" El gafe" Capitulo 1

Iniciado por juanluis, 13 de Enero de 2010, 02:05:30 PM

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juanluis

   Jescri me ha dado permiso para publicar aquí unos relatos que tengo escritos por mí. Aquí teneis el primer capítulo de uno de ellos. no son relatos cortos pero tampoco llegan a novela corta. Espero que os guste y si me haceis críticas como criticais películas encantado. Gracias por vuestra lectura.


                                                                  1



        Eugenio tocaba con alegría la puerta nueva que acababan de instalar.
-   ¡Es resistente!, ¿ no crees?.
-   Sí , eso parece. Le contestó su mujer dando unos golpecitos en la misma.
-   La verdad es que nos ha costado un riñón.
-   Y ahora no estamos para muchos gastos, y menos con el niño; pero había que hacerlo. La anterior era un papel de fumar, y ya ha habido unos cuantos robos en el barrio.
Después de mirarla durante un rato, se fueron al salón. Ella se sentó en el sofá, y él antes de hacerlo le preguntó si quería tomar algo.
-   ¡Hazme un té!, si no te importa cariño.
-   ¿ Como me va a importar cuidarte?. Anda quédate ahí tranquila, que hoy puede ser el gran día.
Virginia encendió el televisor, y comenzó a ver las noticias mientras se tocaba con suavidad su prominente barriga. Ya se habían cumplido los nueve meses, y el ansiado bebé podía llegar en cualquier momento. Mientras tanto, él vigilaba el agua de la tetera. Cuando el humo comenzó a silbar apagó el fuego, preparó una bandeja con dos tazas, sus platos y cucharas; y un azucarero. Vertió el agua caliente sobre la primera, pero cuando se disponía a hacer lo mismo con la segunda escuchó la voz de su mujer.
-   ¡Eugenio!. Eugenio, que me parece que ya empiezan las contracciones.
Corrió rápido hacía el salón.
-   ¿ Ya ?. Bueno ,tranquila. Vamos para el hospital.
    Ayudó a su esposa cuidadosamente a ponerse en pie. Salieron del piso, y llamaron al ascensor. La luz no se encendía, ni tampoco escuchaban el característico ruido que indica que se ha puesto en marcha. Tocó con insistencia el botón.
-   ¡Joder!, ¡ que coño le pasa a esto!.
En ese momento salió la vecina al rellano.
-   ¡ No funciona!. Se estropeó esta mañana.
-   ¿¡ Que se estropeó esta mañana?!. ¡ Menuda faena!. Pues habrá que bajar andando.
-   ¿ Ya viene el niño?. Virginia respondió afirmativamente.¡ Venga que os ayudo!. La vecina se ofreció, y entre los dos agarrando a la futura madre por los brazos fueron bajándola por las escaleras. Una vez en la calle, entraron en el coche, y la vecina se despidió deseándole lo mejor en el parto. Eugenio metió la llave en el contacto, pero el coche se resistía a arrancar. Lo volvió a intentar varias veces pero todo era en vano.
-   ¿ Que pasa?. Preguntó su mujer.
-   ¿Qué que pasa?. Que este puto coche lleva con la batería dándome problemas desde hace días, y hoy, precisamente hoy; se me tiene que estropear.
-   ¿ Llamamos a una ambulancia?.
-   Sí, claro, claro. Habrá que llamar a una ambulancia. Sacó el móvil de su bolsillo.
-   ¡No me toques las pelotas!. Tampoco tiene batería. ¿Tienes el tuyo ahí?.
-   Esta en el bolso, pero no tengo saldo.  Cariño , que esto va a más , no quiero tener a mi hijo aquí.
-   Aguanta mi amor, aguanta. Voy a ir a casa a llamar desde allí. Salió corriendo del coche. Comenzó a subir los peldaños de tres en tres, con tanta celeridad se empleaba, que no pudo evitar resbalar en una de sus largas zancadas, y golpearse la mandíbula contra uno de ellos, partiéndose dos dientes. Se levantó soportando el terrible dolor, y entró en su piso, descolgó el auricular del teléfono fijo, y marcó el número de la ambulancia.
-   ¿ Servicio de ambulancias, digamé?.
-   Sí, hola, buenas tardes. Miré, mi mujer está de parto, y no puedo llevarla al hospital porque se me ha estropeado el coche.
-   Lo entiendo Señor, pero ahora mismo es imposible.  No tenemos ninguna ambulancia disponible.
-   Pero, ¿Cómo que no hay ninguna disponible?,  ¿ alguna habrá, no?.
-   Ninguna, señor.  Había  cuatro, pero una  se ha estrellado,  otra también cuando iba a socorrer a la primera; y de  otra el conductor no recuerda donde la ha aparcado.
-   ¿ Y la cuarta?.
-   La cuarta la ha incendiado un transexual  descontento con su  operación de cambio de sexo.
-   ¡ Joder!, ¿ y que hago?.
-   Le recomendamos que llame a un taxi.
-   ¡Eso es coño, un  taxi!. Marcó rápidamente el teléfono.
-   ¿ Radiotaxi , digamé?.
-   Hola, mande un taxi rápido a la calle Del Perdón número 7.
-   Imposible Señor.  Estamos en huelga, y los servicios mínimos están todos ocupados. Si quiere le pongo en lista de espera.
-   ¿Y cuanto va a tardar?.Preguntó alucinado.
-   Una media hora.
-   ¡Media hora!. Dejeló . Colgó rápidamente, y salió flechado hacía la calle. En el coche su mujer respiraba fuertemente.
-   Cariño, no te lo vas a creer , pero no puede venir ninguna ambulancia ni ningún taxi. Y no me preguntes el porqué, por que es una locura, ¿Sabes lo que vamos a hacer?, te voy a llevar a casa, y vamos a llamar a Maria  Jesús, la vecina del octavo, que es enfermera y a lo mejor sabe que hacer.
       A los pocos minutos Virginia reposaba en su cama, mientras su marido corría endiablado por las escaleras. Tocó el timbre , abrió su vecina, que se ofreció a bajar, pero con las prisas se cayó por las escaleras, y no podía levantarse.
-   ¡Llama a una ambulancia Eugenio!.
-   Pero si te acabo de explicar lo que me ha pasado.¿ Te duele mucho?, ¿tienes algo roto?.
-   ¡No , roto creo que no!.
-   Bien ,pues espera aquí. Entraré en mi casa, y llamaré a mis amigos. Aunque seguro que están todos de viaje.
      Bajó de dos en dos los peldaños. Al llegar a la puerta, los gritos de su mujer eran ya preocupantes. Metió su mano derecha en el bolsillo derecho, y no estaban las llaves, luego metió la izquierda en el  izquierdo, y tampoco estaban allí; después metió la derecha en el izquierdo , y la izquierda en el derecho; pero ni rastro. Se palpó el bolsillo de la camisa, los bolsillos traseros del pantalón, y hasta miró dentro de los zapatos. Se había dejado las llaves dentro.
-   ¡Virginia!, ¡abremé!, ¡me he dejado las llaves dentro!.
-   ¡ No puedo levantarme!, ¡ que viene Eugenio, que viene!.
-   ¡Virgen de Dios!, ¿ y ahora que hago?.
     Subió hasta donde estaba la enfermera, esta le dio las llaves de su piso. Desde allí llamó a los bomberos.
-   ¡Están apagando una ambulancia!.Le contestaron por teléfono.
      Bajó corriendo hasta la carnicería , y le pidió un hacha al carnicero; con el cuál pudo destrozar su magnífica puerta que no tenía ni dos horas de vida. Una vez dentro ayudó a su mujer como pudo, y finalmente nació su hijo, al que llamarían Lorenzo.

          El niño creció sano y fuerte, pero una serie de sucesos hicieron pensar a sus padres, y poco a poco a todos los que les rodeaban , que le acompañaba una especie de fatalidad inevitable; y que lo sucedido el día de su nacimiento , no era más que una carta de presentación. De sus primeros años se pueden destacar de entre lo que sucedía por donde él pasaba, un par de acontecimientos. El día de su bautizo, en una pequeña comida que realizaron sus padres; el sacerdote invitado para la ocasión comenzó a comer compulsivamente, sin parar  prácticamente entre bocado y bocado. Los que lo observaban, veían como iba ingiriendo lonchas y lonchas de jamón, langostino tras langostino, platos de queso, y todo tipo de embutidos nada más comenzar. Se apreciaba en su rostro una felicidad completa al mirar cada uno de los alimentos que se postraban delante suyo . No habló nada durante todo el tiempo que duró la comilona. Los invitados que tenían al padre Antonio por un hombre  austero, no salían de su asombro viéndolo comer. Una vez acabados los entremeses, repitió hasta cinco veces el plato de carne posterior; y en el postre se comió los trozos de tarta de los doce comensales que le acompañaban en la mesa, que ante tal espectáculo ni recordaban que podían comer  su ración. Por si no fuera poco,  al acabar se  ventiló dos botellas enteras de licor de cerezas; y al acabar con la segunda cayó en redondo; y tuvo que ser hospitalizado durante diez días. Más tarde pidió disculpas en una homilía, argumentando que no sabía explicar que pudo pasarle por la cabeza  , pero que no podía parar. Por otro lado , cuando Lorenzo cumplió seis años ,abrió la puerta de su casa, y se encontró a un técnico con la puerta del ascensor abierta. El señor estaba arreglándolo,  pues se había vuelto a estropear nuevamente desde la última vez ,que fue el día en que vino al mundo. Se sentó en la escalera para ver  como era aquello, mientras se comía un bocadillo. Justamente cuando se introdujo el último pedazo en la boca, el técnico cayó por el hueco. Murió al instante.
      Así de inquietante era la presencia de Lorenzo. En el colegio convirtió a su clase en la de mayor índice de faltas de asistencia por enfermedad de toda la comarca. Todo esto hizo que nadie quisiera acercarse a él, y se convirtió así en un niño solitario , aunque exento de cualquier perturbación. Para él, la mala suerte que iba repartiendo allá por donde pasaba era familiar y cosustancial a su persona. Los que habían hablado alguna vez con él, decían que sentían la misma sensación que se experimenta cuando hablamos con un ciego, o con alguien que va en una silla de ruedas; donde el problema acaba pareciendo mayor en la psique del que no ha sufrido la desgracia ,que en el que es portador de la misma. " Pero si es un niño de lo más normal", decían muchos." ¿  Y como pensabas que debía de ser?", era la respuesta de sus padres. Estos, lo amaban profundamente, a pesar de que sufrían su cercanía. Su padre había sido despedido tres veces. Su madre tardó un poco más en sufrir sus efectos. Esta circunstancia, le parecía a ella de lo más poético. Rememoraba en su relación con Lorenzo, las historias de algunas películas, donde el protagonista redime su aparente maldad en la pureza del amor.  Pero, a pesar de que fue inmune a su hijo durante los primeros diez años de su vida, cuando se matriculó en la Autoescuela para sacarse el carnet de conducir, las incorpóreas ramas del poder destructor de Lorenzo hicieron su trabajo. Suspendió treinta veces el examen práctico. En cuatro ocasiones atropelló a un peatón, y además nadie de los que se examinaron el mismo día que ella lograba aprobar. Los examinadores se volvían tremendamente quisquillosos con la normativa, y siempre encontraban una causa irrebatible con la que suspender. Aún hoy no ha logrado aprobar, pero eso, por una razón que se sabrá más adelante ,carece de toda importancia.
                Lorenzo estudiaba en el mismo colegio en que su padre era profesor de  Educación Física. Un día, su padre esperaba al director del colegio en una pequeña estancia situada a la puerta de su despacho, cuando sonó su teléfono móvil.
-   ¿ Diga?.
-   ¿ Eugenio?. ¡ Oye, hoy no voy a poder recoger a Lorenzo como quedamos!. Lo puedes traer tu a casa antes del partido.
-   No, no voy a poder, porque el partido es  en un pabellón que está en dirección contraria , y además vamos con el tiempo justo.
-   Pues, llévatelo al partido, y luego vais juntos a casa.
-   ¿ Que me lo lleve al partido?. Entonces se perderá la clase de inglés.
-   Bueno da igual, por un día no va a pasar nada. Su marido permaneció en silencio.
-   ¿ Que pasa, Eugenio?.
-   No , nada, es que el partido no es que sea importante, es que es la final.
-   ¡Joder!. Pues, no sé...; ya lo hemos hablado muchas veces cariño. Tenemos que vivir como una familia normal. Te lo llevas, y cuando lo vean los jugadores, pues... nada, que se siente en la grada, y si pierden a lo mejor es que son un poco paquetes.
-   ¿Paquetes?.Tenemos un equipo para meterles una paliza de campeonato, pero en fin, que pase lo que tenga que pasar.
-   Tu lo has dicho cariño. Venga, luego me cuentas.
Eugenio colgó el teléfono. Los jugadores del equipo de Baloncesto al que él entrenaban se pondrían blancos cuando lo viesen, pero era su hijo ,y además era sólo deporte; aunque había algo más que la satisfacción de la victoria en ello.
El director de abrió la puerta e invitó a entrar a su profesor de Educación Física. Ambos se sentaron a cada lado de la mesa.
-   ¡ Te quería ver solo para desearos suerte en la final!. Me hubiera encantado  ir , pero esta tarde tengo que recibir a unos padres de un expulsado. ¿ Sabes quién es Ramiro Alcántara?. Le ha pegado una pedrada a mi coche , y me ha dejado la luna hecha añicos.
-   Y a lo he oído.Gracias, esperemos que no pase nada y ganemos porque somos mucho mejores.
-   Seguro que sí. También estos del ayuntamiento son un poco cabrones, ¿no crees?. Mira que darle solo la subvención al campeón, y nada al segundo. Así en vez de alumnos demócratas, conseguiremos auténticos dictadores.
-   Sí, la verdad es que ya podrían repartirla un poco más. Si lo logramos, pistas nuevas ¿no?.
-   Sí, si , no te preocupes. Además estamos obligados a presentar facturas para demostrar que los doce mil euros se han gastado en acondicionamiento de las pistas deportivas. Canastas nuevas, porterías nuevas, y una valla completamente reformada para que no se escapen los balones. El resto para el gimnasio.
-   Sí me permite una sugerencia, ¡ agua caliente en las duchas!. ¡Que más de uno me acaba resfriado!.
-   Pues ese puede ser por supuesto un destino. En cualquier caso cuando llegue el momento haremos una lista de prioridades para ver donde se emplea finalmente el dinero, y tu opinión es importante.
      Eugenio no quiso comentarle nada de la presencia de su hijo en el partido, porque el director, aunque comprensivo con Lorenzo, de hecho no hacía caso a ciertos padres que le pedían que lo expulsase ; no hubiera podido evitar pensar en que lograr esos doce mil euros podía  llegar a ser una tarea imposible.




                                                                             











   
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Amármol

para cuando el segundo capitulo?
me ha enganchado
Vive cada día como si fuera el último, porque un día será verdad. (Cassius Clay)

I am watching you!
VISITA LA WEB
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juanluis

Cita de: Amármol en 16 de Enero de 2010, 05:15:38 PM
para cuando el segundo capitulo?
me ha enganchado


  Pues hoy o mañana. Gracias por tu lectura
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Amármol

Vive cada día como si fuera el último, porque un día será verdad. (Cassius Clay)

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Black Knight

Me lo acabo de leer,  :D. quiero saber que pasa, venga ponlo jejejeje

que la fuerza os acompañe

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Guevara

Yo también lo he leído y quedo a la espera.

¿No estaremos en peligro por leer a este gafe, no?    :burla
Los japoneses no miran... sospechan (Woody Allen)
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Black Knight

Cita de: Guevara en 19 de Enero de 2010, 01:26:03 PM
Yo también lo he leído y quedo a la espera.

¿No estaremos en peligro por leer a este gafe, no?    :burla

Si, ya lo he comprobado, hoy he tenido el dia mas gafe de mi vida. Me explico:

Iba de vuelta del curro a casa, y en un semaforo (con atasco por un golpe ademas) me ha dejado tirado, al acelerar ha empezado a hacer ruidos, no salia y se a apagado el motor, y han empezado a parpadear las lucecitas haciendo ruiditos, y todo esto en el carril izquierdo, me he apartado con las luces de emergencia, y para cruzar la calle para aparcarla no podia por la cantidad de coches que habia, una vez lo he conseguido y al ir a llamar a la grua, el Movil sin Bateria, y luego ya resumiendo, sin dinero en el bonobus, teniendo que parar a mitad de camino a recoger el pedido de amazon ...  :deses :deses :deses :deses :deses :deses :deses

Vamos que si os pasa algo a los demas dejaria de leerlo  :D. :D.
que la fuerza os acompañe

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Guevara

 :poss

Yo, de momento, sano y salvo. Cruzaré los dedos y tocaré madera, que no soy supersticioso, pero... por si acaso...
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Amármol

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