Misterioso asesinato en Manhattan (1993)

[Michael Myers]

MISTERIOSO ASESINATO EN MANHATTAN/MANHATTAN MURDER MYSTERY

SINOPSIS: Carol Lipton (Diane Keaton), una aburrida ama de casa de Manhattan, empieza a sospechar que su vecino Paul House (Jerry Adler), un hombre de avanzada edad, ha asesinado a su mujer, aunque, aparentemente, haya muerto a causa de un infarto. Su marido (Woody Allen) la tacha de paranoica y trata de quitarle de la cabeza esa descabellada idea; pero Carol se empeña en investigar a su vecino y empieza a seguirlo con la ayuda de su amigo Ted (Alan Alda), que siempre se ha sentido atraído por ella. Larry, espoleado por los celos y por una seductora escritora (Anjelica Huston), también interesada en el caso, se une de mala gana a la investigación.


ALGO HUELE A PODRIDO EN MANHATTAN

Después de unos seis años sin colaborar, el tándem Woody Allen-Diane Keaton se reencontró en lo que sería su última colaboración hasta la fecha en el que interpretan a un matrimonio en el que se da a entender que su vida conyugal es tan viva como una piedra. Debido a casualidades de la vida, podrán vivir una aventura gracias a sus vecinos.

No soy un devoto fan del estilo de hacer cine de Woody Allen, pero, la verdad sea dicha, aún no me han parecido mala ninguna de las películas que he visto de su autoría, y es que a pesar de su modo de hacer cine, siempre tiene algo a destacar; ya sean diálogos punzantes, personajes curiosos o situaciones rocambolescas. No siempre puede salir bien cada proyecto que hace, aunque siempre tiene su modelo innegociable.

En 'Misterioso asesinato en Manhattan', el tándem vuelve por sus fueros volviendo a tener la química que suelen mostrar cada vez que se han juntado, interpretando de forma totalmente creíble a un matrimonio absorbido por la inercia del día a día. La historia de los Lipton se puede interpretar en la forma como la historia de una pareja de buen vivir con olfato (especialmente de ella) para observar lo inusual; en el fondo, habla también de cuando un matrimonio se instaura en la cotidianidad y cualquier vía de escape para hacer algo excitante se perdió hace tiempo.

Woody Allen -acompañado esta vez por Marshall Brickman- elabora uno de sus típicos guiones llenos de diálogos con tino de los que siempre quedará alguna frase para el recuerdo ("Cuando escucho a Wagner durante más de media hora me entran unas ganas de invadir Polonia.") Con un manejo de los actores en el que logra no excelentes interpretaciones, pero sí lo bastante creíbles para que nadie desentone. Cuando ese reparto tiene nombres como Alan Alda o Anjelica Huston el trabajo de director es un poco más fácil.

No pondría la mano en el fuego porque este título pasase a ser, a título personal, uno de los grandes títulos de la carrera del realizador neoyorquino, siento que el largometraje tiene un guion que va desarrollando los acontecimientos sin tomar demasiados riesgos y las actuaciones del reparto no llegan al notable. A pesar de todo, estamos ante una obra que no deja indiferente y funciona perfectamente como entretenimiento intelectual.

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