Kiki, el amor se hace

Iniciado por reporter, 04 de Abril de 2016, 09:05:51 PM

Tema anterior - Siguiente tema

0 Miembros y 2 Visitantes están viendo este tema.

reporter

Kiki, el amor se hace


SINOPSIS: Cinco divertidas historias de amor y curiosas filias sexuales coinciden en un calenturiento verano madrileño. Dacrifilia, Elifilia, Somnofilia y Harpaxofilia son algunas de las particulares formas de obtener placer que descubren los protagonistas, pero para disfrutarlas tendrán que decidir cómo integrarlas en sus vidas. Sus sentimientos, sus miedos y sobre todo su sexualidad se transforman rompiendo tabúes, adentrándose en una etapa nueva, emocionante y libre donde no se reniega ni del placer ni del amor.

CRÍTICA: El sabor del higo

La cena de ayer fue muy extraña. Marta, esa medio prima, medio amiga tuya de toda la vida, montó una fiesta en su casa, el motivo del cual no quedó del todo claro. Ningún cumpleaños, ni santo, ni comunión se divisaba en el calendario, y que tú supieras, recientemente tampoco se había producido nada que mereciera ser celebrado. Pero bueno, que tampoco estabas para poner demasiadas preguntas. Disfrutabas de la compañía de Marta y ella con la tuya. Todo lo demás no importaba... ¿o si? Porque cuando te plantaste allí, aquello estaba más desierto que el Sahara... y más húmedo que el Amazonas. Ni rastro de los invitados. Ni estaban ni se les esperaba. Sólo Marta. Y tú. Y Marta... y tú. La temperatura en aquel piso no era normal. El calor era volcánico, y la ropa como que empezaba a sobrar... Y la comida... Aquella comida... Aquella comilona. No faltaba nada, porque el hambre, y la sed, eran insaciables. Para ello, nada mejor que un poco de jugo de sandía, y lechecita, claro está. Y salchichas, y peras, y pirulos tropicales, y almejas, y melones... ¡qué melones! Los estrujaste, y te adueñaste cual poseso de todos los higos que te cabían en la boca. Ella, mientras, atacaba otras frutas de la pasión, y te enseñaba, de paso, todos los usos que se le pueden dar a la morcilla de Burgos.

No os quedasteis embarazados (los dos, sí) de milagro, pues no había protección posible ante la lascivia de aquellas miradas, de aquellas mordeduras, de aquellos lametones. Ríase usté del sexo tántrico... aquello lo superaba todo. ¿Pero qué pasó exactamente? ''Joder, ¿pero mojaste o no?'', te preguntan a ti; ''A ver tía, ¿hubo temita?'', le inquieren a ella. En ambos casos, la respuesta es la misma. Silencio, acompañado, cómo no, de la más tonta de las sonrisitas. Una de esas que dan ganas de borrar con un señor puñetazo que haga saltar, ya puestos, algún que otro piño. Pero oiga, que le quiten a uno/a lo bailao', porque el sexo (o el amor, qué más da) no se comenta... se hace. Y punto. Porque ahí está el placer, y porque en el año 2016 de nuestro Señor, el tema ése nos sigue dando un corte del copón. Lo que pasa en la cama es como lo que pasa en Las Vegas: está de putísima madre (en teoría), pero ahí se queda. Al salir, ni mu del pecado. Por suerte, ahí está la invención más intrusiva de todas (esto es, la cámara) para entrar donde en principio no se debe, para tirar de la manta, para levantar lo que haga falta, par hablar de lo que nos ruboriza... en definitiva, para que al final de la sesión, hayamos aprendido algo sobre aquello que siempre quisimos saber, pero no nos atrevimos a preguntar.


Por suerte, detrás (y delante) del instrumento del voyeur se encuentra Paco León, que con éste su tercer largometraje sigue consagrándose como uno de los talentos más frescos y potentes de nuestra cinematografía. Después del imprescindible díptico de presentación de ''Carmina'', en el que realidad, ficción y familia formaban parte del mismo lazo sanguíneo, el cómico nacido en Sevilla da un paso más en el camino para auto-definirse como lo que cada vez está más claro que es: un -puto- genio de los cojones, y perdón por la vulgaridad, pero hay temas con los que no deberían emplearse palabras no-ofensivas. Consciente de ello, el director, co-guionista y co-protagonista de la cinta deja claro, ya desde la primera escena, que no tiene miedo a dar ese pequeño / gran paso: el que nos lleva de la blancura de la insinuación a la suciedad del polvo. Hemos venido a lo que hemos venido (dígase claro: a follar, ¿no?), y a pesar de que, al fin y al cabo, no nos engañemos, mandan los imperativos del cine no necesariamente comercial, pero sin duda comercializable, es de aplaudir el que no se perciba miedo alguno a la hora de abordar algunos de los mayores tabús impuestos por la misma industria.

Recordemos, sino, la infame 'Cincuenta sombras de Grey', despropósito rematado por la -irrisoria- castidad con la que se trataban temáticas supuestamente tan picantes y, por lo visto, tan insoportablemente incómodas. En este último aspecto es donde Paco León se crece. Tanto él como, claro está, sus genitales, cuya forma cuadriculada se impone en la presentación y posterior desarrollo de los distintos frentes, cada uno en forma de atracción sexual inconfesable. No lo olvidemos, nos movemos entre sábanas, es decir, donde la atracción se convierte muy fácilmente en fobia. Así, palabrotas como Dacrifilia, Elifilia, Somnofilia y Harpaxofilia (exacto, se puede ser guarro y estiloso a la vez, y si no, atentos a la fotografía de Kiko de la Rica) se convierten en la excusa ideal, no sólo para articular la coralidad del texto, sino también para activar las risas en el patio de butacas y obviamente, para poner a prueba los limites del espectador. No en vano, en uno de los pocos aspectos en que 'Kiki, el amor se hace' no es irregular es a la hora de desconcertar, tanto para mal como, sobre todo, para bien. No solo en la manera de bascular entre una historia y la otra, sino a la hora de explorar las posibilidades que éstas ofrecen... sin pensar demasiado, durante el proceso, en unas consecuencias que de ninguna manera pueden detectarse en el caliente de la cama. No hay dudas al respecto, el amor, o lo que sea esto, se hace.

Es precisamente en el propio acto cuando empieza a intuirse esa falta de complejos que a la larga se antoja imprescindible a la hora de intentar ir más allá de la sonrisa abofeteable, antes comentada. Porque de saber encajar la tan temida charla post-coito va también la cosa... y de reírse, a más no poder, con todo ello. Faltaría más. Y fuera miedos. Paco León salta a la vista que no entiende de esto. Cada vez que se lanza a la piscina (es decir, en prácticamente cada escena) lo hace con el convencimiento de que los errores que pueda cometer (que haberlos, los hay, tanto en el plano conceptual como en su posterior ejecución), van a quedar tapados, o incluso completamente borrados, a base de aciertos. Tanto en lo que a cantidad como a lo que a calidad se refiere. Tanto a la hora de sacarle el máximo jugo a un elenco de ensueño (húmedo) como, y esto era lo más complicado, a la hora de encontrarle un sentido a esta deshinibición generalizada, que bien podría haberla experimentado el mismísimo Almodóvar de los inicios. Al final de los 100 minutos, los números no engañan, esta celebración ''erótico-festiva'' de la diversidad deja claro que ésta debe darse tanto dentro como fuera de la sala de cine. Para ello, y estemos donde estemos, larga vida al genio de las pelotas.

Nota: 6,5 / 10
  •  

Beyond

Se me ha quedado un poco corta en relación a mis expectativas. No me parece tan divertida como esperaba y tampoco tan "transgresora" o sorprendente como prometía. Es una película fresca y entretenida, pero dentro de la filmografía de Paco León prefiero sus cintas anteriores. No obstante, me parece un trabajo más que digno y que ni mucho menos supone un borrón en la carrera de su director/guionista/actor.

Le doy un 6.
  •  

Sacri94

Que grande Paco León. No he visto sus anteriores películas porque no me llamaban demasiado la atención, pero después de esta 'Kiki', tengo curiosidad por ellas.

Lo que más llama la atención de esta película es la frescura que aporta a un panorama tan abandonado como la comedia española. Si bien hay películas nacionales en este género que entretienen, pocas hacen que el espectador se quede con la sensación de haber visto algo fresco. No digo que sea innovador o totalmente nuevo, pero si es un soplo de aire fresco. Digamos que, lo que ha hecho Paco León, no es algo habitual. Habla del sexo de forma clara, dándonos una divertida lección sobre filias que roza el surrealismo, pero él las desarrolla de una forma muy natural y totalmente creíble. Veo a los personajes en situaciones complicadas y no solo me los creo a ellos gracias a un reparto genial, sino que me creo sus reacciones. De las cuatro historias, no hay ninguna que no genere interés. Todas son, a su manera, exageradas, especialmente la de Candela. Todas tienen puntos en común, pero significados distintos. Cada una de ellas son un ejemplo de "¿Cómo habría acabado esto si...?". El resultado final es sorprendente y esas historias que aparentemente estaban desconectadas acaban encontrándose y dándole sentido al conjunto. No me gusta que, como en 'Relatos Salvajes', se nos presenten diferentes historias sin ninguna conexión entre ellas. Eso hace que no sea una película lo que estamos viendo, sino un conjunto de mediometrajes. Aquí no pasa eso y el conjunto es homogéneo.

Me he reído y he alucinado con algunas de las situaciones que se dan en este film. Si que tira de los tópicos de la comedia romántica en algunas historias, pero lo solventa haciendo lo contrario con otras. Por no hablar de que Paco León dirige de lujo, mucha de la frescura se debe a su estilo tan personal. La escena de los créditos iniciales es fantástica. Y esa hora y cuarenta minutos se pasa volando.

Por mi parte la dejo en un 7.

"Puedo estar horas comiendo una perita."
  •  

Turbolover1984

Pacofilia

Hace más de una década, de fiesta por un pueblo costero de Castellón, conocimos a dos chicas, una de las cuales, al poco rato de estar con ellas (y bajo los efectos del alcohol), nos pedía, casi suplicaba, que le tocáramos las puntas del cabello y nos tocaba el cuero cabelludo. Decía que le ponía muy cachonda. Tras ver la última película de Paco León donde nos habla de unas cuantas parafilias, descubro que eso tiene un nombre: tricofilia. Pero lo que descubro sobre todo es que me he enamorado de Paco León y su forma de hacer cine, al menos en esta. Y es que era un enamorado de su vis cómica y lo que nos hizo disfrutar en Homozaping, de su capacidad de disciplinas múltiples, de su inteligencia demostrada en las entrevistas concedidas y de su visión de negocio por la forma en la que lanzó al mercado 'Carmina o Revienta'. De lo que no me enamoré fue de la citada y aclamada ópera prima, con la que no conecté en ningún momento e incluso me repelió en unos cuantos tramos del visionado. Pero hoy, me reconcilio a lo grande.

Le tenía curiosidad porque pese a su temática, conocía por muchas reacciones de las que me fío, que no iba a ser un film de eso que tantas veces se le achaca al cine español: humor chorra y enseñar cacho. Esperaba seguramente una comedia romántica por encima de la media, pero no una obra de semejante calibre. Para empezar no soy de los de carcajada explosiva que resuena en el cine o en casa y que puede llegar a violentar a la compañía. Puedo decir que me he reído con un film y haber sido en gran parte por dentro. Pero con 'Kiki' me he reído por dentro, por fuera, de explosión e implosión y lo he hecho como hacía muchísimo que no me sucedía. Pero el film va mucho más allá de la risa.

Desde los créditos iniciales, algo similar al opening de la serie 'Dexter', queda patente como lo visual va a ser muy importante en la película, su fotografía y colorido, pero sobre todo, su ingenio. Ingenio para sus diálogos y sus situaciones. Y si las risas y el ingenio no eran suficientes, tenemos enfrente un guión sólido, redondo, una historia que no decae en ritmo en ningún momento, o debería mejor decir, un conjunto de historias que ni desentonan entre sí, ni al contrario de lo habitual, resultan irregulares por ser algunas muy buenas y otras no tanto. Su conjunto es prácticamente perfecto. Pero aún hay más. Y es que a las risas, al ingenio, a una buena historia y ah! unos notables personajes, se le suma la sensación de sentirte libre viéndola. Libre de tópicos, libre de tabús, libre de prejuicios. Y además, por poner la guinda al pastel desde el prisma más personal, libre al ver una rara avis que trata el sexo con discapacidad sin cortarse en nada. Bravo Mr. León. Ahora mismo sufro Pacofilia.

Y te pido perdón, porque la vi pirata, pero el bluray formará parte de mi estantería en breve. Y la veré una y otra vez y quizá en unos años, nuestra sociedad haya mejorado tanto, que no parezca tan liberadora, sino algo común. ¿He dicho ya que se abstengan de verla mojigatos? O igual mejor no, que la vean, que se liberen, aunque sea un poco.

Nota: 8'5
  •  

jescri

Quitado que las cuatro gracias no me ha parecido gran cosa. Tanta historia entrelazada que da la sensación de que todo queda a medias, y es que ya lo dice el refrán, quien mucho abarca poco aprieta. Aun así es justo reconocer el trabajo de Paco León, que seguro puede llegar a ser un buen director en nuestro país.

El amor se gana. Nota: 5.
  •