The Rider

Iniciado por Wanchope, 21 de Septiembre de 2018, 03:53:52 PM

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Wanchope

The Rider


SINOPSIS:
Brady, que fue una de las estrellas del rodeo y un talentoso entrenador de caballos, sufre un accidente que le incapacita para volver a montar...


CRÍTICA: La tribu de los Brady

En 2015, mientras visitaba un rancho en la Reserva de Pine Ridge, la guionista y realizadora Chloé Zhao conoció a un vaquero Lakota de 20 años llamado Brady Jandreau, según recogen las notas de prensa del filme. Un jinete de caballos salvajes con silla de montar y un entrenador de caballos, que vive como un hombre del Lejano Oeste. Caza a caballo, pesca en un río de aguas bravas, y pasa la mayor parte del tiempo trabajando con caballos salvajes, domándolos y entrenándolos hasta que están listos para venderlos. Lo lleva haciendo desde los ocho años. Chloé se sintió inmediatamente atraída por él y comenzó a hilvanar ideas para hacer una película sobre Brady.


Sin embargo en abril de 2016, Brady se presentó al rodeo PRCE en Fargo, Dakota del Norte, dónde tuvo lugar un fatal accidente: Un caballo le pisó la cabeza y le golpeó el cráneo casi mortalmente. Sufrió graves lesiones internas, convulsiones y estuvo tres días en coma. Ahora, Brady lleva una placa de metal en la cabeza y padece otros problemas de salud asociados a una lesión cerebral traumática grave. Los médicos le aconsejaron que no volviera nunca a montar. Que si volvía a sufrir un golpe en la cabeza podía morir. Pero Brady no tardó en volver a montar caballos salvajes. Chloé lo visitó y hablaron sobre por qué ponía en riesgo su vida... y ahí es cuando la película dejó paso a la vida.

"El mes pasado tuvimos que disparar a Apollo (un caballo que Brady estaba entrenando) porque sufrió un corte muy profundo en la pata con un alambre de púas", le contó Brady a Chloé. "Por aquí, si un animal se lastima como yo, se lo sacrifica. Me dejaron vivir porque soy un ser humano, pero no es justo. No sirvo para nada si no puedo hacer lo único que sé hacer". Chloé decidió hacer una película sobre la lucha de Brady, tanto física como emocional... y el resultado es 'The Rider', película protagonizada por el propio Brady junto a familiares y amigos, incluyendo a su hermana, con Síndrome de Asperger, o a su amigo Lane, completamente paralizado después de sufrir otro accidente "laboral".

"La vida se abre camino", decía Ian Malcolm en una de esas frases que a uno le gusta recitar como si fuera de William Shakespeare. "Esto es vida, un pedazo de la vida de alguien", decía por su parte Lenny Nero para vender su "mierda", en otra de esas frases archivadas en primera fila de mi memoria. Existe un esfuerzo palpable en 'The Rider' por capturar la realidad, por integrarla de manera orgánica dentro de una narrativa cinematográfica. Un esfuerzo con premio, el que representa la propia película, un retrato que se siente genuino, íntegro, de esa América profunda tan dura e impasible pero a la vez, honesta y hermosa que representa Brady con suma humildad. En armonía con la realidad.

Pero 'The Rider' no es sólo eso. Dónde se gana el respeto, dónde se gana quedar apuntada en una lista de películas para ver antes de morir, es en la representación agridulce de lo que supone tener un sueño, una vocación, una pasión... y a su vez, una debilidad tan marcada. Ahí es dónde 'The Rider' se crece, casi sin darnos cuenta, según avanza y paso a paso, a golpe de realidad. En las pequeñas cosas. En el día a día. En lo cotidiano. En la pureza de sus emociones. En el lirismo de una realidad empleada para representar una ficción. O viceversa. En ese humanismo latente, por encima de cualquier otro de sus argumentos cinematográficos (igualmente notables, en cualquier caso).

Cuando la ficción es capaz de convivir en armonía con la realidad. Dejando que repose, por la boca pequeña y a pie de calle. A través de pequeños gestos, con una sensibilidad y discreción siempre por debajo del radar. Como quién no quiere la cosa, un pedazo de la vida de alguien, que va haciendo bola con elegancia hasta reposar en la palma de nuestra mano, al abrigo de nuestros dedos. Esa emotividad indiscreta, furtiva que igual nos asalta en el metro, por la calle o mientras plantamos un pino que surge, o nos ataca. Ese momento es lo que logra capturar ese pequeño milagro llamado 'The Rider' con una sencillez y una discreción encomiables. Y arrebatadoramente emotivos.

Nota: 8.0


Lo Mejor:
- Su pureza y honestidad

Lo Peor:
- Al volar por debajo del radar, pasará injustamente desapercibida
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Soprano

No seré yo quien le niegue sus bondades a este cuanto menos interesante docu-drama pero en lo personal no ha terminado de calarme, la historia de aceptación y superación del propio Brady es encomiable pero salvo cuando se ve realzada por la fotografía en algunas escenas concretas encuentro que su relato carece de agilidad, lo que sumado a un guión correcto y unas actuaciones amateurs hacen que el conjunto no me parezca tan sólido ni digno de alago, de cualquier forma vale la pena darle una oportunidad aunque sólo sea por la nobleza que desprende en sus puntos álgidos.
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