Charlie Watts (1941-2021)

Iniciado por Michael Myers, 24 de Agosto de 2021, 10:56:54 PM

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Michael Myers



Nada predispone menos a ser uno de los puntales necesarios de los Rolling Stones que la templanza casi mística de Charlie Watts, batería legendario de la banda, que ha fallecido en un hospital de Londres a los 80 años. Watts estuvo siempre al margen del ruido de caballería que acompaña desde hace cinco décadas a la formación. No compartía satanismo, ni pasotes, ni insomnios, ni desquicie. Jamás dio un problema en casa. Tampoco dentro de la banda. Era un profesional de lo suyo: sofisticado, culto, elegante, silencioso, capaz de ser invisible cuando convenía.

Y, sin embargo, es un Stone de pureza insobornable. Aunque no se drogó, aunque sólo bebía cerveza (y no más de dos o tres latas), aunque se mantuvo junto a su primer mujer hasta ayer, Shirley Ann Shepherd, con quien se casó en 1964. Charlie Watts nunca se manejó en la vida con el afán de estampida bestial de los otros dos bucardos esenciales del grupo: Mick Jagger y Keith Rochards. Si hubiera podido, este hombre habría preferido ser baterista en alguna de las formaciones del saxofonista Charlie Parker. O acompañar con las baquetas algunas de las noches espléndidas del contrabajista Thelonius Monk. Charlie Watts tenía el jazz como único dios verdadero, pero entendió que le había tocado en la vida ser el de la percusión de los Stone y asumió ese destino con admirable templanza.

Era el mayor de la banda. Nació en Wembley el 2 de junio de 1941, el mismo mes en que los nazis invaden la Unión Soviética y el mundo salta por los aires. Tampoco es mal comienzo. Se va haciendo sitio en los tugurios de rythm and blues de la ciudad con la misma actitud que mantuvo durante su vida: discreto, disciplinado, estudioso. En enero de 1963 conoce a Brian Jones, Jagger y Richards y se suma a los Stone. No fue el primer batería (ese puesto lo ocupó fugazmente Tony Chapman), pero es el único. Para entonces estudiaba arte en la escuela Harrow y había empezado a trabajar en una agencia de publicidad. Tenía su propio grupo, los Blues Incorporated, pero los Stone le querían y le lanzaron una oferta a la que él puso las cláusulas.

En 1963 los Stones iniciaron un sonar a Stones. Charlie Parker fue la base de su sonido. La piedra angular. El espíritu de aquello que despegaba. En 1977, Keith Richards lo dejó claro: "Charlie siempre está ahí, pero no lo deja notar. Hay pocos baterías así. Todo el mundo piensa que Mick y Keith son los Rolling Stones. Si Charlie no hiciera lo que hace con la batería, esto no sería como es para nada. Puedes descubrir que Charlie Watts ES [así, en mayúscula] los Stones ".

No sólo fue el más elegante del grupo, el dandi de aquella 'troupe' dispuesta a arrasar y dejarse arrasar, también el que mantuvo la paz social cuando la gabarra que eran los Stones se descompensaba. Tenía, cuando era necesario, un sentido de la responsabilidad inmisericorde. Era el de la última decisión. Era al que jamás se le pisaba en el turno de palabra. Era el que más sabía de cómo ser un Stones sin necesidad de demostrarlo por fuera. Sólo se le conocen, según la biografía de Richards, dos o tres momentos en que saliese del molde. Uno de ellos fue en Ámsterdam, en 1984. cuando Richards y Jagger salieron de juerga después de un concierto. Llegaron al hotel pasadísimos ya a las cinco de la madrugada gastaron una broma a Watts, que dormía desde media noche en su habitación. Jagger cogió el teléfono, marcó el de la suite del Charlie y cuando éste descolgó le preguntó: ¿Está por ahí mi batería?". Veinte minutos más tardes, Charlie Watts, vestido de forma impecable, con los zapatos destellando, llamó a la habitación de Jagger y al abrir la puerta le calzó un puñetazo con una sola consiga: "Nunca más me llamas 'tu batería'". Musicalmente también era inquebrantable.

Cuando los Stones eran ya la banda más planetaria del planeta, Charlie Watts volvió a empeñar más tiempo en su amor por el jazz. Tocó en varias formaciones y fundó una big band, la Charlie Watts Orchestra. Y después formó A, B, C y D de Boogie Woogie, con sonido a la vieja usanza y que integra junto a Axel Zwingenberger (piano), Ben Waters (voz y piano) y Dave Green (bajo), amigo de la infancia. Lo podías ver en garitos de puro jazz, como uno más, tocando, sin tirarse el rollo, ajeno a la purpurina desquiciante de los Rolling Stones.

Él era un músico que quería estar en aquello que más le gustaba, que no era exactamente su primer oficio. La adicción que se le conoce es el blues y el jazz. Y sólo en los 80 se dejó mover algo la silla: "Mis problemas con las drogas y el alcohol eran mi forma de lidiar con problemas familiares... Mirando hacia atrás, creo que fue una crisis de mediana edad. Todo lo que sé es que me convertí totalmente en otra persona alrededor de 1983 y salí de eso alrededor de 1986. Casi pierdo a mi esposa por mi comportamiento". Lo dijo como el que se redime fuera de las descargas de música y de los estadios con esa descarga de la naturaleza que conforman los fans de los Stones. Charlie Watts tenía estilo propio, sonido propio y espléndido. Su deseo más morboso era haber tocado con Miles Davis y con John Coltrane, a quienes descubrió de niño. Lo dijo como el que se redime fuera de las descargas de música y de los estadios con esa descarga de la naturaleza que conforman los fans de los Stones.

¿Cuál fue el impacto de Watts en la banda? Oscurecidos por el carisma de Jagger y Richards, la sección rítmica del grupo, obra del bajista Bill Wyman y de Watts , fue una raíz que conectó a los Stones con la tradición del blues, que le dio algo más que los diferenciaba de bandas contemporáneas suyas. Después de vivir la fiebre beat de mitad de los 60 y los años de fervor de la psicodelia, los Stones se convirtieron poco a poco en una banda con mucho sentido de la historia del rock, muy orientada a inspirarse y a investigar en el pasado de su género . Y ése fue uno de los méritos de Watts. Cuando Mick Taylor llegó a la banda con una sensibilidad muy parecida, el baterista fue su mejor aliado. Fueron los mejores años de los Rolling Stones.

"No me gustan los solos de batería. Admiro a los músicos que son capaces de hacerlo, pero, en general, me gustan más los baterías que se integran en su banda. El reto en el rock and roll es la regularidad . Lo mío es convertir el rock el sonido de una danza. Debería consistir en deslizarse y botar ", dijo Watts en una entrevista de 2009.

Y más o menos en eso ha consistido el personaje de Watts durante las últimas seis décadas: en trabajar casi invisiblemente por el bien común. Watts fue el negativo fotográfico de sus compañeros, una figura casi pintoresca por su discreción: pulcro, profesional, monógamo, incapaz del más mínimo aspaviento (trabajaba con un equipo sorprendentemente pequeño).

Su paciencia llegó hasta extremos cercanos a la santidad. Cuando la banda grabó It's Only Rock 'N' Roll, después de algunos ensayos que no terminaban de encajar, los compañeros de Watts le fueron infieles y llamaron a otro baterista, Kenney Jones, de los Small Faces, para que grabara la canción. Cuando lo supo, Watts dijo que no importaba. "En realidad, suena parecido a como sonaría yo".

Hace años que Watts, más allá del jazz y de los Stones, criaba caballos purasangre en su finca de Dolton. En junio de 2004, Watts fue diagnosticado con cáncer de garganta, a pesar de haber dejado de fumar a fines de la década de 1980 y llevar un estilo de vida sano. Se sometió a un tratamiento de radioterapia de seis semanas y logró volver a tiempo para grabar el disco A Bigger Bang, lanzado en 2005. En junio de 2005 también se le entreabrió la puerta del infierno por un accidente automovilístico en Niza.

Desde entonces ha ido sorteando recaídas y derrapes. Braceando contra el cáncer, que asomaba y desaparecía. Ha pasado más de 50 años tocando den cada gira descomunal las mismas canciones cada noche. Mientras Jagger y Richards sigue haciendo pingaletas en el escenario, Charlie Watts se comporta como un profesional impecable que cumple con empeño su misión pero ni un paso más. Este hombre es fiable, serio, callado, fatalista y estoico. Tiene todos los ingredientes para confiar la empresa a él.

Quedará por resolver una última incógnita: ¿le reportaba algún placer mantenerse en el circo de ser un Stones? Probablemente no, pero por encima de lo que le gustase estaba eso tan escaso en su gremio desatado que se resume, quizá, con esta palabra última: lealtad.


Fuente: elmundo.es
Quizá en esos últimos días, el amó la vida con más intensidad que nunca, no sólo su vida, la de cualquiera, mi vida.
Y lo único que quería eran las mismas respuestas que el resto de nosotros: ¿De dónde vengo? ¿Adónde voy? ¿Cuánto tiempo me queda?
(Blade Runner)
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Wanchope

Se fue un grande. Descanse en paz.
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Vive cada día como si fuera el último, porque un día será verdad. (Cassius Clay)

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Quizá en esos últimos días, el amó la vida con más intensidad que nunca, no sólo su vida, la de cualquiera, mi vida.
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(Blade Runner)
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jescri

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Soprano

Un mito que deja un enorme vacío, The Rolling Stone no serán lo mismo sin él, DEP.
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