La Venus de las pieles

Iniciado por reporter, 01 de Febrero de 2014, 01:29:02 AM

Tema anterior - Siguiente tema

0 Miembros y 1 Visitante están viendo este tema.

reporter

La Venus de las pieles


SINOPSIS: En un teatro parisino, después de un duro día de audiciones para el papel del nuevo proyecto, Thomas se lamenta al teléfono por el poco empeño e interés que han mostrado los candidatos que se han presentado. Nadie tiene el nivel necesario para asumir el liderazgo del reparto y Thomas se está preparando para salir cuando aparece Vanda, un torbellino de energía desenfrenada y descarada.

CRÍTICA: Roman ''Cambiapieles'' Polanski

En una rambla que invita al paseo empieza a levantarse un fuerte viento. Las hojas caídas de los árboles se arremolinan en una danza hipnótica y un haz de luz rasga el cielo. Pocos segundos después se oye, en la lejanía, un trueno que viene a confirmar los peores pronósticos. Tormenta a la vista. Toca apresurar el paso. Unos cien metros más allá del árbol con las ramas torcidas, se alza majestuoso un edificio antiguo sobre el cual se han formado, como de la nada, unos nubarrones negros que tampoco auguran nada bueno. No pinta demasiado bien, la verdad, pero con la que está a punto de caer no hay que andarse con demasiadas exigencias... Si a todo esto suenan de fondo unas inquietantes e intencionadísimas notas de clavicordio, entonces inmediatamente sabemos que nos encontramos en una película de Roman Polanski.

'La Venus de las pieles' empieza así. En cámara subjetiva, aparentemente buscando cobijo antes de la tempestad. El refugio es el mismo al que se acabó acudiendo, hará ya dos años, en la fresca y más que bienvenida 'Un dios salvaje'. De Yasmina Reza a David Ives. El director franco-polaco sigue en el entorno en el que últimamente se siente tan a gusto; sigue instalado -y consagrándose- en el escenario teatral. Sin ganas de (re)inventar nada (al menos en lo que a fachada se refiere), la Santísima Trinidad del clasicismo se respeta a rajatabla. Para que nadie se pierda: unidad de tiempo, espacio y acción. En el anterior caso, dos parejas se reunían, a lo largo de una tarde, en casa de una de ellas para tratar de arrojar luz sobre un violento incidente protagonizado por sus respectivos hijos. En el que ahora nos concierne, una rubia despampanante (viva imagen de la arquetípica falta de lucidez entre las que comparten su color de cabello) invade la intimidad de la platea, ahí el director -y adaptador, importante- de la obra que va a representarse está recogiendo sus efectos personales.


Las audiciones para encontrar a la protagonista del espectáculo han concluido (con pobrísimos resultados) y es hora de volver a casa. Pero la irrupción de la chica va a retener al dramaturgo durante unos minutos más. Los que haga falta. Hasta que haya concluido su prueba. Si su anterior película la poblaban solo cuatro personajes, ahora el número total se ve reducido a la mitad. Ahora son dos (y no hace falta ninguno más) los que se mueven entre el patio de butacas y el atrezo de una obra todavía por montar. Aunque a decir verdad, en el recuento final cabría contabilizar a un tercer invitado: Roman Polanski abandona la faceta de fiel e inteligente adaptador, mostrada a la hora de abordar la pieza de Reza, y pasa a jugar un rol mucho más activo. La cámara no le enfoca en ningún momento, pero la mente -despierta- de aquel espectador que acuda a la cita con los antecedentes bien situados, verá su imagen, más y más nítida, a medida que vaya avanzando la trama.

El cineasta de la reducidísima movilidad (¿hace falta recordar toda la retahíla de trifulcas legales?) tiene claro que los límites físicos en los que ahora puede desarrollarse su trabajo marcan un escenario muy limitado. Es por esto que pone todo su empeño en ensanchar las fronteras en el único plano en el que todavía se siente con poder: en el figurado. El doctor artesano sigue teniendo intactos tanto la ambición como el sentido de la provocación. Ideas, sugestiones, metáforas... quien quiera / sepa captarlas, verá el encanto de la propuesta más allá de las sonrisas, que haberlas las hay y en generosa cantidad. El efectivo divertimento se transforma en una fascinante matrioska en la que se juega, a una velocidad endiablada, con los papeles de todos los elementos identificables. Teatro dentro del teatro... y dentro del cine.

Director convertido en actor, o dicho de otra manera, dominador convertido en dominado. Y viceversa. Personajes interpretando a otros personajes... que en realidad representan a personas reales. Thomas y Vanda... Emmanuelle y Mathieu, de nuevo juntos después de la maravillosa 'La escafandra y la mariposa'. Madame Seigner seduce, despierta carcajadas y pone los pelos de punta. Monsieur Amalric saca a la bestia parda que lleva dentro y se convierte, literalmente, en el joven Roman Polanski de 'El quimérico inquilino', quien va cambiando de piel y poseyendo constantemente a sus súbditos (nosotros incluidos). Tremendo. Por su parte, la realidad y la ficción, ni falta hace decirlo, se funden en este juego freudiano, hilarante, perverso y sadomasoquista. Polanski, más de medio siglo después, y a pesar de todo, sigue siendo la envilecedora y (quizás por esto) híper-estimulante voz de la -mala- conciencia a la que, de vez en cuando, es un placer escuchar. Todo esto casi sin moverse de casa. ¿Qué falta le hace?

Nota: 7 / 10
  •  

Beyond

¿Nadie más ha comentado nada de esta película? A mí me gustó bastante, fundamentalmente a nivel interpretativo y sobre todo Emmanuelle Seigner, que está impresionante. Me encanta cómo cambia de su personaje al "personaje de su personaje" de un segundo a otro con toda la naturalidad del mundo. Su (único) compañero de reparto tampoco está nada mal. Y la mano de Polanski está presente durante toda la película. Lo único que no me gustó fue el final, ya que me parece algo inverosímil y forzado, pero por lo demás considero que es una cinta muy interesante.

Mi nota es un 8/10.
  •  

Guillermolawe

#2
Me ha puesto todo cachondo.

8/10

Encima la prota femenina me recuerda a MaryPoppins... muy excitante xD

El humor de Polanski me gusta, la interpretación es soberbia y el francés un idioma precioso...

  •  

Wanchope

A mí me gustó, pero no me entusiasmó. No me acabo de creer la historia, aunque interpretada con convicción diría que está demasiado forzada. Será por eso que aunque me entretuvo al final me causó más bien indiferencia.

También es verdad que Emmanuelle Seigner no me tienta, dicho sea claramente.  :poss
  •