El pacto

[reporter]

El pacto

SINOPSIS: Will Gerard es un entregado profesor de lengua inglesa de un instituto de un barrio marginal, felizmente casado con Laura, una música de gran talento. Disfrutan de una vida acomodada, que gira en torno a conciertos de música clásica, barbacoas en el jardín trasero y el pasatiempo favorito de Will, partidas de ajedrez con el director de su instituto. Pero una horrible noche les destroza la vida. Al salir de un ensayo, Laura es víctima de una brutal agresión sexual. Mientras Will espera nervioso en el hospital a que lo pongan al tanto del estado de Laura, un tipo bien vestido se dirige a él y le ofrece hacer justicia sobre la marcha y ahorrar a la pareja el suplicio de tener que pasar por un proceso judicial emocionalmente doloroso. Al verse obligado a tener que tomar una decisión en el momento, en su alterado estado de ánimo, acepta la propuesta, y se ve metido en una organización justiciera clandestina, lo que lleva a consecuencias cada vez más aterradoras y peligrosas.

CRÍTICA: Alarmismo cero

En uno de sus muchos memorables gags, Conan O'Brien anunció a su audiencia que el Departamento de Seguridad Nacional había decidido cambiar el sistema de alarmas. Al parecer, los colores con los que tanto había jugado la administración Bush Jr. habían quedado obsoletos. Ya no causaban el efecto deseado. De modo que el gobierno decidió recurrir a medidas más... extremas. A partir de ahora, el nivel de alarma de la nación más alarmista sobre la faz de la Tierra iba a venir determinado por diversos clips en los que se mostraría a Nicolas Cage desatado. Cuánto más grave fuera la emergencia, más loco se mostraría el sobrino de Francis Ford Coppola. Lo mejor de todo es que para ello, la Casa Blanca no tendría que pagar un mísero dólar al no menos mísero actor, ya que para dicha iniciativa, se usarían escenas de películas suyas, marcando (por si a alguien le pica la curiosidad) 'La mandolina del capitán Corelli' y 'The Wicker Man (2006)' respectivamente los niveles mínimo y máximo de alarma.

La idea, que se tituló ''Sobreactuando por América'', no era del todo... descabellada, nunca mejor dicho. Al fin y al cabo, y tal y como dijo el propio O'Brien, los temas de seguridad interna en los todopoderosos Estados Unidos son algo muy parecido a la carrera de Nicolas Cage: ''La mayor parte del tiempo, todo va bien... pero de vez en cuando, la situación se pone tan fea, que cuesta de creer.'' No es de extrañar, mucho menos en alguien que tiene una media aproximada de cuatro películas por año. Es pura estadística: tarde o temprano tiene que llegar el desastre. A esto se le suma la precaria situación económica de alguien que no debe poder permitirse el lujo de rechazar trabajos, y la probabilidad de fiasco se dispara.

'El pacto' se muestra en este sentido como la enésima prueba del escalofriante descenso a los infiernos en el que se ha convertido la carrera de Nicolas Cages, especialmente en los últimos años. Lo peor de todo es que esta última-hasta-la-fecha calamidad no podría entrar ni en la recopilación de Conan O'Brien, al reservarse el hiperactivo intérprete toda su energía para otra ocasión. Quizás sea porque en el escenario donde transcurre el filme -a saber, Nueva Orleans-, Mr. Cage ya lo dio todo, en lo que seguramente sea su último trabajo potable conocido: la sucia, desquiciante y provocadamente blasfema 'Teniente corrupto (2009)', remake dirigido por Werner Herzog que -muy comprensiblemente- sacó de sus casillas a Abel Ferrara.

Siguiendo con la teoría, era tanta la cantidad de sustancias nocivas en el cuerpo de aquel policía; era tanto el histrionismo que mostraba en cada escena, que el actor que le daba vida debió pensar que en Louisiana ya había dado todo lo que se podía esperar de él. Resultado: otra excusa para que Nicolas Cage ponga en marcha el piloto automático... y posteriormente extienda la mano de pedir limosna, para sufragar sus problemas financieros. Sí, es el peor de los escenarios, porque cuando el ''teniente'' soso pasa a la acción lo mejor que puede hacer uno es bostezar. Aunque más lamentable es el hecho de constatar que no se ha materializado ninguna de las emociones fuertes que prometía la sinopsis (lo mínimo que puede esperarse de la tragedia del hombre al que se le brinda la ocasión de contactar con una organización secreta que puede proporcionarle venganza contra el hombre que ha violado a su mujer).

La búsqueda desesperada de justicia (aquel concepto tan subjetivo como peligroso) marca el punto de partida del nuevo trabajo del irregular Roger Donaldson, quien al igual que el resto de personas involucradas en el proyecto, se contagia de la apatía de su estrella principal. Así, January ''Mad-Woman'' Jones parece que en vez de haber sufrido la peor de las vejaciones, se haya tomado una dosis de más de prozac. Por su parte, Harold ''Perdido'' Perrineau no puede evitar hacerse invisible, política que de hecho tal vez le ayude a borrar esta mancha en su curriculum. ¿Y Nicolas Cage? Dejando aquello de ''Sobreactuando por América'' para otro día; paseando su peor modelo de peluquín por la desembocadura del Missisipi; siendo tan poco creíble tanto en la faceta de burgués cabreado / acorralado como en la de profesor de literatura (impagable la dedicación que pone en sus clases... el alumno que no se eche una siestecita en alguna de ellas, ya merece el aprobado para todo el curso).

El que no aprueba ni a tiros es este mediocre thriller de domingo por la tarde, cuyo mejor punto a destacar en su hoja de servicios es conseguir que el espectador llegue vivo al final del trayecto, algo que, visto lo visto, no es moco de pavo. No obstante, hay que dejar claro que este logro probablemente sea debido a aquella curiosidad insana que tenemos la mayoría de incautos por ver en qué resulta un experimento que a buen seguro explotará en la cara del científico loco que maneja las probetas. En esta ocasión, la mezcla de sustancias (drama, acción, suspense...), por muy trillado que sea el argumento (a veces cercano a algún capítulo de la 'Dimensión desconocida'), no causa reacción alguna, y a uno se le queda impresa la misma expresividad que el rostro pétreo de Nicolas Cage, carente de alegría, de tristeza, de intriga... de emoción. Lo que en el show de Conan O'Brien sería un cero en el nivel de alerta pública.

Nota: 3,5 / 10

[Wanchope]

Ahí le has dado. 

Me ha parecido curioso que hayas dejado de lado a Guy Pearce, que al menos durante la primera hora de película y antes de nicolascagerizarse tiene su punto. 

[reporter]

Me ha parecido curioso que hayas dejado de lado a Guy Pearce, que al menos durante la primera hora de película y antes de nicolascagerizarse tiene su punto. 

Sips, pro es un actor al q le tengo cierto cariño... m dolía ponerlo aquí .

[Wanchope]

Me ha parecido curioso que hayas dejado de lado a Guy Pearce, que al menos durante la primera hora de película y antes de nicolascagerizarse tiene su punto. 

Sips, pro es un actor al q le tengo cierto cariño... m dolía ponerlo aquí .

Y yo también, casi siempre es un placer verle en pantalla... pero lo uno no quita lo otro, y al igual que en MS1 es casi lo único por lo que merece la pena ver cualquiera de las dos. 

[Yeezus]

Contando con los elementos mainstream del género, y mainstream de ser una película de Nicolas Cage propiamente, no está nada mal narrada, y para mí el tener al actorazo tan infravalorado que es Guy Pearce la hacen ser algo más diferente del resto del "saco de películas de Nicolas Cage". Más que suficiente cinta para entretener.


That´s what I say.