Jauja

Iniciado por reporter, 13 de Diciembre de 2014, 11:04:48 PM

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reporter

Jauja


SINOPSIS: En 1882 el Capitán Dinesen llega desde Dinamarca a la Patagonia, junto con su hija Ingeborg de quince años, para realizar un trabajo como ingeniero para el ejército argentino. Cuando Ingeborg se enamora de un joven soldado y se escapa con este, el Capitán viaja a territorio enemigo para encontrar a la pareja. Una búsqueda solitaria que tiene lugar más allá del tiempo.

CRÍTICA: Parajes lunares

62ª edición del Zinemaldia. Planta subterránea del Kursaal. Sala de prensa. En una sesión cualquiera de los Desayunos de Horizontes Latinos, los miembros más famélicos de la crítica cinematográfica (entre los cuales, servidor), se estaban poniendo las botas. Cual hobbits. Un día más. Lejos y enterrado estaba ya el recuerdo del año pasado; de aquel funesto día en que un miembro de la organización se vio obligado a llamarnos la atención, porque aquello ya se estaba saliendo de madre. "Vamos a ver, gentuza... ¡que estáis aquí por las entrevistas, no para gorronear!" Y sí... pero no. A todos nos interesaban muchísimo las nuevas tendencias en el cine sudamericano, pero si nos ponían a un lado a Lisandro Alonso (por poner un ejemplo) y en el otro una barra repleta de croissants y zumitos de fruta variados (¡y gratis!), la verdad es que no había color. Se siente, pero es así. Hay hambre, y mucha... Y nos vendemos por tan poco, sí. Gajes del oficio...

Hasta que apareció, precisamente, Lisandro Alonso. Miradas furtivas a los demás cómplices del crimen. Pellizcos en la mejilla. Tos nerviosa. Espasmos de la faringe... y por poco no vomitamos, cada uno, las veinte pastitas con chocolate que habíamos colocado en el estómago. Acompañándole estaba un tipo que, saltaba a la vista, se había pasado cuatro pueblos con el agua oxigenada. Arrugadito y encogido; tímido, podría decirse también. Hasta que no abrió la boca no acabamos de creernos que era quien nos habían vendido. Viggo Mortensen. As himself, efectivamente. En éstas que el famoso actor suelta: "Si haces algo para gustar a todo el mundo... no gustarás a nadie. Lisandro tiene esto muy en mente." Ya no había dudas: el festín de gratis de aquel día cualquiera había sido la antesala de la puesta de largo, en Donostia, de una de las películas más esperadas no sólo de aquella sección, sino directamente de todo el festival. 'Jauja' llegaba tras haber superado una de las pruebas de fuego más duras a las que se puede someter hoy en día una película.


Venía de Cannes, sí, pero... ahí, los programadores (tan mala gente como lo sería, pongamos, un francés en un gag de los Monty Python) habían decidido reservarle el peor de los destinos, dentro de su parrilla. Lo nuevo del idolatrado Lisandro Alonso vendría justo antes de una de las cintas más esperadas de aquella edición, puesta, casualmente, en una de las plazas con aforo más limitado (siempre en términos relativos, claro). Resultado: algunos decidieron saltarse esa cita previa y empezar a hacer cola para la que, supuestamente, importaría de verdad. De los que decidieron entrar, otros muchos estaban más pendientes de salir escopeteados a la mínima señal de "The End", que de cualquier otra cosa. Y a pesar de todo esto; a pesar de jugar, apriorísticamente, con todos los astros en contra, el equipo argentino triunfó... y por poco que al malvado de Kornél Mundruczo no le obligan a arrodillarse y a pedir perdón por haberle ''robado'' a Alonso el Premio a la Mejor Película en la sección Un Certain Regard. Por cierto, si a alguien le interesa, quien ahora escribe no se encontraba entre los exaltados.

'Jauja' es el inesperado giro del director Lisandro Alonso... hacia la nada. No sería un problema, sobre todo si se tiene en cuenta que ésta misma es la intención del autor... pero, ¿y si se ha pasado de frenada? Ahora sí: sirenas alarma. En pantalla cuadrada y con un gusto extenuante por los silencios, la acción escueta y la filosofía y poesía existencialistas con excesivas tendencias al besugueo mental, el filme nos presenta a un grupo de militares sumidos en la búsqueda imposible del paraíso terrenal. ''Creo que ya no estamos en Los Angeles''. Comandada por Viggo Mortensen (de largo el mejor activo con el que cuenta la cinta), la expedición no tardará en encontrar lo contrario a lo que andaba buscando. Flotando en el aburridísimo vacío entre Conrad y Herzog, ni la exquisitez en la técnica consigue arrancar suficientes briznas de interés para que el via de crucis de los protagonistas deje de contagiarse tan bien en un patio de butacas que al final de la proyección quedó casi tan desértico, palabra, como los parajes lunares visitados a lo largo de tan anodina odisea. Algunos llegaron a Cronenberg, de acuerdo. Muchos se perdieron, admitámoslo, un final maravilloso. Uno de esos últimos-giros que parece que nos obligue a replantear no sólo el sentido de la historia del filme, sino incluso el del propio séptimo arte. Lástima que para todo esto ya fuera tarde...

Nota: 4 / 10
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Wanchope

Cita de: reporter en 13 de Diciembre de 2014, 11:04:48 PM
Flotando en el aburridísimo vacío entre Conrad y Herzog, ni la exquisitez en la técnica consigue arrancar suficientes briznas de interés para que el via de crucis de los protagonistas deje de contagiarse tan bien en un patio de butacas que al final de la proyección quedó casi tan desértico, palabra, como los parajes lunares visitados a lo largo de tan anodina odisea.

+1. Cine que confunde el arte con el mero capricho. No cuela. Y lo del final que comentas es, metafóricamente hablando, como meter el gol de la honra en el último minuto y perder "sólo" por 6 a 1.
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reporter

Cita de: Wanchope en 14 de Diciembre de 2014, 07:00:01 PM
Cita de: reporter en 13 de Diciembre de 2014, 11:04:48 PM
Flotando en el aburridísimo vacío entre Conrad y Herzog, ni la exquisitez en la técnica consigue arrancar suficientes briznas de interés para que el via de crucis de los protagonistas deje de contagiarse tan bien en un patio de butacas que al final de la proyección quedó casi tan desértico, palabra, como los parajes lunares visitados a lo largo de tan anodina odisea.

+1. Cine que confunde el arte con el mero capricho. No cuela. Y lo del final que comentas es, metafóricamente hablando, como meter el gol de la honra en el último minuto y perder "sólo" por 6 a 1.

Jajaja, grande, me ha encantado la metáfora futbolera. No firmaría una goleada tan bestia, pero sí, el símil es bastante acertado :alegre.
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Wanchope

A los 30 minutos me sentía ya apalizado. A los 30 minutos ya estaba demasiado claro que no iba a ver remontada.  :poss
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lourdes lulu lou

"Jauja", un disfrazado y perverso "jajaja" del responsable de este sedante bodrio.
En busca de su hija Viggo Mortensen, capitaneando todas las somníferas escenas, cuyas instrucciones al uso fueron monta y cabalga, con parada intermitente para observar el paisaje y, de nuevo a la ruta, camino cuyo propósito y sentido sólo tenía en mente Lisandro Alonso; para el resto de cabezas, un a-verlas-venir según comunicado pertinente del director laureado, vete tú a saber por qué ¡dado lo visto!
Mientras el espectador, con esa curiosidad inicial de grato impacto por la novedad de presentación y rodaje, va perdiendo fuelle al comprobar que, toda su belleza estética de planos cuidados y meticulosa fotografía, no pueden mantener su esperado interés intacto y a buen recaudo pues es brutalmente aplastado por el hermetismo hablado, por la escenografía estática, sin aporte de inspirador mensaje, y por un observar la inmensidad bella del paisaje no ratificada por la presencia necesaria del hombre.
Porque, sinceramente, sobran los actores, para una aportación de tal insignifcancia y levedad, mejor nos ahorramos su presencia y disfrutamos de la hermosa naturaleza, historia que no narra, relato que no cuenta, sólo ofrece planos meticulosos y concisos llenos de vaguedad argumental y diálogo anoréxico dado el pobre equipaje e inútil alimento aportado, cuyo bagaje final es un hastiado narcótico que anestesia sin compasión.
No creo que fuera complicado el rodaje pues no hay personaje que confeccionar, sólo vestirse y seguir los ópacos mandatos de quien idea tal tostón visual porque, inevitablemente, vas a ceder, tus sentidos abandonarán aún a pesar del intento de capturar sombra alguna que aporte riqueza cognitiva ya que, toda la sorpresa de indicio en tan curioso escaparate, deja de llamar tu atención al no aportar nutrientes que valgan el esfuerzo; no puedes vivir 101 minutos de delicosa imagen de contenido hueco, vacío pragmático de nulidad lingüística que abofetea tu pesquisa de sabor, vapulea esa angosta búsqueda de un ínfimo deleite que sacie y, aniquila tus esperanzas de hallar esa gloria magnificada que la crítica escribe y sentencia, rotundidad que vienen a confirmar, una vez más, cuán separados están ambos, el ansioso espectador que desespera al no recibir gratitud alguna y, el avispado escritor que sabe cómo ganarse su sueldo porque, al igual que pasa al leer las recomendaciones sobre la lectura de un libro, aquí hay amiguismo, favoritismo y doble lectura pues, en caso contrario, no se entienden las alabanzas a este gigante padre, en lucha con la salvaje natura, para recuperar a su descendiente ida.
¿Has leído la sinopsis?, pues quédate con ella que aporta más información y motivación que la cinta entera, desaborido ocaso que se hace eterno ante una mirada que ya no disfruta con el condimento recibido pues, su hermano oído y demás miembros de la familia, están famélicos, aburridos y hartos de este lánguido desfile que ni dice nada, ni comparte algo ni va a sitio alguno, un vagabundeo emocional que apalsta y satura, sin pretenderlo, pero con ganas efectivas.
Exasperante conforme rueda y se acerca su desenlance, donde se saca un conejo de la chistera para despertar a la moribunda audiencia, cambio de registro para interpretación metafísica al gusto de quien todavía tenga ánimo de prestarse a participar en su particular noria de vueltas incesantes hasta desfallecer, con esa inquietante interrogativa "¿qué hace que una vida funcione y siga adelante?", y la rotundidad de ese "no lo se" expresado con magnífica sinceridad por un protagonista tan perdido y devastado como su público.
"Cuando él no entiende algo se rasguña, irrita y hace daño", no llego a tal radicalismo pero, con tristeza se admite y concluye que, la presente cinta no merece el tiempo que le dediques, nubla tus ideas, seca el pensamiento, amén de la pesadez arrepentida por haberla escogida entre las disponibles opciones; obtusa estancia que paraliza al espíritu más emprendedor y estanca al más entusiasta, cuya mayor tragedia es el derrumbe del optimismo e ilusión con la que acudes a su visión.
"El corazón del hombre necesita creer algo y cree mentiras a falta de verdades", me creí la magneficiencia de este relato, la lustrosa escritura sobre ella manifestada, su inmensidad artística por expertos certificada y...¡qué triste decepción es la que estoy viviendo hoy! pues "triste decepción es ilusionarse con el corazón, de lo superfluo y sin razón", y he aquí un magistral ejemplo.
Atora el cerebro.
lou
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