Presunto culpable

Iniciado por ÁngelNeg, 16 de Marzo de 2011, 01:30:37 AM

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ÁngelNeg

PRESUNTO CULPABLE


Presunción en toda la extención

Lo que pasa es que aunque era un secreto a voces, alguien decidió no por decisión circunscrita a lo artístico sino a lo práctico, filmarlo; y las consecuencias son tan claras, tan evidentes y tan precisas, tan justas como ya todos los mexicanos lo sabían. Aunque bueno, nunca faltarán politiqueros y blandos que desde luego practiquen con singular descaro el no hablo, no oigo, no veo... o como dicen, México es el país de no pasa nada.

Y tan no pasa nada, que ni la justicia acaba de darse la correcta vuelta por las instalaciones que supondrían impartir justicia a lo largo y ancho del país, desde Tijuana y hasta Cancún ida y vuelta. No es problema desde luego del desconocimiento de este conjunto de normas y reglas y el concenso acerca de lo justo al tener presentes lo bueno y lo malo; sino problema en el particular caso del documental Presunto culpable (México-2008), de las personas -casi personajes- que no tienen la más minima idea de la impartición de justicia en el país.

Y es por ello, que aunque ya todos sabíamos que en los juzgados y en los centros penitenciarios del país se gestaban día tras días las malas prácticas desde incluso la investigación de un caso; es por ello, que Presunto culpable ha levantado tanta polémica en nuestro país; por que muestra un claro atrevimiento a poner en entredicho el sistema de procuración de justicia en cuanto a los señalados culpables en un juicio; y no se puede negar que no lo hace bien, a secas. Pero por otro lado, desde luego que hay miramientos y se van a la segura al no hacer concretismos acerca de las personas y de sus instituciones.

Geoffrey Smith y Roberto Hernández codirigen este ejercicio apenas posible por la cualidad del drama contado, más no así por la realización harto desaliñada de un documental el cual resulta  segundo documental cinematográfico para el primero -luego de  The english surgeon (2007)-, y ópera prima para el primero, quien con el cortometraje que produjo en 2006 de nombre El túnel, forjaba algo así como un prólogo de Presunto culpable; pero ahora con protagonista incluido.

Así, se plantea lo siguiente: ¿Qué se sentirá que unos judiciales te metan a un coche sin placas, te acusen de asesinato y en cuestión de semanas te condenen a 20 años de cárcel? Esta es la historia de Toño, uno de los 11,000 reos cautivos en el Reclusorio Oriente, y dos académicos jóvenes: Layda y Roberto. Los tres, con la ayuda de una cámara, documentan el caso con la esperanza de sacudir un sistema que rutinariamente encarcela inocentes.


Si bien los planteamientos están dados desde la experiencia de Layda Negrete y Roberto Hernández, eso no les da la suficiente firmeza para entreverar sus carreras de abogacía con las de cineastas. No se les da simplemente. Presunto culpable está grabada desde la óptica de acumulación de datos para el proceso del acusado; y ya luego desde luego utilizado con una finalidad más comercial en el medio del cine. Ellos lo saben, y por ello su nada más que simple forma de bautizar su "naciente productora": Abogados con Cámara; lo anterior es simplemente la verdad, aunque también hay que decir que pudo llamarse "abogados frente a la cámara", pues sus deseos obvios de exhibirse, y articulados en diálogos son demasiados notorios.

El filme carece de valía como documental artístico cinematográfico, pero no así como documento de lucha social.  Presunto culpable va a vanagloriar al espectador, pues creerán que hay quienes están recibiendo su merecido, y el grupo de involucrados lo hizo sin temor alguno; pero esto no es verdad, y está muy alejado de ello, pues aún con esto sabemos que nada ha cambiado... y puede que en México no se necesite ya de granitos tras granitos de arena, pues las que han habido de cal ya han endurecido el sistema haciéndolo impenetrable a no ser que se encuentre una aboyadura mínima por donde llegar a las entrañas. Este documental lo hizo, pero ni Layda ni Roberto son superhéroes y estarán allí con sus cámaras en cada uno de los penales del país.

La anterior es la actitud crítica pesimista pero bastante objetiva, la optimista es que si Presunto culpable es ya el documental más visto en la historia del país tanto en cines, versiones pirata, y descargas de Internet, habrá sembrado la duda y buena voluntad en muchas cabezas que han entendido por si no estaban del todos seguros que las cosas se están haciendo mal, y entonces quizá se sumarán a algún movimiento, causa o lucha respecto a  ello, lo cual es muy subjetivo.

Es tan solo por ello, que Presunto culpable se puede recomendar ampliamente, para conocer datos y cifras acerca de la podedumbre del sistema de justicia mexicano donde como bien se dice está empeñado en demostrar la culpabilidad y no la inocencia; y todo solo porque esa es su "chamba". Si lo que uno busca es ver un buen documental, decididamente este no es. Son 87 minutos aproximadamente de mal montaje, una asesoría narrativa de parte de Valentina Leduc que parece que Hernández no aprovecho en lo más mínimo en su guión pobre y repetitivo; y una consultoría de Carlos Haggerman y Juan Carlos Rulfo que ha servido de poco si no se han puesto las pilas de entre esas consultas de gente más curtida en el género. La música es otro factor que encasilla este tipo de documentales cuasi-policíacos; aunque bueno, aquí las dotes artísticas del protagonista justificaban un tanto la situación, y Lynn Fainchtein y compañía solo tuvieron que adaptarse.

Hay quienes dicen que es esto una radiografía de lo que ocurre en México, y si esto fuese así, sería como una radiografía muy general, pues habrá que rascar en varios puntos como la educación, las normas de convivencia, la economía, los valores y muchas cosas más que repercuten en lo que Presunto culpable retrata. Desde luego tampoco saldríamos bien parados. Quizá por ello estamos tan entusismados por ver nuestra realidad frente a la pantalla, en una sala obscura y con una bolsa de palomitas. Presunto culpable es pues, tan solo un documental harto presuntuoso que se deja ver mejor a su llegada a la televisión, en alguna clase de derecho light -sobre como agotar recursos-, o bien en una clase de como no hacer cine documental pero como sí promoverlo.
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