El hombre sin pasado
(The Man From Nowhere)
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SINOPSIS:Tae-shik (Won Bin) es un prestamista que vive sólo en un edificio donde su única amiga es So-mi (Kim Sae-ron), la hija de 10 años de su vecina que trabaja como bailarina exótica. Un día ésta comete el error de robar un paquete de droga a unos mafiosos y esconderlo en casa de Tae-shik. Al descubrirlo, los mafiosos destrozan su casa y secuestran a la niña y a la madre, obligando a Tae-shik a hacer una peligrosa entrega para ellos. Pero lo que estos no imaginan es el oscuro y violento pasado de Tae-shik, y el infierno que desatará a su paso con tal de liberar a su joven amiga...
CRÍTICA: Made in KoreaAunque en realidad lo parezca 'El hombre sin pasado' no es sólo una cinta de acción, diferencia sustancial que solemos encontrar entre el cine de género auspiciado en Occidente, donde se suele apostar casi siempre por un tono muy liviano, y el de Oriente, donde al margen y más allá del número de ostias y litros de sangre que puedan verse en pantalla, por lo general en dosis muy de agradecer, siempre encontramos un intento por dotarle de un trasfondo, digamos, más humano... aunque en algunos casos como el que nos ocupa esto último esté muy cogido por alfileres, el de esta cinta conocida en versión original por el nombre de 'Ajeossi' (= tratamiento común entre vecinos), y cuya un tanto inconsistente y poco convincente premisa da lugar a un sólido y notable thriller made in (la buena) Korea gracias a su potente y trepidante puesta en escena.
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Mi mamá me dijo que si me pierdo debería insinuar que no sé nuestra dirección ni nuestro teléfono.
Cuando se emborracha dice que deberíamos matarnos juntas.
Eres peor que ese gordito hijo de puta que me llama vagabunda.
Pero no te odio, si llegara a odiarte no me quedaría nadie más en el mundo.
Y si pienso en eso, duele mucho. Así que no voy a odiarte.
El argumento de 'El hombre sin pasado' es lo de menos, como en realidad viene siendo costumbre extendida en gran parte del cine que desde esa parte del mundo nos llega (demasiado de vez en cuando, cabe añadir, y aún menos cuando de disfrutarlo en la gran pantalla se trata). Una premisa argumental que no por estar mejor construida, y esta lo está, deja de seguir un esquema más bien convencional de trazo grueso y resultados obvios de inicio, una especie de western donde la escala de grises de todo relato ambiguo es dejado de lado en beneficio de unos extremos nada sutiles lo que, por otro lado, y a diferencia de otras cinematografías, no debe de ser confundido con simpleza o falta de definición, más bien todo lo contrario pues todo tiene un por qué aunque se evite en la medida de lo posible, como en todo producto mass media, meter el dedo en la llaga.
Es en la inconfundible sensibilidad que le viene de serie, en la personalidad inherente al (buen) cine de allí donde este tipo de relatos, o al menos de los que nos llegan en condiciones, encuentran una fuerza que en esta caso no es excepción en la caligrafía de -apunten el nombre- Lee Jeong-beom, la misma que desprende una puesta en escena tan simple y directa que su franca contundencia llega a aturdir ante la aparente facilidad con la que a través de simples detalles como el de una uña pintada se elaboran relatos como este donde, en resumen, todo gira en torno a una espiral de violencia de sentido único y con un final marcado, lagrimilla final incluida: Todo aquel que lo merezca será ajusticiado, dolorosamente ajusticiado... para nuestro disfrute y cortesía de una cinematografía sin miedo a la sangre capaz de coreografiar la violencia con una elegancia más propia del ballet clásico que del rastro de cadáveres que deja a su paso Won Bin, transformado de víctima en verdugo y casi lo menos que un superhéroe a la altura de hoy su rival en los cines Jason Statham.
¿Qué importa que esté elaborada a partir de todo tipo de arquetipos y lugares comunes? Si bien 'El hombre sin pasado' carece de esa incertidumbre en su devenir de la que si hacían gala títulos como 'The Chaser' o 'The Yellow Sea', dos de las mejores muestras del género recientes no por casualidad firmadas por la misma persona, Na Hong-jin, su eficacia como thriller con alma de blockbuster orgulloso de serlo está fuera de toda duda, capaz de mostrarse como algo fresco a través de un arrollador discurso narrativo que no deja títere con cabeza, y donde su historia nos atrapa ya desde un primer momento para no soltarnos hasta el fundido a negro final de una proyección extenuante, tanto por la brutalidad de su clímax como por esos diez o quince minutos que siempre les sobran a los cineastas orientales. La cosa está clara: puede que no haya mucho de nuevo bajo el sol naciente... pero puede que tampoco haya mucho de nuevo que los amantes del sol naciente queramos ver. Y quien practique esta religión a la que hago mención ya sabe a lo que me refiero, porque una ostia bien dada sigue siendo una ostia bien dada. Y en 'El hombre sin pasado' las hay, y bastantes.
Nota:
7.75Lo Mejor:
- Como suele ser habitual en este tipo de producciones, su puesta en escena y su tratamiento de la violencia
Lo Peor:
- Como suele ser habitual en este tipo de producciones y aunque en este caso no se haga para nada pesada, 10 ó 15 minutos menos de metraje le hubieran sentado de maravilla. Eso, y algunos clichés habituales del género que chirrían un poco debido, no obstante y tal vez, a las consabidas diferencias culturales
Pues yo la ví hace un par de meses online por sugerencia de una niña friki que siendo mexicana se cree coreana. La verdad es que me gustó mucho, tiene sangre, hostias y cosas de esas en grandes proporciones pero no son gratis, logra enganchar la historia.
Por otro lado el personaje principal tiene cierto aire místico que si bien me pareció algo cursi, también me pareció interesante.
Una película muy muy bien hecha y la verdad, no me arrepiento en absoluto de verla, joder que los asiáticos están locos.