Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas

Iniciado por reporter, 25 de Noviembre de 2010, 05:40:27 PM

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Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas


SINOPSIS: El Tío Boonmee sufre una insuficiencia renal aguda y decide acabar sus días entre los suyos en el campo. Sorprendentemente, los fantasmas de su mujer fallecida y de su hijo desaparecido se le aparecen y lo toman bajo sus alas. Mientras medita sobre los motivos de su enfermedad, Boonmee atravesará la jungla con su familia hasta llegar a una cueva en la cima de una colina, el lugar de nacimiento de su primera vida...

CRÍTICA: Gonzo poético

Al tío Boonme, un anciano campesino del noreste de Tailandia, le quedan pocos días de vida debido a una insuficiencia renal aguda. A medida que la muerte vaya acercándose más y más, el enfermo y sus seres queridos emprenderán un viaje a través de la selva. Un trayecto en el que Boonmee irá viendo cómo sus anteriores vidas desfilan ante él, además de los espíritus de familiares ya muertos, que han adquirido las más variadas formas. Un trayecto que debe terminar en una cueva en la que supuestamente nació... no se sabe muy bien si como humano o como animal.

Puede que en esta temporada cinematográfica tan extraña/decepcionante, el Lido le haya ganado la partida a la Croisette por primera vez en muchos años. No obstante, y hasta que no se demuestre lo contrario, Cannes sigue siendo la Meca del séptimo arte. La referencia, aquel festival que nadie quiere perderse, allí donde todo director que se precie quiere presentar su nuevo trabajo. A punto estuvo Apichatpong Weerasethakul de perderse tan importante cita por la convulsa situación político-social que vivió su país por aquel entonces. Por suerte, la organización del certamen puso en marcha todo el poder diplomático del que disponía para conseguir traer al cineasta... al fin y al cabo, no podía fallar a la entrega de una Palma de Oro que llevaba su nombre. El máximo galardón de Cannes (otorgado por un Tim Burton que aseguraba no haber visto antes nada parecido al cine del premiado), que aparte de negar cualquier reconocimiento en la noche de los Oscar, resalta -nos guste o no- el nombre de su propietario en el atlas cinematográfico mundial.

Este risueño director es una de las pruebas vivientes de que aquellos que busquen en el cine algo nuevo; algo sorprendente; algo que no se pueda encontrar en ningún otro sitio, deben dirigir su mirada hacia el continente asiático. Concretando más, en tierras tailandesas les espera alguien que deja claro que la industria de ese exótico país no sólo vive de las artes marciales... aunque sus filmes beban directamente -dice él- de la tradición más popular. Y es que mientras el tío Boonmee se acuerda de sus vidas pasadas, Apichatpong se acuerda de las películas con las que creció (principalmente, y siempre según sus palabras, cintas de terror de bajo presupuesto hechas para la televisión de su país), y de paso nos recuerda que hay otras rutas que llevan hacia aquello a lo que llamamos cine. Pero, ¿realmente podemos hablar de cine?

Hay gente que se niega a hacerlo, ya que ven el séptimo arte simplemente como un medio más para contar historias. El clásico planteamiento, nudo y desenlace. Si se quiere cambiar el orden se puede, pero hay a quien le sale una úlcera en el estómago si no encuentra todos estos elementos en una sala de cine. Salta a la vista que Weerasethakul no lo ve del mismo modo. Una buena manera para entender qué es lo que nos propone es imaginándonos un puzzle inacabado. Lo que se espera de un director es que coja todas las piezas de las que dispone y no descanse hasta que todas ellas estén bien encajadas. El último ganador de la Palma de Oro nos presenta deliberadamente una y otra vez un rompecabezas con huecos, lo cual no implica que no haya detrás un discurso sólido. Un discurso que puede hablarnos de política, de las creencias de un pueblo, o simplemente ser un ejercicio dramático o cómico... como dice el propio realizador, "Que cada uno se quede con lo que más le plazca."


Hablando de gustos personales, cuenta la leyenda que a Hunter S. Thompson no le complacía demasiado asistir al Derby de Kentucky, prestigiosísima carrera de caballos en la que además se daban cita los supuestamente más distinguidos miembros de la alta sociedad norteamericana. Su desgana y el poco conocimiento del evento que debía cubrir hicieron que, con el tiempo echándosele encima para evitar el paro cardíaco de su editor, todavía no tuviera nada digno de ser publicado. Como solución desesperada, decidió entregar todos los apuntes que había ido tomando a lo largo de los últimos días, sin ningún tipo de coherencia o relación con las dichosas carreras. Una vez cometida esta gamberrada, al pobre reportero no le quedaba otra que sentarse junto al teléfono y esperar la llamada que confirmara su despido fulminante del Scanlan's Monthly Magazine. En vez de esto, el aparato echó humo por el alud de felicitaciones: aquella peculiar crónica titulada "El Derby de Kentucky es decadente y depravado" estaba siendo la sensación del momento. Sin quererlo, Thompson había inventado un estilo periodístico que haría del subjetivismo más exagerado su principal seña de identidad. Había nacido el Gonzo.

El "cómo" se había comido al "qué". Ya no importaban los resultados de las carreras, ahora primaba el filtro por el que el narrador pasaba la realidad. Su realidad. Volviendo al Extremo Oriente, el nombre de Apichatpong pesa mucho más que todas las vidas anteriores del tío Bonnmee juntas. Lo mismo puede aplicarse a todos sus trabajos anteriores. En esta línea, uno de los más reveladores es el micro-metraje titulado ''Mobile Men'', enmarcado en 'Stories on Human Rights', proyecto plural promovido por la Organización de las Naciones Unidas para conmemorar el 60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Incluso en este encuadre tan constreñido el tailandés huyó de sensiblerías y convencionalismos para ofrecer una pieza de desbordante personalidad y con el carácter críptico al que nos tiene acostumbrados. Moraleja, cuando en los títulos de crédito aparezca el Sr. Weerasethakul, esperen algo que llanamente entraría en la categoría del mítico ''raro'' por triplicado ''papuchiano''.

Dicho de otra manera, de 'Uncle Boonme recuerda sus vidas pasadas' hay que esperar algo tan insólito como el que una película proveniente de la otra punta del mundo llegue a nuestras salas con un título que mezcle el inglés con el castellano. Es el cine de autor elevado a la máxima potencia... casi aterrizando en los siempre peligrosos terrenos de lo experimental. Son estos filmes los que o bien se aman o se odian, sin término medio. En estos dos extremos se han movido siempre las sensaciones que han despertado en mí los trabajos de este realizador. Eso sí, por muy bien -'Tropical Malady', 'Syndromes and a Century'- o mal -'Misterious Object at Noon'- que fueran las cosas, durante el visionado siempre me imaginaba a Apichatpong, con su eterna sonrisa, preguntándome insistentemente ''¿No lo ves? ¿Es que acaso no lo ves?'' En el mejor de los casos lo veo a medias, pero nunca pierdo la fe, sobre todo porque ni se me ocurre pensar que me está engañando y que detrás de la cortina no hay nada.

La sobrecogedora composición de las imágenes, el dominio absoluto del lenguaje fílmico, el apabullante juego con el sonido, el tsunami de sensaciones/memorias/sentimientos que evocan sus historias... cualidades más propias de un genio que no de un embaucador, como muchos siguen queriéndolo vender. El principal problema de los detractores es que intentan analizar el cine de Weerasethakul a través de la lógica, elemento -ahora sí- prácticamente carente en su filmografía. Él mismo lo dice: ''Cuando vean mi película, dejen su mente libre, relájense, no piensen y por encima de todo no le den demasiadas vueltas a lo que están viendo." Es decir, no se desconcierten cuando la aparición de un fantasma en medio de una cena deje a los comensales totalmente fríos (la misma reacción suscita la entrada en escena del hijo de uno de ellos, que vuelve a casa convertido en hombre-mono de ojos rojos), o cuando se pase de un cuento a otro sin ninguna transición clara, o cuando a los pocos minutos pensemos que el que ha escrito la sinopsis nos ha engañado.

Tampoco hay que desesperarse con los planos estáticos, ni con los largos silencios, ni con los diálogos en apariencia de besugo, ni en que la cámara se detenga en acciones que teóricamente no aporten nada... Al fin y al cabo 'Uncle Boonme recuerda sus vidas pasadas' es la perfecta excusa para descubrir a uno de los autores más inconfundibles del panorama actual. Un autor que no dirige, sino concibe. Un autor cuyo cine es sugestivo, contemplativo, autorreferencial (en 'Tropical Malady', un personaje ya hacía referencia al caso del tío Boonmee), y en el que realidad y ficción van siempre de la mano. Esta mezcla intencionadamente naïf, reinterpretación inimitable del fantastique, propicia también conjunciones tan interesantes como la del hombre con la naturaleza; el hipnotismo de los parajes naturales más increíbles con un encanto pop urbanita que bien podría haber firmado Wong Kar-Wai; y por supuesto la filosofía gonzo con la poesía más desbocada. Esta explosión sensorial, ilocalizable en cualquier otro sitio, tan fascinante para unos como desesperante para otros, es lo más cercano a ver el mundo con unos ojos nuevos. Lo mismo que nacer... mientras se muere. ¿No lo ves? ¿Es que acaso no lo ves?

Nota: ?? / 10
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El Nota

Joer, ese ?? final me ha dejado roto. Como siempre, muy interesante tu reseña y muy a tener en cuenta. A ver si me atrevo con esta Palma de Oro, dudo que me deje tan buen sabor como la del año pasado. Eso sí, intentaré por todos los medios disfrutarla -o sufrirla- en el cine, porque en casa seguro que me deja frito.
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Aloysius

Hay amigo, ese "??" se despeja en otro sitio y se convierte en un 7. Me la apunto, a ver si saco algo de tiempo para verla...supongo que cuando acabe Dexter me puedo poner con ella. Buena crítica repor, leída por encima para no ir con prejuicios.
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reporter

Perdón x lo d "??", pro esq el cine d ste hombre está tan al margen d... TODO, q lo más coherente, aquí q puedo, me ha parecido djar ste hueco en blanco. Y sí, x supuesto miradla algún día q stéis muuuy lúcidos y dspéjadísimos, sino os sobáis a los 5 min, seguro.
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ChansonsdAmour

#4
En esta película, a través de una hipnosis visual el director tailandés además de reafirmarse como una clara promesa del cine presente y futuro, descubre nuevos caminos del lenguaje cinematográfico aún por adentrar y deja una puerta abierta para futuras creaciones.
Puede agradar en mayor o menor medida, puede aburrir desde el primer segundo pero desde luego que no es una película que deje indiferente a nadie.

Dejo la crítica que escribí en mi blog por si a alguien le interesa:
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El Nota

Puedo afirmar -siempre desde mi humilde punto de vista- que, por el momento, es lo mejor que he visto de Apichatpong, lo que tampoco quiere decir que me haya entusiasmado, aunque sí siento que empiezo a "acostumbrarme" -si es que eso es posible- a su cine. Yo no veo en ningún momento que rompa el lenguaje cinematográfico, a ver si me explico: ya desde su primera película el director tailandés nos ofrecía un falso documental, dónde la coherencia narrativa brillaba por su ausencia; en sus siguientes películas ha seguido siendo fiel a su estilo, y tanto en 'Tropical Malady' como en 'Blisfully yours' los marcos tradicionales de narrativa cinematográfica son inexistentes, dejando siempre una sensación extraña en el espectador, dónde, cómo bien dices repor, uno no sabe si aquello es exactamente cine. El cine de Apichatpong es un cine pausado, naturalista, evocador. Ya hace tiempo que dejé de buscarle la lógica, porque acababa de los nervios. En esta ocasión me dispuse a disfrutar, sin ningún tipo de prejuicio, de la nueva Palma de Oro. Y si no es la primera vez que ves algo del tailandés, sentirás casi como si estuvieras viendo sus primeras películas: caminatas por el bosque, conversaciones en cabañas al aire libre, diálogos en su gran mayoría intrascendentes (ojo al diálogo de los comunistas y los insectos, para mear y no echar gota), planos estudiados hasta el milímetro y una belleza formal apabullante (todas las secuencias dentro de la cueva son magistrales), escenas que no aportan nada al conjunto y que no sabes de dónde te vienen (en este caso, la escena que forma parte del poster de la película, una especie de cuento metido con calzador), largos silencios, aparición de seres, cuanto menos, misteriosos (en otra peli, un tigre, por ejemplo), etc. En definitiva, de momento, me parece lo mejorcito que he visto del tailandés, sin que llegue a comprender su cine del todo y esperando que innove un poco dentro de SU cine en proyectos posteriores. Ni de lejos al nivel de la Palma de Oro del año pasado, pero entiendo que haya individuos a los que les fascine este tipo de cine tan...peculiar.

Un 5
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Wanchope

En fin, una obra que está fácil de despreciar como de hinchar y desorbitar. Me quedo con este comentario leído en FA. Un filme extraño, desde luego, siendo este el primero que veo del tal Apichatpong Weerasethakul.

Más o menos lo mismo en lo que inciden todos los comentarios: transita sobre esa fina línea entre el asco y el aprecio, entre la voy a quitar que me aburro pero no hago el gesto de quitarla, inmóvil, mirando. Llega un punto en el que no entiendes gran cosa pero sigues viendo, tal vez porque aunque no te entusiasme tienes la sensación de que hay algo bueno en ella, al fin y al cabo su puesta en escena es muy exquisita. Dicho de otra forma, puede que no te guste pero sin embargo no te atreves a decir que sea mala. Simplemente es peculiar. Y siempre queda el gusto de decir... ya la he visto, la he visto.

Voy a tirar para Cuenca como Repo y le pongo un ??????
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