochamiento' de Samantha por acoger a Cyril

Yo en esto no estoy de acuerdo, Samantha se topa con él por repente, le impresiona lo que le ha pasado y ve la oportunidad de darle al chaval la bicicleta y lo hace, una buena acción que cree que se va acabar ahí, es Cyril el que se engancha a ella y no la deja ir.

Hombre, hasta ahí podría ser como dices, pero después de eso, viendo como la trata el chaval, y seguir con él pese a costarle su relación con el novio y todo lo que se acontece ya cercano el final... Ahí bien podría haber renunciado a su cuidado. A eso me refería.
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Banacafalata

Pero por que ha llegado a un punto dónde se ha dado cuenta de que él la necesita, pero el primero que la busca es él, es él el que la pide pasar tiempo con ella, es él el que la pide irse a vivir, básicamente es él el que la engancha por una necesidad obvia, pero que no sabe que existe
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El Nota

Mira que no suelo congeniar demasiado con el cine de corte social, no sé si porque suele parecerme que cae con demasiada facilidad en la sensiblería barata (más allá de la evidente denúncia) o porque se me suele antojar todo demasiado artificioso y falto de credibilidad. Pero mi primer contacto con el cine engendrado por los Dardenne, de los que había leído muchos elogios pero sin haber catado nada, ha sido de lo más satisfactorio, almenos en líneas generales, claro. Por un lado, no entiendo cómo puede valorarse negativamente una película (en esta caso ésta) por el hecho de que un personaje nos parezca ostiable o del cual creamos que merecía un cachete a tiempo...en todo caso quiero suponer siempre que es deseo expreso de los directores o guionistas que así sea y el hecho que al espectador le den ganas de meterle una torta a X personaje debería considerarse, almenos en la película que nos ocupa, meritorio. Para mí el chaval hace una actuación cojonuda, lo que conlleva que también me entren ganas a veces de tener pensamientos tundeables (meter tundas) hacia su persona, pero, por otro lado, por arte de "magia", empatizo con él de forma muy natural, sin oposiciones ni elementos que me echen para atrás. Entiendo su problema, sus ganas de huir, de avanzar, de encontrar a su padre...y acabo empatizando con él durante todo el metraje. Y me preocupo por saber cómo se encuentra, si se ha hecho daño al caer de la bici, si está bien alimentado o si echa de menos a su padre. Hasta que lo conozco (al padre) y también es ostiable, sí, pero hasta puedo comprender su situación, aunque no la comparto en absoluto y aborrezco del todo su decisión y frialdad. Y después la "adoptante"...aquí sí que algo me chirría, no en general, pero sí por detalles que se van sucediendo a lo largo de la película (por ejemplo, no acaba de gustarme demasiado la escena dónde ella va en coche junto a su noviete con el chaval detrás y le insta (el noviete) a tomar una decisión entre él y el niño...no sé, se me hace una escena demasiado precipitada, muy en desconsonancia con todo lo visto durante la película). Finalmente es una película cuyo desarrollo me engancha, me incita a saber más sobre la situación que vive el chaval, qué le ocurrirá, qué le depara el futuro, ver si podrá, de alguna manera, reengancharse de forma natural a la sociedad y tener las amistades de un niño de su edad. La bicicleta acaba siendo poco más que un mcguffin para relatar una realidad social que existe de veras y, en muchas ocasiones, de forma mucho más cruda y desagradable que en la película de los hermanillos. Eso sí, lo que no acabo de tragar del todo son los 5-10 últimos minutos, especialmente lo que se refiere a la persecución entre los dos chavales (ya sabéis a qué me refiero) que me parece de una flipadísima que me caigo de espaldas, sobretodo por la conducta del perseguidor.
Spoiler
Lo que sí me gusta es que los jodíos hermanos nos dejan con la duda de si nuestro bienamado protagonista vive o no vive después de la aparatosa caída desde el árbol, que es cuando aprovecha servidor para corroborar finalmente que sí consigue empatizar con el chaval, porque teme y se siente triste por el devenir del mismo. Hasta que el jodío se levanta como si nada hubiera pasado, se quita un poco la roña de la cabeza y vuelve tranquilamente a casa.
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La cosa acabaría rondando el 6.5, que podría haberse redondeado hacia arriba si no fuese por un final que no acaba de convencerme y porque la he visto en casa y no en el cine, que es donde toca.
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