Llenar el vacío

Iniciado por reporter, 26 de Julio de 2014, 11:54:01 PM

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Llenar el vacío


SINOPSIS: 'Llenar el vacío' cuenta la historia de una familia ortodoxa judía de Tel Aviv. Shira , de 18 años, está punto de casarse con un prometedor joven de su misma edad. Es un sueño hecho realidad, y Shira esta emocionada con los preparativos. Esther su hermana de 28 años, muere al dar a luz a su primer hijo. El dolor y la pena que abruma la familia hace que la boda se posponga. Todo cambia cuando le proponen a Yochay, el marido de Esther, que conozca a una viuda de Bélgica, aunque es pronto , él sabe que antes o después deberá casarse y darle una madre a su hija. Cuando la abuela se entera que puede perder a su única nieta, le propone a Yochay casarse con Shira. Entonces Shira tendrá que elegir entre el deseo de su corazón y el deber a su familia.

CRÍTICA: Atrapada en el tiempo

''Si ha solicitado usted una entrevista con la directora Rama Burshtein, antes debe saber que cuanto menos contacto visual haya entre ella y usted, mejor... Por no hablar del físico. Si es usted hombre, éste queda terminantemente prohibido. ¿Entendido? Si ha leído y acepta, adelante con las preguntas.'' Ya hay instrucciones de uso para todo. Contextualizando la escena, nos encontrábamos algunos periodistas en la entrada del Instituto Francés de Barcelona, donde iba a celebrarse el pase de prensa de 'Llenar el vacío' (por aquel entonces, todavía 'Fill the Void'). De modo bastante excepcional, la distribuidora con los derechos de dicho filme había conseguido arrastrar hasta la ciudad condal a la estrella principal del show para las rondas privadas de preguntas que hicieran falta. La mayoría de nosotros, como teníamos la agenda a tope de compromisos (o eso decíamos) rehusamos muy amablemente la oferta. Otros somos directamente unos cobardes, y aquello del encuentro a solas con tantas directivas en mente nos agobió sobremanera.

''¡Qué lío, qué lío!'' ó ''¡Yo no quiero problemas!'', se oía por aquellos pasillos, además de algún que otro comentario altamente ofensivo que ahora mismo no interesa reproducir. Quedémonos con la idea de que tanta reticencia y violencia verbal estaba causada por los -imprevisibles- viajes en el tiempo. Lo decía el abuelo Simpson y, como de costumbre, ni Cristo le hacía caso: ''Estos experimentos son peligrosos, ¡las consecuencias pueden ser funestas!'' Quizás no tanto, pero sí es totalmente cierto que cuando costumbres que parecen directamente surgidas de las etapas más oscuras de la historia de la humanidad penetran (por delante y por detrás) en lo más hondo del espíritu de la modernidad, suele haber heridos. ¿Se acuerdan de ''Los visitantes''? Pues lo mismo, pero incluso con menos gracia. Imagínense. Nuestro querido siglo XXI, el de las redes sociales y la marihuana un-pelín-más-legalizada, se dio una santa nata contra las estancadísimas aguas de las liturgias religiosas más increíblemente longevas.


Porque resulta que mientras la ONU se dedica a poner escuelas justo en medio de la zona donde se desarrollan las maniobras de legítima defensa por parte del estado de Israel (hay que ser cabrón, Ban Ki-moon...), hay invasores que no temen a misil alguno y que se encierran en su propia comunidad, en pos de la consagración de unos valores y ritos que sobreviven al paso del tiempo cual zombie hambriento. Con el olor a podredumbre encima, y siempre ansioso por hincarle el diente a una nueva víctima. Y éste es precisamente el problema. El nuestro, el suyo; el de la película. Hay temas que, por muy desvinculados que estén del resto del mundo, no pueden alienarse de las implicaciones que tienen en el mundo. Volvemos al abuelo: ''¡Las consecuencias pueden ser funestas!'' Terminada la proyección, por cierto, el blasfemo del principio siguió a lo suyo, pero aún más enrabietado por lo que acababa de ver. Entre las venerables paredes de las instituciones francesas no debía palparse tanta cólera desde el terror impuesto por Robespierre y compañía. Qué tiempos aquellos...

Y qué tiempos aquellos en los que la voluntad de la mujer quedaba completamente anulada por los caprichos de vaya usté-a-saber-qué sagradas escrituras. ¿Alguien dijo año 2014 de Nuestro Señor? 'Llenar el vacío' nos sumerge en el corazón de esa burbuja atemporal de la ortodoxia judía. En el Tel Aviv actual (de verdad de la buena) una chica debe elegir entre los impulsos del corazón y los firmes deberes familiares, dos frentes en claro conflicto tras la muerte de su hermana, desgraciado imprevisto que rompe por completo la aritmética de lazos matrimoniales / sanguíneos que durante tantos años habían ido puliendo sus ancestros. Más allá del interés u odio (más en estos momentos) que pueda llegar a despertar el objeto de estudio, hay que reconocer el buen ojo de Burshtein, que desnuda el hermetismo de un mundo ajeno a lo exterior. "Y qué? ¿¡Y a mí qué!?", escupió el heredero natural del cargo de presidente del Comité de Salvación Pública. Y razón no le faltaba, lo cual no quita que el don de la observación mostrado, a la vez que la capacidad para encontrar un calor humano (imprescindible para ello el excelente trabajo del elenco actoral) que parece (porque de hecho lo está) vetado, sea sencillamente impecable, lográndose así algo cercano al milagro cuántico: En hora y media de metraje, siglos de drama mundano-espiritual condensados hasta crear algo harmonioso; inquietantemente bello.

Nota: 6 / 10
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Beyond

Doy unos cuantos apuntes antes de dar mi nota:

* La actriz principal, Hadas Yaron, está genial durante toda la película. Su papel me ha recordado al de Begüm Akkaya en 'La segunda mujer'. Aunque ambos personajes pertenecen a culturas y etnias muy distintas, hay similitudes bastante curiosas. El resto del reparto también lo borda.

* La película es muy intimista y realista. Es de ese tipo de cintas que casi parecen documentales de lo detallistas que son a la hora de recrear un determinado modo de vida.

* Siempre me ha llamado la atención ver el papel femenino en estas sociedades, ya que, siendo claramente machistas, las mujeres tienen totalmente asumida su función y ven su vida como algo totalmente normal. Claro, no conocen otra cosa, pero aun así parece extraño que no se den cuenta de que deberían exigir más.

Mi nota es un 6/10.
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