La vida loca

Iniciado por ÁngelNeg, 15 de Octubre de 2010, 07:14:16 PM

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ÁngelNeg

LA VIDA LOCA


Un documental superado por su realidad

Y sin embargo es tan triste la realidad. La ficción puede enfocarse tanto en superar la realidad que lo consigue la gran mayoría de las veces, pues la imaginación no tiene límites. Pero a veces la realidad supera a la ficción e incluso alcanzamos a nuestra imaginación. Pero también hay veces que la realidad supera a la propia realidad, y la imaginación ya no tiene cabida. Y es entonces cuando sin embargo es tan triste la realidad.

La vida loca (México/España/Francia-2008), es un documental que excede su propósito en desmedida por la realidad que le alcanzó y le hubo sobrepasado pues lo dramático de su tema se sumó rápidamente a lo dramático de esa realidad que planteábamos; y para conocerla y entenderla hay que conocer y entender el propio documental; que si bien no es un gran ejercicio, sí es un gran intento por mostrar un tema que da para varias vertientes.

Durante casi un año y medio, el director Christian Poveda se infiltró en una de las llamadas maras salvadoreñas, pandillas que se enfrentan entre sí con gran violencia, integradas por jóvenes tatuados de la cabeza a los pies que se dedican principalmente a la extorsión, al robo y al tráfico de drogas. En la colonia La Campanera, en Soyapango, La vida loca, filmada con cámara al hombro, recoge la cotidianidad de miembros de una de las principales agrupaciones pandilleras de El Salvador, La Mara 18, que se caracteriza por tener su propio lenguaje, tatuajes, códigos y elevados niveles de agresividad, violencia y criminalidad.

Esta pandilla y la Mara Salvatrucha, iguales una y otra en crueldad, impulsadas por la negación de un todo, viven una guerra sin piedad. Estas maras, copias del modelo de las pandillas de Los Ángeles creadas por los salvadoreños que emigraron durante la guerra civil a principios de los años 80, son las dos principales pandillas que se enfrentan hoy día y entre las que no existe diferencia ideológica o religiosa que pueda explicar esta lucha a muerte, esta lucha que enfrenta a pobres contra pobres.


Sin conocer el terrible dato del desenlace del director, podemos decir que el ejercicio de La vida loca es más mediano que otra cosa; pues es algo aletargado y bastante repetitivo para contar las historias que suceden en este documental. Lleva una estructura narrativa bastante obvia y predecible que segmentos tras segmentos nos lleva por la misma línea, con el mismo corte e incluso los mismos golpes de sonido y un montaje igual de fallido y predecible que el resto de las partes. Ante todo eso lo que queda es tratar de apreciar la historia y no la técnica; pues el español Poveda no era precisamente el mejor documentalista y ni de cerca algo parecido.

Este primer documental de Poveda para cine se nota como tal, como un primer trabajo donde no pudo dar mejor desempeño de una técnica narrativa menos estática y formulista que terminará por aburrir y ser tan didácticamente universitaria. Aunque bueno, hay elementos de guión bastante rescatables, que están dados desde la perspectiva de la procuración de justicia de El Salvador, el desenvolvimiento de las pandillas y la relegación de la sociedad, que pone en duda los trabajos de ese país hacia lo que se está haciendo para sobrellevar la situación, e incluso como ajenos podemos establecer críticas hacia el trabajo desarrollado.

Es bueno apreciar lo anterior para crear un punto de análisis. Pero es absurdo si no es esa la intención y no es ese el tema. Poveda no nos da a conocer el estilo de vida de las pandillas, tampoco su relación en la sociedad, mucho menos el cáncer en que se ha convertido para sus connacionales y la envergadura política del país. Poveda no cuenta nada de interés en La vida loca, y lo único sorprendente es como se ha podido inmiscuir de una forma tan personal e íntima con todas estas personas, y sin embargo no haber logrado un ejercicio más sólido. ¿La falta de experiencia? ¿Las limitantes por parte de estos grupos? ¿El temor a mostrar más de lo debido?

Nada ha valido la pena al final tomando en cuenta el agrio acontecimiento  ocurrido con el director entonces. Morir a manos de la misma pandilla que fiel y cotidianamente se retrató en el documental, lo único que muestra, es que la realidad supera a la misma realidad y entonces el documental puede verse con otros ojos; no sin antes dejar de pensar que Poveda estaba ya un poco muerto en el momento de decidir filmar a estas pandillas en un hábitat que para ellos era más que natural. Es triste, pero a La vida loca, solo lo levanta un poco lo triste de este acontecimiento por la ejemplificación del tema. Y sin embargo es tan triste la realidad.
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