Ayer no termina nunca

Iniciado por reporter, 26 de Abril de 2013, 06:00:50 PM

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Ayer no termina nunca


SINOPSIS: Barcelona, 2017. Una pareja se reencuentra después de cinco años de no verse y de haber pasado unas circunstancias difíciles en sus vidas. Cuando sienten que el pasado ya no tiene importancia de repente vuelve. Las heridas no cerradas permanecen siempre abiertas.

CRÍTICA: Postales -mierdosas- del futuro

''Mierda''. Para que el impacto sea mayor, el diptongo debe alargarse; paladearse. ''La vida es una mierda.'' Con posado serio y ojos medio cerrados, como si uno realmente supiera de lo que está hablando. ''La vida es una puta mierda.'' Los sonidos oclusivos deben pronunciarse con especial mimo y, a ser posible, acompañarse con un casi imperceptible movimiento pendular del cuello... le da a la frase el toque final de contundencia para ganarse el respeto de la audiencia. Porqué ya se sabe que hoy en día cuesta horrores que a uno le hagan caso. Se ha perdido el respeto. Isabel Coixet lo sabe mejor que nadie. No hace tanto, los certámenes más prestigiosos del mundo se daban codazos entre ellos para poder proyectar sus películas. No hace tanto, Cannes, el festival de festivales, se vanagloriaba de haber conseguido, para una de sus clausuras, el esperadísimo desembarco en tierras japonesas de la directora de moda.

Pero a partir de ahí, todo fue a peor. Quizás porqué, como se ha dicho, el boom no fue más allá de una moda que, como tal, fue pasajera y que, por supuesto, llegó a cansar. Al igual que la tan maltratada ''marca España'', lo que antes gustaba ahora despierta poco más que muecas que sin duda alguna delatan la antipatía que siente el receptor del producto. El pasado era dorado y el presente, por lo visto, levanta más bien pocas pasiones. Ya no somos lo que éramos. Como de la añoranza no se vive, es hora de poner los ojos en lo que está por venir y comprobar si lo que se ve en la bola de cristal es, al menos, algo más esperanzador... Pero esto es España y, como era de esperar, en el futuro todo va a peor, y aunque Leo Messi gane su décimo Balón de Oro, la tasa de paro en nuestro país seguirá por las nubes y el BCE nos denegará el tercer rescate. Para suicidarse. Al menos, la estatua de Fabra en el aeropuerto de Castellón ha volado por los aires. Ya es algo.


Isabel Coixet pone en marcha la máquina del tiempo en su 'Ayer no termina nunca' (otro título marca de la casa), donde resulta que España está continuamente asolada por un fuerte viento post-apocalíptico y donde se dan cita Candela Peña y Javier Cámara. Esperando a... el funcionario de turno. Peor que con Beckett. Mejor sentarse y ponerse cómodo. La lástima es que, para amenizar dicha espera, no haya mejor opción que atender a los desvaríos de una directora a la que se ve venir a la legua y que además, para la ocasión, tiene la desfachatez de vestirse con el heroico traje del compromiso y de la indignación. No hay que dejarse engañar, pues lo último de la cineasta barcelonesa es puro politiqueo en cuanto al uso de grandes palabras para construir un discurso que cuando rinde mejor se antoja más vacío que ciertas líneas del AVE... en el peor de los casos, es un repetidísimo anuncio de colonia.

Pésimo sentido estético (aunque sería más apropiado hablar de esclavitud voluntaria) que convierte en chiste el sentimentalismo, en pura pesadez lo teóricamente devastador y que se come cualquier atisbo de sinceridad que pueda haber en un relato que presuntamente trata sobre las heridas mal cicatrizadas del corazón. Poesía de nivel ESO; referencialismo de wikipedia y un enervante besugueo dialéctico como hilo conductor. Javier Cámara y Candela Peña consiguen, la mayor parte del tiempo, la proeza de no quedar ahogados en el absurdo impuesto por la comandanta del barco. Una cineasta perdida en un pasado, que ya quisiera ella que no terminara nunca, y con ganas demasiado evidentes de reinventarse, que buena falta le hace. Una directora que, a falta de algo mejor, parece haberse acomodado en aquel punto que, por recurrente, no es que ya no sorprenda... es que fastidia a más no poder. El agravante está precisamente en nuestros presente y futuro, que pintan tan negros que, a estas alturas, dárselas de artista privilegiado sin ir más allá del ''La vida es una puta mierda'' sitúa a la propuesta demasiado a tocar de la broma de mal gusto.

Nota: 3 / 10
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Dragondave

Me alegra estar de acuerdo contigo, el panfleto que se marca la Coixet es de órdago. Una mera excusa para soltar sus ideales e indignaciones. Me imagino el careto de la Coixet ocupando toda la pantalla y escupiendo letras y letras que me inundan la butaca y el cine hasta asfixiarme. Así resumiría este aburrido y pasta ejercicio propagandístico. Al menos debería mirarse unas cuantas pelis soviéticas, que pese a su marcado posicionamiento, tienen las suficientes virtudes cinematográficas como para apreciarlas sin tener en cuenta la política.
Además me hace gracia lo de Candela Peña, parece que actuar sea dar alaridos y hacer el mongol como un niño de 5 años... telita. Y mejor no sigo que creo que ya se entiende la idea :poss
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Banacafalata

Bueno, pues para generar algo de polémica, dejo la mía que es positiva :P

Desolado paisaje

Las situaciones del mundo se acaban reflejando en la pantalla, no son otra cosa los realizadores que grandes portavoces que nos permitirán observar la situación de cómo estaba el mundo en un futuro. Algo que sabe bien Isabel Coixet, que tras su documental/entrevista con el juez Garzón, algo que además fue una ocasión claramente desaprovechada para hacer una película mucho más interesante, pero que se unió en su interés de condenar a los culpables, vuelve a atacar al panorama actual español. Posiblemente, su nueva película, Ayer no termina nunca, sea la obra que condena con mayor fuerza la crisis actual hasta el momento (Con permiso de Cinco Metros Cuadrados). Pero existe un problema, el mismo que condenaba a su documental y que en una película de ficción no se puede tolerar y que Coixet regatea con mucha torpeza, que es el de poner la crítica por encima de la película, algo que además desacredita a la película y le quita un valor que puede a adquirir cuotas mayores, tal y como le ha pasado por ejemplo a Los Lunes al Sol de Fernando de León de Aranoa, una obra que a día de hoy, está más al día que cuando se estrenó.

Coixet nos lleva a un futuro inmediato, dentro de cuatro años en 2017, parece que todo ha cambiado el ciudadano, aunque no para el de arriba. Messi gana su décimo balón de oro y el Barça se sigue gastando un pastón en jugadores "de los antiguos euros". Pero para el ciudadano la situación cada vez es más insostenible, más de 7 millones de parados, ataques terroristas por parte del pueblo y una Europa que niega el tercer rescate. Todo perfectamente explicado que un excelente prólogo, dónde sin hacer demasiado hincapié en ello se pone en situación al espectador de la desesperanzadora visión de España. Un marco que es necesario para comprender la obra y que sin duda marca también el devenir de los protagonistas. Una pareja que perdió un hijo por un accidente, y él, escapó para Alemania abrumado por la situación personal y profesional. Ahora se reencuentran después de cinco años por la necesidad de firmar unos papeles, puesto que tienen que trasladar el cadáver para construir un gran complejo turístico. Allí no sólo se pondrán al día con lo sucedido, si no que también, limarán todas las asperezas que han surgido tras tan nefasto incidente.

Es interesante el mundo en el que Coixet planta a sus dos protagonistas, en una nave de un descampado, esperando a un funcionario que nunca llega. Un pequeño microcosmos en el que no hay absolutamente nada más que ellos dos y un mundo cayéndose a pedazos. La película se limita básicamente a una conversación entre ambos con un tema central muy claro, la pérdida. La pérdida de todo, porque la realizadora no habla solamente de la pérdida personal que han tenido que afrontar, también de la pérdida de los sueños, la pérdida de una nación, la pérdida de una identidad, la pérdida de un hogar. La conversación es fuerte e intensa en todo momento, algo que también hace restar puntos a la cinta, ya que hubiera sido más interesante caer en banalidades y dejar que los dos protagonistas hagan el resto. Porque si hay algo que destaca en Ayer no termina nunca, es el soberbio trabajo de sus dos protagonistas, son los que llevan la cinta a volandas, dando un verdadero recital interpretativo, posiblemente dos de las mejores interpretaciones que nos han ofrecido hasta el momento dos actores tan fantásticos como Javier Cámara y Candela Peña.

Pero hay algo que hace naufragar a la película, y es posiblemente la pretenciosidad de la propia directora, es fácil sentir que nos toma tanto a los espectadores, como a sus dos actores por tontos. Que nos tiene que mascar todo para que lo entendamos bien, es incapaz de narrar de otra manera. Y para ello, abusa en un desacierto total de pequeños interludios en los que sus dos protagonistas reflexionan en algo así como un pequeño mundo onírico, reflejando su lugar en la mente, una apuesta muy teatral que no funciona. El problema con ello, no sólo es que sean torpes y corten el ritmo de la película, llevándola a un bajón durante su tramo central, que sólo sus protagonistas parecen ser capaz de levantar. Es que por un lado, sus reflexiones resultan ridículas, viendo el portentoso trabajo de sus protagonistas, hubiera sido mucho más efectivo abusar de silencios, de esas conversaciones banales a las que hacíamos referencia con anterioridad, y dejar que con su interpretación el espectador rápidamente diera con sus miedos, con sus sentimientos, no hay que darlo todo por escrito. Igual pasa con las diatribas que suelta especialmente Candela Peña, alter-ego de la directora. La carga social de la película, y su denuncia, es ya evidente sin la necesidad de estos interludios, su tendencia al subrayado, su clara intención de hacer que el espectador salga a la calle a manifestarse, es innecesaria y bastante cargante.

<<Continúa en el spoiler por falta de espacio>>

@Banacafalata
www.lacabecita.com
spoiler:
Es la propia Coixet quien sabotea su obra. En cierto momento hay un chiste del personaje de Javier Cámara en el que pregunta a su compañera si ahora es una activista. Parece que Coixet realiza la película más como activista que como realizadora. Que tiene más ganas de denunciar una situación que de contar una historia. Y el cine está para contar historias, y denunciar con ello, ambas son compatibles y necesarias. Pero cuando se abandona el primer término, para hacer hincapié en el segundo, al final, lo que consigues es fracasar en todos tus propósitos, fracasas como cineasta, pese a que lo que traigas contigo siga siendo realmente interesante, y fracasas con una denuncia que cae en saco roto. Y no podemos decir que Ayer no termina nunca sea una mala película, aunque tampoco sea buena, pero por eso mismo podemos decir que la mejor película sobre la crisis en España no es ni Ayer termina nunca, ni Cinco metros cuadrados, si no que es una película como Los Lunes al Sol que se realizó mucho antes de que esto nos amenazase, y en la que su realizador, casi profetizando, contó una situación desoladora, pero nunca trató de quedarse en una simple denuncia.
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Wanchope

La idea de que un lapón me muerda los huevos me resulta más atractiva que volver a ver esta película, la cual se me ha hecho más larga que una adolescencia sin pan ni agua ni aire. Aunque en verdad no sé ni por qué me molesté en darle una oportunidad, tal vez debería ir de ir al psicólogo o algo.

Un 2, pero porque le he dado sin querer y no me apetece editar el mensaje...
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Chris!

Bastante floja, una "charlita" algo larga que no la salvan del suspenso ni esos 2 pezado de actores.
Tiene momentos buenos, pero el conjunto es fallido.
Un 4 :nuse
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Michael Myers

No me ha parecido mala película, pero esa cosa de reducirlo todo a una charla entre dos personajes en el presente sin nisiquiera contar con flashbacks u otros recursos para hacer más rica el largometraje lo lastran muchísimo.

Una idea desaprovechada; aunque sí he de reconocer que me ha gustado como hila la situación en España (que no va muy desencaminado de la realidad) con la trama dramática.

5
Quizá en esos últimos días, el amó la vida con más intensidad que nunca, no sólo su vida, la de cualquiera, mi vida.
Y lo único que quería eran las mismas respuestas que el resto de nosotros: ¿De dónde vengo? ¿Adónde voy? ¿Cuánto tiempo me queda?
(Blade Runner)
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