Hasta el fin del mundo

Iniciado por ÁngelNeg, 02 de Julio de 2006, 06:33:41 AM

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ÁngelNeg

HASTA EL FIN DEL MUNDO


Hasta que llegue el fin

El filmar en exteriores, teniendo como locaciones enormes e impresionantes parajes, puede tener puntos en contra y a favor, que regularmente se asocian con el aspecto técnico de la producción de que se trate, por lo cual, si el director es un experto en manejar este tipo de situaciones, saldrá bien librado, de lo contrario, será el factor que aqueje durante el avance de la cinta.

  Eric Valli es uno de estos directores que se precia de usar locaciones "naturales", y suele hacerlo por lo regular atinadamente. Valli nació en Dijon, Francia, y se desempeñó como ebanista hasta que decide ir a vivir al Himalaya, donde se convirtió en uno de los mejores fotógrafos de la región; de ahí se puede sugerir, ha conseguido gran parte de su dote artística casi innata, habiendo colaborado en publicaciones de gran prestigio como National Geographic, o Life entre otras.

  De este aspecto de fotógrafo, es muy de asegurar que es de donde ha acatado las reglas esenciales de oro para poder manejar los elementos en sus cintas, tal como lo consigue forzosamente en Hasta el fin del mundo  (The trail -La piste-, Francia-2006), una cinta llena de reclamos internos en la relación de personajes.

  Aquí, Grace (Camille Summers) de 14 años, vuelve a África a buscar a Gary (Julian Sands), su padre geólogo, al que no ha visto desde hace mucho tiempo. El encuentro se anuncia difícil y parco de reacciones ante lo "desconocido". Después de tanto tiempo separados, en una tarea ordinaria el avión de Gary se estrella en el desierto a consecuencia de fuertes vientos y cae en manos de una banda de buscadores de diamantes. Ante la impotencia de no saber que hacer y viendo que los esfuerzos de rescate resultan infructuosos, Grace sale en busca de su padre acompañada por un antiguo amigo de su padre, Kadjiro (Eriq Ebouaney). Solos en el desierto crearán un lazo que los obligará a conocer la verdad de sí mismos y que los ha separado poco a poco.
 
  A Valli, ya anteriormente le habíamos dado toda la gracia de nuestros elogios a razón de una anterior cinta llamada Himalaya (Himalaya: L´enfance d´un chef,  Francia/Inglaterra/Suiza/Nepal-1999), que trataba sobre la muerte del hijo mayor jefe del pueblo del anciano más prominente de una aldea ubicada en –claro está- el Himalaya, al tiempo que se presenta la caravana anual de yaks, en donde intercambian productos a manera de truque, al finalizar una larga travesía que estará llena de rencores y envidias entre los designados para dirigirla.

  Sobra mencionar, que las similitudes saltan a la vista de manera obvia, pero a diferencia de Himalaya, Hasta... no sale librada al paso del tiempo en que los protagonistas cruzan el desierto, porque de un momento a otro, la cinta comienza a soltar arena por todos lados. Ubicar la trama en impresionantes dunas de arena, de repente hace que el tedio aumente su significancia, porque tanto la adolescente como el joven, no tienen en su persona la credibilidad para el papel asignado, y la joven es casi arrastrada por su lentitud actoral ante la coherencia de los sucesos que ocurren.

  El inglés de los involucrados suena paupérrimo y molesta auditivamente. A diferencia de otras cintas de Valli, la regla de los tercios en la fotografía de Éric Guichard  no está bien acuñada, pues centra a los personajes en el espacio ambiental enclavando nuestra vista al centro, en american shots repetitivos hasta el hartazgo que pueden hacernos detestar las toneladas de arena que vemos incansablemente. La música peca de simple, aunque tiene buenas cumbres a momentos.

La trama no tiene mucho de significativa, no porque no sea interesante, sino porque el tratamiento queda olvidado, y pasa de ser pretensión pura, a una simple cinta de acción dramática a la que le sobra una media hora de metraje neto. Valli se repitió a sí mismo malogradamente, y finalmente y valga la redundancia, lo que uno espera ya no es el fin del mundo, sino tan solo el final de la cinta.

Por Ángel Negrete
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