Sólo los amantes sobreviven

Iniciado por reporter, 13 de Junio de 2014, 02:05:48 AM

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reporter

Sólo los amantes sobreviven


SINOPSIS: Ambientada en un Detroit y Tánger románticamente desoladas, Adam, un músico underground profundamente deprimido por la dirección que han tomado los actos de la Humanidad, se reúne con su dura y enigmática amante, Eve, quien no tiene problemas en reconocer su condición de vampiro. Su historia de amor ha prevalecido al menos durante varios siglos, pero su libertino idilio pronto es interrumpido por la llegada de Ava, la salvaje e incontrolable hermana menor de aquella. A medida que su mundo se desmorona a su alrededor, ¿podrán estas astutas pero frágiles criaturas de la noche seguir existiendo antes de que sea demasiado tarde?

CRÍTICA: Crepúsculo

En España, ese país de monarquías y clases políticas decrépitas, las malas noticias parece que lleguen antes que a cualquier otro lugar del mundo. Por el contrario, hay que esperar sentado (mejor estirado) a que lo hagan aquellas capaces de, por lo menos, arrancarnos una sonrisa. Es por esto que hay que forzar la memoria para acordarse de aquel día en que se presentó en sociedad 'Sólo los amantes sobreviven'. El escenario, como no podía ser de otra forma, el Palais de Cannes, en aquella impresionante 66ª edición del Festival de festivales. A pesar de que la organización ya estaba echando el cierre al tinglado, ese día nos despertamos ni más ni menos que con lo nuevo de Polanski, el cineasta de la reducidísima movilidad internacional, y antes de ir a dormir tocó despedirse de nuestra querida sala Debussy con lo último de un Tal Jim Jarmusch. Los programadores lo habían vuelto a hacer. Una vez más, salió a relucir algo que podría definirse vagamente como ''humor''.

Y es que viendo el sumo cuidado con el que Monsieur Roman tiene que ir cada vez que se acerca a una frontera, cabe preguntarse qué le pasaría a Jim Jarmusch si se encontrara en esta misma situación. Suponiendo que a su pasaporte no le quedara otra que acumular polvo, aguardando en un oscuro rincón del más recóndito cajón de su estudio, no sería demasiado descabellado pronosticar una reacción similar a la que protagonizaría Takashi Miike si le obligaran a dirigir, pongamos, ''sólo'' dos películas al año... o si a Alexandre Desplat le prohibieran componer más de tres partituras por temporada. Colapso garantizado. Pero como Mr. Jim no tiene ningún problema con la ley, Mr. Jim hace de nuevo las maletas y nos lleva a dos ciudades diferentes (en dos continentes distintos). Tarde o temprano (es lo primero), llega por fin, que es lo importante, 'Sólo los amantes sobreviven' y lleno confirmado en todas sus proyecciones (de la Croisette, claro)... a pesar de que venimos de la muy discutible 'Los límites del control'.


Pero en Cannes el efecto Jarmusch parece estar hecho a prueba de balas (incluso de aquellas hechas a partir de la madera más densa). Después de la presentación de su último trabajo, éste incluso adquirió más fuerza. Entre Tánger y Detroit se desarrolla una historia de romance vampiresco concebida por la misma mente que nos dio, por ejemplo, 'Noche en la tierra' o 'Flores rotas'. Siguiente pregunta: ¿Y cómo diablos deben ser los chupasangre de Jarmusch? Exactamente como se los imaginaría cualquier fan de este gran abanderado del indie norteamericano más rabioso. Las criaturas de la noche inmortales, mientras no les alcanza ningún rayo de sol, se aburren como ostras. Elemental. Contemplan, impasibles, el lento devenir de un tiempo que les recuerda, hora tras hora, que a esta -interminable- vida pocos o ningún secreto le quedan por descubrirles. Es de una lógica tan aplastante que hasta asustaría... si en el fondo (sí, en el fondo) no fuera tan divertida.

¿Y qué van a hacer? Obviamente, comunicarse entre ellos mediante cochambrosas videoconferencias, debatir sobre física cuántica, coleccionar guitarras vampíricas encerradas en fundas-sarcófago, especular sobre la existencia de diamantes gigantes más allá del Sistema Solar, intercambiar pseudónimos históricos y, faltaría más, llevarse a la boca toda la sangre posible, siempre que ésta haya pasado los más rigurosos controles sanitarios... por supuesto. <b<Cine de detalles; cine mínimo que esconde, tras su aparente homogeneidad, una riqueza preciosa en el plano estético y pasmosamente profunda en lo conceptual. Plenamente asentado en una posmodernidad que parece haber sido confeccionada teniendo en cuenta sus medidas corporales / mentales, Jarmusch sigue a lo suyo, como Drácula en su castillo: girando sobre él mismo en continua rotación planetaria de 360º  y amenizando los tiempos muertos con números musicales.

En otras palabras: factura su enésima tontería... aunque que está claro que no sólo se trata de esto. Nueva cumbre del humor (por así llamarlo) marciano que, más allá de la autocomplaciente extravagancia, dibuja, con escrupulosa coherencia, un ácido y tiernamente amargado retrato sobre el mundo actual (se acepta ''crisis'') como nunca habíamos visto. Lo crepuscular (prohibido pensar en la innombrable) adquiere también una nueva dimensión. Los humanos son vistos como zombies, Los Angeles es su capital mundial y, desde semi-destartaladas casas en las urbes más muertes del planeta, la alienígena Tilda Swinton y el villano más adorable de todos, Tom Hiddleston, viven su propia historia de amor y se confirman, con una naturalidad pasmosa, como una de las mejores parejas de vampiros de toda la historia (quizás porque realmente sean vampiros; quizás porque durante el proceso de casting un director les dejara marcado el cuello para toda la eternidad). A saber también si la película que protagonizan será recordada como una de las más imprescindibles en el género. El paso de los siglos lo dirá...

Nota: 7 / 10
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Turbolover1984

Morder a la gente es taaaan del siglo XV y da taaanta pereza levantarse del sofá

Los vampiros nunca pasan de moda y pueden presumir de ser sin duda uno de los sub-géneros más sobre-explotados del cine y la televisión. Su "universo" da para interminables propuestas, sea su condición el elemento principal o algo de trasfondo, que su mayor temor sea que un simple rayo de Sol los extermine, que el Sol brille en su pecho y no haya ninguna fémina cerca para verlo o un término intermedio. El incontrolable hambre como pesada carga o como placer, ajos y cruces como tormento o como falsa leyenda urbana y así un sinfín de ejemplos.

Jim Jarmusch nos sitúa, podríamos decir en el presente y nos acerca a la relación de dos vampiros encarnados por Tilda Swinton y Tom Hiddleston que viven a caballo entre Detroit y Tanger. El concepto abarcado en la sinopsis de "ciudades románticamente desoladas" ya es como poner un letrero de "atención: altera de pretenciosidad". Lástima no haberlo leído porque pese a las alabanzas recibidas, la película se hace no se si insufrible pero por momentos agotadora. Imagináos 120 minutos de Carmen Lomana puesta de cannabis tumbada en su sofá susurrando: "no puedo con la vida, sois todos tan vulgares". Los protagonistas están tan exhaustos y deprimidos de ser tan cool que se lo contagian al espectador.

Dicen que es mejor insinuar que enseñar, el arte de la sutileza, pero con ello se puede caer en lo pretencioso y en no abarcar ninguno de los elementos que pareces plantear. La decadencia de la humanidad que llama a tu puerta pero te da demasiada pereza levantarte y abrir, la presencia de un torbellino vampiresco encarnado por Mia Wasikowska desaprovechado como visita fugaz, la verdadera historia de los autores de parte de los logros culturales de la humanidad que no tratas más que como anécdota cargada de falsa modestia. Y así con todo en un film que aunque parece desde el inicio que esté a punto de hacerlo, no arranca.

Se le agradece el intento de algo diferente y más en este sub-género, su buena fotografía, BSO, sus actuaciones pese al rol cansino, algunas escenas como el plano final y alguna conversación puntual, como el hablar de setas. Del director sólo había visto hasta ahora "Ghost Dog" la cual, por suerte, me gustó mucho más.

Nota: 4 
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Wanchope

Bastante más de acuerdo con Calde con que Repo, aunque a diferencia de él su en general buena factura me vale para aprobarla (por los pelos), un acto quizá de generosidad por mi parte hacia un director con el que no suelo simpatizar, precisamente. Aunque sea por una vez...

Copio y pego ya puestos lo que dije de ella desde Sitges:

CitarLo nuevo de Jim Jarmusch responde al nombre de 'Only Lovers Left Alive', en donde vemos como la vida de un par de vampiros (y del espectador) pasa muy pero que muy lentamente. Un filme que posiblemente guste a los fans del director... pero que posiblemente sólo guste a los fans de un director que parece ya agotado. Una producción nostálgica, pretenciosa, pedante, falsamente desengañada y de ritmo tan adormilado y tedioso que sus dos horas de duración parecen cuatro, lo que nunca es buena señal. No es que sea mala, pero sí muy poco satisfactoria y de disfrute complicado, con un Jarmusch demasiado estático y confiado (lo habitual, vaya).
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leif_eriksson

La insoportable decadencia del ser

El juego con los esquemas de los géneros cinematográficos  (carcelario, road movie, western, etc.) es una constante en el cine de Jim Jarmusch, apasionado de la música (actual guitarrista de "SQÜRL", grupo que firma la banda sonora de esta película), que recubre de música todo lo que filma, creando microcosmos melódicos de corte nostálgico, de reminiscencia poética (no en balde, frustrado poeta) y minimalistas, plagados de referencias culturales, incluso a su propio cine, en un juego de sofisticada pedantería del que no siempre sale triunfante. En su última entrega, se sumerge en el subgénero de vampiros, obteniendo un resultado dispar.

Dividida en dos territorios distantes, tan diferentes entre sí, como son la decadente Detroit y la enigmática Tánger, dos vampiros amantes, Adam y Eve, conviven de diferente manera con el vacío existencial de la eternidad y simbolizan la Humanidad y todo lo que ésta ha vivido y creado, siendo inevitable su sufriendo por el lamentable rumbo que ésta ha tomado, y temerosos de verse contaminados por su inmundicia. Tratados siempre con el peculiar humor tibio al que este director acostumbra, se sucede toda una serie de pausados momentos de introspección, decadencia y nihilismo, que casan a la perfección con el ritmo de una película en la que la fachada cobra excesiva relevancia y, si bien exquisita, fagocita las posibilidades de desarrollo de esta historia, plagada de referencias culturales con excesivo afán de protagonismo, que, más que consolidar, entorpecen el relato.

Se trata, pues, de una frustrada reflexión sobre la belleza como Arte, en sus diferentes formas (en este caso, Música y Literatura), sin duda interesante, pero que peca de minimalista y estética, con largas escenas que tratan de huir del vacío hablando del mismo; jugada demasiado complicada para Jarmusch, que se pierde en transiciones musicales tan visualmente magnéticas como intrascendentes, que introduce reflexiones de pretenciosa profundidad en unos personajes que no encuentran motivos para seguir viviendo, pero que son incapaces de dejar de hacerlo, permaneciendo atados a la sangre como su particular droga, una vía de escape a su anodina existencia, en la que, quizás, no todo esté perdido.

Nota: 6.

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