¡Benvenuto presidente!

Iniciado por lourdes lulu lou, 20 de Junio de 2015, 01:15:27 PM

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lourdes lulu lou

¡Benvenuto presidente! (2013)


Sinopsis:
Peppino, un hombre honrado e ingenuo, es bibliotecario y muy aficionado a las historias y a la pesca de la trucha. Vive en un pueblo montañés y sueña con un futuro mejor para su único hijo. Mientras, en Roma la derecha, la izquierda y el centro deben nombrar al nuevo presidente de la República. El elegido es Giuseppe Garibaldi, patriota y líder italiano difunto, cuyo nombre y apellido ha sido heredado por lo menos por cinco italianos. Peppino es uno de ellos y saldrá elegido, pero está firmemente decidido a renunciar. Sin embargo, en el momento de pronunciar su discurso en la Cámara, Peppino Garibaldi se da cuenta de que tiene en sus manos la oportunidad de cambiar por fin su país.

Crítica:
"En democracia, la forma es el contenido", no importa que ésta esté manchada, ultrajada y sea una vergüenza, si se cuidan las maneras y respeta el protocolo, todo lo demás no importa, se echa al cubo de la basura y ¡santas pascuas!, pues "...,en este país, hay una única regla jamás rota, si quieres ser político, tienes que ser chantajeable", base sobre la cual se apoya Riccardo Milani, con un relato de Nicola Giuliano, para iniciar esta comedia irónica, en forma de chiste y charanga, que expone con sagacidad y una aguda denuncia en tono de farándula humorística, la corrupción de las instituciones, la deslealtad de sus representantes y el burdo negocio de compra-venta al mejor postor que nos llene los bolsillos en que se ha convertido el gobierno de la nación.
Peppino, ex bibliotecario en paro, aficionado a la pesca de la trucha que por el inútil comportamiento de los partidos, que votan para fastidiarse mutuamente en lugar de pensar en lo mejor para el ciudadano y país -el cual mancillan con su actitud egoista-, en una evidente sentencia que lo explica con gran clarividencia "...,pero ¿qué hemos hecho para hacer esta estupidez?, ¡presidente de la república!", es elegido máximo representante de Italia quien ante la repentina sorpresa, duda inicial e inquietud y disposición benévola a la renuncia inmediata, pronto se dará cuenta de que está rodeado de inmundicia, caza insaciable de hyenas, a cuál peor, donde los gorilas brutos y arcaicos de su tierra son angelitos comparados con la ávida codicia y maldad ambiciosa de esta tribu, de traje y corbata, que manda en el parlamento y la ciudad.
A partir de ahí, cancha libre para el despropósito y la memez, sin límite ni freno, avalancha de escenas ridículas, situaciones deleznables en tono de cachondeo y un circo continuo de bufonadas, desfachateces y tonterías a mansalva, 50 minutos con perspectiva de sacarle buen jugo a un inicio prometedor, con un tema que está muy presente en nuestra sociedad, de gran actualidad que lo convierte en ácida burla y juerga bochornosa de reírse, mofarse e insultar al pueblo quien mira estupefacto como, las serpientes ansiosas de sangre, se unen para derrocar al que, al principio, parecía tonto y resultó ser honesto, tener principios y una moral que molesta y entorpece el acostumbrado funcionamiento del gobierno del pueblo y de la beneficiosa política para beneficio personal pues ¡para qué se está en política si no es para sacar tajada particular!
Sólo que, igual que "..., hacer demasiado de santo te vuelve diablo", sobre la mitad de su recorrido se palpa un vuelco hacia la broma facilona, tendencia a forzar la sonrisa del espectador con gags prefabricados que pierden su natural gracia, chispa hasta entonces mantenida que deriva en guasa y alboroto que ha perdido su carisma, don y potencia.
Simpática, fresca y alegre, aunque no abandona dicha estela y son características que se aprecian y degustan, si que abusa del recurso cómico exagerado, del montaje rocambolesco y precipitado que pierde parte de su inocencia original, la rica charlotada de risa espontánea cede parte de su arte natural para la carcajada por un estrambótico caos que ya no enriquece tanto, lunática andadura que se absorbe con menos delicia ante la evidente ausencia de parte de ese peculiar carácter sentido a la inicial subida del telón.
Propuesta divertida, amena y graciosa, teatro pachanguero que dice verdades conocidas, ya ni siquiera ocultas, con un Claudio Bisio, líder óptimo de la jarana montada cuyo espíritu incansable no cede un ápice durante todo el metraje, en una acompañada esencia a lo Roberto Benigni que se vive y disfruta más en las primeras etapas, menos en la absurdidad del segundo tramo, descenso de calidad e ideas ligeras que, aunque se observa, siente y palpa, se perdona pues caen bien, hacen mofa de nuestros corruptos representantes, ridiculizan el gobierno y dejan un apartado para la honestidad y la ética, corrección de aquellos puros de corazón que sobresalen y triunfan ante la tentación del mal que les rodea.
Empeño y fuerza de voluntad por entretener, ahínco de diversión, propósito de envoltura dinámica y corrida festiva, lograda por momentos alternos y cuando no, tampoco pierdes la sonrisa por su gancho, cordialidad y ocurrencia pues, aunque no siempre es lograda, su meritorio logro es intentarlo sin descanso ni tregua.
Es fácil relajarse en su presencia, sencillo acompañarles en su aventura, no hace realidad sus altas perspectivas pero se queda a buen camino ¡que ya es bastante!, lectura especulativa de la sociedad y el mundo político, con pequeñas dosis de sarcasmo, mucha coña y una escenificación acelerada, todo ello en un espectáculo válido y afín, joven y enérgico de atropellado accidente que apetece y agrada, deja que invada tu espacio y ocupe tu tiempo, es más el beneficio que obtienes que un posible desgaste.
Ensalada mixta de ingredientes activos y fogosos, con un adobo no muy picante de escándalo irrisorio para un baile pintoresco que porta, como etiqueta, una caricatura danzarina, parodia ridícula que no engaña, es modesta sin ser una perdida.

Nota: 6,3
lou
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