Acabo de llegar a casa. En los 20 minutos de trayecto en coche desde el cine a la puerta de mi casa olvidé pensar en la película, y al cruzar el umbral de la sala después de que las luces se encendiesen de nuevo la única escena que me perduraba en la cabeza era se me hacía especialmente dura (aunque después haya un 'pues ya lo entiendo...'). No me ha parecido un peliculón, pero me ha entretenido, que supongo que era lo que buscábamos los que estábamos en en cine hoy en realidad: refugiarnos del calor de finales de agosto en un cine climatizado. Sin embargo debo decir que la interpretación de Lilith me ha encantado, me la he creído y, aunque al terminar salí con la misma cara después de haber comido una cena previamente quemada por falta de interés a la olla, hubo momentos en los que si llegué a llevarme ambas manos a la cara, que no quiere decir cubrirla. Un tanto inodora y básica.
Spoiler
aquella en la que la terrible visión de los padres metiendo a la niña dormida en el horno
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