Lost River

Iniciado por reporter, 18 de Abril de 2015, 08:51:59 PM

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Lost River


SINOPSIS: En los decadentes suburbios de Detroit, Billy (Christina Hendricks) lucha por sacar adelante a sus dos hijos y no perder su casa. Cuando su tiempo se agota, Billy, acompañada de Cat (Eva Mendes), decide aceptar un nuevo trabajo que le ofrece Dave (Ben Mendelsohn) en un misterioso y extraño lugar en el que nada es lo que parece. Al mismo tiempo, su hijo Bones (Iain de Caestecker) intenta sobrevivir, con la ayuda de Rat (Saoirse Ronan), al acoso del violento y peligroso Bully (Matt Smith). En sus intentos de huir de los "monstruos" que les acechan, Billy y Bones se adentran en un mundo mágico e irreal que les llevará a lugares que nunca hubiesen imaginado.

CRÍTICA: Los afluentes de Gosling

En una jornada cualquiera del Festival de Cannes, una estampa de lo más clásica en la Croisette. El sol pica con fuerza, y los periodistas de clase media-baja, al igual que los compañeros mejor situados en la -inclemente- pirámide de castas de Thierry Frémaux y compañía, no saben si empezar a sacarse capas o, por el contrario, seguir abrigados... por aquello que pueda deparar la impredecible climatología de esa zona, en esas fechas. Ante la duda, nos preparamos para lo peor... hasta que llega lo peor, aunque para esto, qué cosas, no estábamos preparados. Sigue escalando el mercurio pero nadie avanza, y claro, a la larga, termina sucediendo lo inevitable. Los nervios estallan, y un reportero estadounidense por poco no nos hace creer en la combustión espontánea: ''¡Volved al final de la puta cola!'', ladra una y otra vez a unos listillos que, admitámoslo, se han intentado colar. Cualquier intento de diálogo es fútil; no hay respuesta, más allá de esas siete palabras que suenan más violentas a cada bis.

Por increíble que parezca, el asunto no va a más, porque por increíble que parezca, esto es, casi casi, el pan de cada día en las cloacas de la prensa acreditada. Prohibido hacerse el sorprendido, esto es la jungla... y ríanse de los últimos. Pero, un segundo, ¿a qué se debe tanto empujón? ¿Y tantos insultos? ¿Y tantos arañazos? A lo último comentado, a que los últimos se joden (así de claro) y no entran. ¿Pero dónde? Pues en la sala Debussy, cuyas grandes dimensiones apenas pasan del ''insuficiente'' ante los descomunales picos de demanda. En esta ocasión, el colapso se avecina con una película de la Sección Un Certain Regard, la conocida como la ''Segunda División'' (nótense las comillas) cannoise. Resulta que antes de la proyección en la que intentamos entrar, ya se han podido ver algunas imágenes del filme en cuestión, y el consenso es casi unánime: todas lucen espectaculares. Tanto como lo son, por ejemplo, Saoirse Ronan, Christina Hendricks o Eva Mendes. O tanto como lo es (por aquello de la paridad), un tal Ryan Gosling, quien ahora resulta que no es actor, si no guionista y, ya puestos, director.

Pues sí, he aquí algo relativamente atípico en Cannes, es decir, apostar de verdad por el talento que viene aquí a proyectarse, y no a reafirmarse (en su grandeza o decadencia). Eso sí, puede que a estas alturas la figura de Ryan Gosling, poca promoción necesite, pues es una de las más célebres, amadas y, claro, envidiadas (retengamos esto último) del estrellato fílmico internacional. En cualquier caso, ahí tenía Un Certain Regard a su disposición. Y como diría aquel célebre jugador de fútbol: ''A lo mejor no les caigo bien por ser rico, guapo y...'' añadámosle un poco de la cosecha propia, ''... un artistazo''. Qué rabia. En mayúsculas: ¡QUÉ RABIA! El tío está cañón, tiene clase, va sobrado como actor... ¿y como director? También. Joder. 'Lost River' nos habla, a simple vista, de un ''Río perdido'', pero también lo hace sobre el hallazgo de un cineasta mayúsculo. No es sólo uno de los mejores debuts de la temporada; es seguramente una de las mejores películas que se pudo ver en aquella 67ª edición del Festival de Cannes. Casi nada... claro que también fue, de largo (y en esto sí que no hay dudas) la más abucheadas.


Se encienden las luces de la sala y se confirma lo que se había ido cociendo durante la sesión. Una vez más, el runrún no engañaba... y los tímpanos por poco no explotan. Seguramente no llegamos a este punto porque muchos (todos ellos periodistas, recordemos) han decidido largarse -mucho- antes del ''The End'' (y no satisfechos con la fuga, han decidido jactarse de ella en su crónica, en un alarde de profesionalidad que tampoco debería pasarse por alto). Así de salvaje es la escabechina. A partir de ahí, a pelearse, a recapacitar sobre lo visto, y a pelearse de nuevo. La sangre llegó al río, por supuesto. 'Lost River' lleva impreso en cada fotograma el calificativo de ''película de culto''. Tanto que lo suyo hasta podría considerarse pura (pro)vocación. ¿Obsesión? Puede que también... tanto que la caída a ''película maldita'' se produce por obra y gracia de la mismísima gravedad. Por esto y claro está, por las pasiones (bajas, bajísimas) que arrastra quien se certifica, escena a escena, como el único y verdadero protagonista de la función. El que ahora está detrás de las cámaras, efectivamente, el mismo que se presta tan fácilmente (demasiado) tanto al odio como a la adulación más demedidas. Sin importar el bando en el que ud. se encuentre, debería considerar muy seriamente el calibrar cada calificativo usado para la ocasión.

De modo que, con la cabeza ya fría, podría hablarse, por ejemplo, de un magnetismo y poder hipnótico desbordantes; con una capacidad arrolladora a la hora de sorprender en el -exquisito- plano visual y de proponer retos en el conceptual. En una zona antaño urbana y ahora reclamada por las fuerzas de la naturaleza y del mal (pensemos, por ejemplo, en ese gigantesco fantasma que un día fue conocido como Detroit), una familia hace todo lo que está en su manos para sobrevivir y, si es posible, conservar las cuatro paredes que aún tienen en propiedad. Lo que para muchos sería una ocasión ideal para reivindicar el cine social, en manos de Gosling, quien ''se lo guisa y se lo come'' (y quien, ya de paso, se gusta mucho), se convierte en un cuento de hadas moderno con marcado aire de pesadilla. El resultado es un brillante juego de referencias de maestros y mentores: tenemos a Nicolas Winding Refn, a David Lynch, a Terrence Malick, a Gregory Crewdson... Gosling bebe de todos estos afluentes.

¿De forma aleatoria? No, para nada. ¿Y apelotonada? Pues sí, como exige el aire onírico que respira la narración. Ésta avanza cual río perdido que para nada va perdido, con desvíos ocasionales a izquierda y derecha, pero con un rumbo final fijo y claro... no por designios geográficos, si no por la convicción de quien está cartografiándolo. Éste sorprende (siempre agradablemente) en cada decisión tomada y que nos habla con lucidez de esa América de los abusones y los abusados; de las subprime y de los hipotecados hasta las cejas; de la que incluso en su decadente agonía encuentra tiempo para sacar a pasear su nostálgico e inquietante encanto. El estilo, a ver si queda claro de una vez, no tiene por qué estar vacío. Aquí desde luego esto no sucede, pues en el interior se esconde un potentísimo caramelo envenenado, cuya ilimitada imaginación no es sino el reflejo de esos interminables conflictos sobre los que se ha ido construyendo (y quién sabe si se acabará destruyendo) la que en el pasado, sí, llegó a ser la nación más poderosa del mundo. Sencillamente magistral.

Nota: 8 / 10
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Beyond

Es una película que tiene su punto fuerte en la ambientación. Logra transmitir muy bien ese aire surrealista, decadente y macabro tanto desde un punto visual como sonoro. Sin embargo, la historia me parece fallida, con un ritmo irregular y un argumento un tanto pretencioso. Es la típica película que va a trompicones, en la que ciertas cosas ocurren sin desarrollo previo. De todas maneras, me parece un buen comienzo para Ryan Gosling, porque si bien es cierto que sus referentes se notan muchísimo, al menos ha creado una película reconocible. Ahora queda ver si mantiene ese "sello" en sus siguientes trabajos.

Mi nota es 6/10.
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lourdes lulu lou

"Sólo Dios perdona" a este río perdido pues de él nace, en él se inspira y por su recuerdo fallece.
Un actor más -y la lista empieza a ser larga- que se pasa a dirigir la interpretación que, hasta entonces, era su arte y morada, que aburrido, y a la espera entre película y película, decide poner su creativa imaginación al servicio de la pluma dejando volar su fantasía hacia cuotas sin freno que buscan el colofón final del fotograma, lanzarse sin paracaídas protector a un terreno complicado de aterrizar, de hacer pie, de manejar y, aún más difícil, de hacerlo todo con esmero.
Ryan Gosling escribe, dirige, produce esta fábula de David contra Goliat, de ovejas contra lienas que merodean en busca de sangre y carnaza, que anhelan devorar a sus víctimas hasta el último aliento, sometimiento del más fuerte contra el ciudadano que sobrevivie a duras penas siendo lo que más luce, brilla y emociona la estética y fotografía, y lo que menos destaca y asombra, la dirección y su historia.
Le otorgas 45 minutos de tu interés y curiosidad para saber qué te quiere contar, descubrir dónde te quiere llevar porque la presentación artística es absorbente, atractiva y de gran encontronazo, deslumbrante colorido intermitente en un mar de miseria bestial de una ciudad abandonada a su suerte donde la pobreza, delincuencia y apatía hacen el agosto cada día, supervivencia dura y cruel de una madre con dos hijos sometida al caballo de Troya, caprichoso y desmedido, de quien tiene el dinero y el poder, choque seductor de imágenes de esperanza, compañía, amistad junto con la lucha mezquina de esos lobos al acecho que lo roban y destruyen todo, pausa melancólica de maratón lento, agónico y música acompasada para una mirada catatónica, abatida y sonámbula de huida constante por no ser atrapada por la desidia y el desespero de una Detroit dejada a su muerte, mucho surrealismo simbólico para expresar, con lánguidez y desaliento, las palabras que el guión olvida en una representación teatral y metafórica de lectura profunda y loable de la sociedad..., pero toda esta maravilla visual que captura y atrapa con estilo al ritmo de su feroz, singular y esquiva andadura sólo da para mantener tu atención los tres cuartos referidos anteriormente,  para fugaz exhibición poética de una realidad oscura sin mucha habilidad en las formas porque, para entonces, la falta de consistencia, de destino, de mensaje, de habla con sed que te mantenga despierto y sediento, al vuelo, apagan tu motivación y surgen la distancia y la desgana pues todo el circo y fanfarria no sirven de nada sin un relato con contenido e ideas claras de lo que se quiere narrar.
Este firme actor londinense, en su primer rodaje, se atreve a tirarse de cabeza a la piscina, sin prevención ni salvavidas, pero sólo ofrece agua a mansalva y chapoteo continuo que, al principio, entretienen pero, con el tiempo, resultan insuficiente, su criterio se desvanece y se pierde en su propio mareo, intenta ser experto en una técnica que no controla, tiene buenos referentes de modelo soñado pero, debido a su inmadurez en su nuevo trabajo, se dedica a floja copia, incluso un corte y pega, que decora el espectáculo pero anula el deseo de conocimiento ya que su estrafalario cuadro, cuidado con extremo detalle en cada punto, da para visita turística de observar por fisgar pero resulta en exceso pretencioso en su altivez pues absorbe de quienes admira sin lograr despuntar la originalidad de su propia cosecha; evidencia, no culpable, de ser primerizo que, con el tiempo y experiencia, madurará aunque, por ahora, es desmadre caótico que no va a ninguna parte.
Buena esencia que no sabe encontrar desarrollo, coreografiía de números impactantes sin melodía acorde que suscite apetencia de acompañamiento, láminas divergentes que, simplemente, se exponen pero pierden eficacia en la travesía ya que la conducción es desatinada y nos satisface, habrá que esperar a nuevas ideas y empeños de este novato, voluntario artífice en el arte del ojo tras la cámara, lo visto sólo es imitación mix de diversos autores.
Prevención para visitantes ingenuos que busquen acople lógico, cuerdo y racional pues es discurso idealista para enamorados de lo estrambótico, lo enrevesado y lo discordante confeccionando un telar llamativo y particular que mecanografía sus señales en morse para ser reveladas e interpretadas por cada cual.
Aunque no acierte plenamente en el intento, se acepta el esfuerzo.
lou
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Yeezus

¿Cuantas historias, de esas que llaman en EE.UU "fairy tales" pero que curiosamente entremezclan elementos y personajes europeos, se nos contaron cuando éramos pequeños?. ¿Cuantos cuentos y leyendas entraban en nuestra hemeroteca mental para entreternos, calmarnos o, simplemente, como truco ancestral e infalible, hacernos dormir? Algunas, por el impacto que causaron en nuestro ser al ser escuchadas, se quedaron para siempre a vivir y a crecer en nuestro recuerdo. Tal vez por su interesante desarrollo, tal vez por la empatía con los personajes, tal vez por su increíble final, o tal vez, aunque no nos diéramos cuenta en aquel momento debido a un pobre y limitado uso de razón, por la forma en la que se nos era contada y por quién lo hacía.

Una de ellas, de esas que perduran en la conciencia eterna de un niño hasta alcanzar más de la treintena de años siendo ya un adulto es la que da vida a "Lost River", diferente ópera prima de Ryan Gosling, uno de esos ídolos del mundo, además de un fantástico actor. Esta película, o parte mayoritariamente de su argumento, por propia confesión de su director, emana de una historia que le contó la madre de Ryan a él mismo en una noche de lluvia y estruendo mientras ambos veían la TV (recuerdo que es homenajeado en la película aunque con personalidades distintas). La fantasía y la naturaleza se dan la mano en un combinado de actitudes, inquietudes y sentimientos con el misticismo de un mundo antaño terrenal y ahora subacuático como llave desbloqueadora de todo

El aspecto más clamorosamente brillante de la película es su sonido. Majestuoso y envolvente, retumba en escenas donde la tensión va inscrescendo y aminora cuando la narrativa y las miradas, sobretodo las miradas, (cómo no en Ryan), se adueñan de la película. El sonido, obra de Johnny Jewel por cierto, encumbra una oda al gusto de Gosling por la naturaleza; fuego en incendios, tierra y aire en los exteriores desgastados y abandonados de Detroit y agua en ese mundo místico hundido en torno a una sucesión en zig-zag de farolas a priori inoperativas. La ambientación es un tanto a favor en la película, pues el subrrealismo, el art-street decorativo y el deterioro son visualmente elementos muy potentes que atraen la vista del que visiona el film.

El neón es otra basa sobre la que Gosling coloca un fuste que fortalece su cinta. Y parece un elemento insustancial en una película, pero condiciona tanto a la escena que termina por ser decisivo. Llega un punto del metraje donde el neón nos deja intranquilos, nos incomoda e incluso al final nos hace sufrir. Es la parte de sufrimiento o de "bad feeling" de la película, y eso sólo conseguido con un neón. Se puede decir que "Lost River" es mala película, infumable si se quiere, por supuesto. Pero queda claro que Gosling puede ser, si se lo propone, un cineasta innovador y de un talento no extraordinario, sino diferentemente potencial al de cualquier otro novel. Una persona que con un neón consigue alterar tanto una película no puede no ser otra cosa que un talento de esto.

La película es un gustazo para amantes del cine experimental y virtuosos del cine de autor. Es un recuerdo de Ryan Gosling extrasensorial con un reparto correcto en el que destaca, una vez más (y no cansa de hacerlo, ojalá no lo haga nunca), Ben Mendelsohn, que le bastan menos de 20 minutos para volver a encandilar la mirada del espectador. Mucho se habló de ella en el pasado Festival de Cannes, y muchas más fueron las referencias que se dieron de ella para acercarla a un género, a un estilo o a una simple corriente cinéfila. Se emparejó con David Lynch, se la puso en herencia directa de Nicolas Winding Refn e incluso se llegó a decir que la había inspirado Terrence Malick. "Lost River" es Ryan Gosling presentándose detrás de las cámaras usando un cuento que disfrutó cuando se lo contaron de pequeño. No hay que buscar flores en la arena. No hay tendencias ni homenajes. Bueno, homenajes sí, uno, a Los Goonies. Ryan said so.





That´s what I say.
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