Crónicas chilangas

Iniciado por ÁngelNeg, 16 de Agosto de 2010, 12:39:09 AM

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ÁngelNeg

CRÓNICAS CHILANGAS


Chilangolandia al día

Divertida, loca, superficial, irreverente, absurda, tonta, inverosímil, insulsa, ingenua, atrevida, irrespetuosa, complaciente, y demás adjetivos se pueden atribuir a Crónicas chilangas (México-2008); pero, ¿hay una que la defina en una sola palabra? No. Crónicas chilangas es una cinta que tiene su potencial definido en todo, y en nada; por principio de cuentas, porque pretende cautivar al cine-espectador sin empalagarlo con temas edulcolorados; ni estresarlo con argumentos densos; pero arriesgándose a la vez, para muestra, el mismísimo Polo Polo en la trama.

Tan simple como lo anterior, Crónicas chilangas, es una divertida historia que no pretende enarbolarse de nada ni de nadie. Si lo consigue o no, eso ya es problema del cinéfilo, puesto que los elementos están dados desde un inicio. Si lo anterior es aceptable, viene definido desde la simple concepción de ese ser tan autónomo -menos y des preciado hoy como siempre-,  llamado chilango. Realmente no hay una acepción definitoria del concepto en la cinta; pero sí en el entramado general. El chilango es chilango, la visión del provinciano es su visión; y las historias que ellos viven nos pueden parecer exageradas; pero en la ciudad más grande del mundo pueden pasar, y allí se desmarcan las historias de estos personajes convirtiéndose en verdaderas crónicas.

Cuenta las aventuras de tres personajes cuyo denominador común es tener una fuerte obsesión. El Jairo (Pablo Abitia) es un joven esquizofrénico que cree en presencias extraterrestres y se siente llamado a combatirlos. Por su parte, Claudia (Regina Orozco) es una mujer con sobrepeso y un gran gusto por la pornografía, hecho que le acarrea una serie de conflictos. Finalmente, tenemos a Juvencio (Patricio Castillo), un viejo maestro jubilado cuya mayor preocupación es el futuro de su hija cuadrapléjica sin la asistencia de él o su esposa Anita (Isela Vega).


La apreciación general de la cinta, desde una crítica alejada, puede notarse despectiva; y puede uno aseverar que se trata de un cine muy territorial, sin embargo esto es muy alejado de la realidad. Si bien es cierto que no es una cinta para todo tipo de público, y que tampoco es muy disfrutable; tiene lo suyo, y puede cosechar verdaderos adeptos en aquellos que optan por la exacerbación del absurdo y de las comedias urbanas tópicas.

Uno de los aspectos que sin duda la hacen desfavorecer, es la falta de ritmo en la generacíón de timing cómico, mismo factor que se ve descomepnsado a lo largo de sus 95 minutos. Por otro lado, la historia que se empecina a mostrar elementos fantásticos absurdos como la de El Jairo, hace que las otras dos no puedan tomarse con el debido respeto hacia las situaciones encadenadas. Ahora bien, la última historia es más un retrato del México real, que de cómica no tiene nada, y más bien le acompaña ese tono agridulce que la convierte en la mejor de las tres historias, que bien pudo el guión de Enderle ampliar para goce del espectador, o asimilar en contenido y género a las otras para conseguir un producto mediano; o bien, explotar más el personaje de Castillo, que hace uno de los mejores papeles en su carrera tan desnivelada.

Al final, no va a conseguir una legión de seguidores; pero sí complacerá a paladares visuales no muy exigentes de comedia "vulgar" de calidad –si es que esto es comprensible-, llegando a pensar que el cine mexicano da una bocanada de aire fresco y superficial ante comedias pretenciosas y simples. Oh sorpresa, Crónicas chilangas se pierde en la nada tras el visionado. Tan sólo es un formulismo cinematográfico que se desvanece por no aportar estoicismo y definición en un relato vano y arcaico tantas veces visto, con la misma o menos calidad que tantas. Pero bueno... es una crónica muy bien narrada, y eso ya por lo menos se agradece.
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