J. Edgar

Iniciado por Banacafalata, 20 de Enero de 2012, 01:17:23 PM

Tema anterior - Siguiente tema

0 Miembros y 2 Visitantes están viendo este tema.

Banacafalata

J. EDGAR


Sinopsis:

En 1924, con sólo 29 años, Edgar Hoover fue nombrado director general del FBI para que reorganizara la institución. Ocupó el cargo hasta su muerte en 1972, sobreviviendo a siete presidentes, alguno de los cuales intentó inútilmente destituirlo. Los archivos que Hoover guardaba celosamente, llenos de secretos inconfesables de importantes personalidades, lo convirtieron en uno de los hombres más poderosos y temidos de la historia de los Estados Unidos.

Crítica:

El Gran Dictador

John Edgar Hoover fue mucho más que el fundador del FBI tal y como lo conocemos hoy, y del que permaneció durante más de cincuenta años al poder. Cincuenta años en los que sobrevivió a la gestión de ocho presidentes distintos que no le pudieron derrocar ante la presión y terror que ejercía éste con sus archivos secretos, los cuales nunca llegaron a ver la luz, pero en los que guardaba información secreto de todo aquel que tuviese el más mínimo poder durante todo ese tiempo, una información que conseguía a base de escuchas ilegales, de interceptar correos y de cualquier otro método que le pudiese vale para conseguir su fin. En esos cincuenta años siendo el segundo hombre más importante del país más poderoso del mundo, así Hoover se convirtió en lo más cercano a un dictador que han tenido los Estados Unidos, un hombre que no dudaba en ejercer todo su poder para destruir por completo a todo comunista, pacifista o activista que se cruzase en su camino.

Eastwood estaba lejos de su mejor momento, tras una agria Invictus que contenía alguna de las escenas deportivas más horripilantemente filmadas de los últimos años y una lamentable Más allá de la vida, película que parecía ser más una necesaria oración del propio Eastwood para asimilar una muerte que empieza a ver cercana que un ejercicio cinematográfico, vuelve a hacer lo que ha hecho mejor siempre: retratar la historia estadounidense. Eastwood siempre ha sabido retratar de la mejor forma la historia más cercana de Estados Unidos, desde el oeste los finales del siglo XIX de Sin Perdón, a los problemas con la llegada de una masiva inmigración a principios del siglo XXI en Gran Torino. Ha pasado entre otros por la depresión de los años 20 en El Intercambio, los horrores de la segunda gran guerra en Banderas de Nuestros Padres o los escándalos políticos de los 90 en Poder Absoluto. J. Edgar encaja a la perfección dentro de esa radiografía americana, siendo la más amplia de todas, abarcando un total de cincuenta años de historia americana. Cincuenta años que van desde las primeras sublevaciones anarco-comunistas de los años veinte hasta las actividades ilegales que acabaron con el mandato de Nixon.


La película de Eastwood es una película muy incómoda, por lo que me puedan resultar en cierta forma lógicas algunas de las críticas vertidas desde el otro lado del charco, ya no porque Eastwood no trate en ningún momento de realizar una hagiografía sobre Hoover, si no por lo fácil y extensibles que resultan algunas críticas hacía la administración de Bush. En cierto momento de la película Hoover dice que una sociedad que no está dispuesta a aprender de su pasado está condenada, no es casualidad que la película comience con un ataque terrorista que es el que hace despertar al monstruo que luego será Hoover y con el que empezará a poner en práctica alguna de las medidas que más tarde se legalizarían en la ley patriótica de los Estados Unidos tras los ataques del once de septiembre. Eastwood retrata al tirano como el tirano que fue, y aunque muestra sus virtudes, como todos los avances que aporto en el campo criminalístico y que ayudaron a avanzar a pasos agigantados en un terreno que antes era bien endeble, tampoco le tiembla la mano a la hora de mostrar a ese mismo Hoover riéndose a carcajada limpia de la carta que recibe la Sra. Roosevelt de una amante femenina, el que cuando recibe una amenaza de Bobby Kenneddy le habla con gran elegancia de ciertas grabaciones de su hermano en compañía femenina o tratando de boicotear el premio nobel de la paz de Martin Luther King tratando de sacar a la luz ciertas grabaciones con una jovencita, pero más allá del tirano hay un ser humano, y es ahí realmente dónde Eastwood escarba hasta el fondo.

El Hoover de Eastwood es un personaje freudiano, un niño de mama con la que compartirá la vida mientras esta siga viva, un personaje atormentado por culpa de una educación represora y que en una de las más lacerantes escenas de la película sufre cuando su madre le dice que prefiere un hijo muerto a un narciso vivo. En su vida personal es un completo fracasado, tendrá la necesidad de pedir matrimonio a Helen Gandy, y aunque está le rechacé se convertirá en algo más que su secretaria durante toda la vida, una confesora y uno de los pocos brazos que se le tenderán como apoyo. Lo único que cambiará la vida personal de Hoover será la llegada de Clyde Tolson, con el que durante toda la vida compartirá comidas, vacaciones, y prácticamente todo menos la cama. Eastwood retrata esa relación platónica con mimo y cuidado, haciéndola prácticamente el epicentro de la película, el amor que Hoover siente por Tolson es fuerte, pero es incapaz de demostrarlo o de salir del armario por culpa de la represión que le ha tocado vivir. Por culpa de esas ideas conservadoras que le atormentan rechazará y amenazará a Tolson en el único momento en el que éste se atreva a besarle, y únicamente estando sin ninguna compañía será capaz de expresar su amor. Una represión sexual en todos los sentidos venida por la cercana unión con su madre, que verá su punto más terrorífico en una bella escena en la que el protagonista se trasviste mirándose en un espejo que actúa como silencioso confesor. Lo que también parece bastante claro es que era sin duda éste es el Hoover que Eastwood ansiaba narrar, así la elección de Dustin Lance Black para escribir el libreto, activista gay y guionista también del Milk de Van Sant se convierte en una elección bastante lógica y acertada.

Eastwood consigue así la firmeza para traspasar la frontera del tirano y enfrentarse cara a cara con un ser humano frágil, vulnerable y cargado de miedos, lo hace sin contemplaciones y sin caer en el sensacionalismo y lo hace sobre todo desde el punto de vista del propio J. Edgar que salta al pasado mientras que narra su historia a jóvenes mecanógrafos para que la escriban, lo que lo convierte en un retrato voluntariamente idealizado, que casi nunca se corresponde a la realidad, porque realmente eso es lo que el propio Hoover llega a creer que pasó, y tan solo cuando recibe una bofetada de su inseparable Tolson es capaz de despertar, alejándose también de esta forma del documento biográfico para acercarse más a un punto cinematográfico. Este Hoover no sería una película tan redonda de no ser también por su protagonista, un Di Caprio que cada película que suma en su currículum es un agigantado paso hacia delante y aquí, más allá de las capas de maquillaje necesarias para resucitar a Hoover, destaca una cuidada y matizada interpretación que en cierta forma nos puede recordar a su Hughes, aunque en esta ocasión se encuentre mucho menos excedido que en la película de Scorsese. J. Edgar es simplemente otra de las muchas obras maestras que pueblan en la carrera de Clint Eastwood, una película que tiene aroma de cine clásico, pero con todas las ventajas del cine actual.

Nota: 9
  •  

Sullivan

  •  

~ΣDU~

Eliminada una cosilla de la crítica, supongo que ya sabes lo que es.

Hace unos segundos acabo de ver un spot por la tele y qué ganazas de verla. Encima ahora con tu notaza...

:guay


  •  

Soprano

En mi opinión esta película es una de las citas ineludibles de este año, ya que como bien comenta Banacafalata en su crítica Clint Eastwood es uno de los directores que mejor ha sabido retratar la historia estadounidense hasta ahora y J.Edgar ha sido sin duda uno de sus personajes más importantes e influyentes.
  •  

Sacri94

No me la pienso perder ni loco, al cine que voy de cabeza.

"Puedo estar horas comiendo una perita."
  •  

cineasta

Yo tampoco pienso perdermela  :sorpresa :si
  •  

shi94

El viernes al cine a verla.  :sorpresa :sorpresa
  •  

chendler

Pedazo de nota :flipando   A esta le tengo ganas.  Esta semana me llegan esta y Underworld y todavía tengo Los descendientes de la semana pasada. Se me acumulan :poss

Mai

Después de sus dos últimas pelis, bastante flojitas, espero el renacer de este gran maestro. Me conmueve, sobre todo, que a pesar de ser implacable con la maldad del ser humano, siempre en todas y cada una de sus películas nos muestra la otra cara de la moneda. Él sabe llegar al corazón de las personas y mostrarnos también el lado más humano y bondadoso. En sus películas siempre tiene cabida la esperanza, por eso me gustan.


"Me despierto muy temprano.Mi vuelta del campo de los sueños es brutal al entrar en el país de lo cotidiano" (Léolo)
  •  

Wanchope

J. Edgar



SINOPSIS:
Durante su vida, J. Edgar Hoover (Leonardo DiCaprio) llegaría a convertirse en el hombre más poderoso de América. Como director de la Oficina Federal de Investigación (FBI), durante casi 50 años, hizo cualquier cosa para proteger a su país. Ejerció su cargo durante tres guerras y los mandatos de ocho presidentes. Hoover libró sus batallas contra amenazas, a veces reales y a veces solo percibidas y a menudo forzó las reglas con tal de velar por la seguridad de sus conciudadanos. Sus métodos fueron a menudo despiadados y en ocasiones heroicos, pero la anhelada recompensa de la admiración siempre le fue esquiva.


CRÍTICA: Informe seguro

¿Una película dirigida por Clint Eastwood, protagonizada por Leonardo DiCaprio y centrada en un personaje como J. Edgar Hoover? Muy mal debería de haberse resuelto la ecuación si de aquí no hubiera salido nada de provecho, la verdad. En su primera colaboración profesional Eastwood y DiCaprio vuelven a regalarnos lo que en ellos ya es costumbre por separado, un brillante trabajo que aunque su resultado no se cuele entre los mejores de sus respectivas carreras -maldita sea nuestra ambición- nos brinda una nueva oportunidad de asistir a la proyección de un filme notable cuya frialdad emocional, tal vez heredada de un personaje de tan difícil enfoque dramático por lo demás resuelto con indómita solvencia, es el único enemigo al que no han podido derrocar para encaramarse en la lista de los más buscados del año. Y es que la perfección también le es esquiva hasta a los más preparados para ella.


Cuestión de enfoque. Dar la sensación de criticar un filme -aunque sea una impresión sugerida por la boca pequeña- por no ser capaz de alcanzar un nivel de excelencia superior puede ser un tanto cruel e injusto, especialmente cuando hay otros filmes a los que méritos menores ya les bastan para recibir una palmada en la espalda y la sonrisa de aprobación. Nada más lejos de la realidad, se trata del peso de la responsabilidad que conlleva ver a la entrada de la sala un cartel con los nombres de Clint Eastwood y Leonardo DiCaprio escritos en él, ejemplos idóneos de la vieja y nueva guardia de la mejor versión de Hollywood unidos por su afiliación a los buenos propósitos (y resultados), y a quienes sus respectivos currículums obligan a honrar cada nueva entrada en el mismo aunque a estas alturas, especialmente el primero, no tengan qué demostrar que no hayan demostrado ya, particularmente ser una garantía para que cualquier proyecto en el que se involucren tenga un interés ineludible y, sobre todo, dignidad, mucha dignidad.

En 'J. Edgar' encontramos mucho de esta dignidad inherente al cineasta que hay detrás de ella curtido en mil batallas y tan veterano como la Copa del Mundo de fútbol, obsesionado por retratar unos Estados Unidos siempre divididos por cualquier motivo cuya carrera profesional se puede equiparar a la del protagonista de su última película, ambos trabajadores tozudos e incansables que en un mundo que nunca olvida siempre presto a golpearte por la espalda han sabido sobrevivir de principio a fin para coronarse como sendas figuras emblemáticas, y aun mejor, por y con sus mismísimos. ¿Qué diremos dentro de unos años cuando se concrete el biopic que sin duda se le dedicará algún día a Eastwood? Digamos lo que digamos esperemos que quien nos lo cuente se haya aprendido la lección que imparte el propio Eastwood con este retrato sobre un Edgar Hoover al que nos muestra, palabra clave, a través de su instinto como narrador nato para presentarnos su vida, obra y milagros con pulcra y suma elegancia y, repito, mucha dosis de esa dignidad que se respira en los grandes filmes del cine americano del que Eastwood es tan deudor como, en realidad, contribuyente. Eastwood mira, observa, muestra, cuenta... pero no juzga, no se involucra, no busca la trampa o el engaño. Es, en resumen, un narrador, de esos que sabrían justificar cada una de sus decisiones en base a las necesidades de la historia. Se nota, se agradece.

El propio Hoover lo dice, "Tenemos que aclarar la diferencia entre villano y héroe", y Eastwood nos pone justo donde la "Y". Como todo buen biopic la película es la reconstrucción de los momentos más relevantes de la vida de un personaje fundamental del siglo XXI al que presta su incuestionable saber interpretativo un Leonardo DiCaprio que nuevamente "se sale", y al que cabe aplaudir -otra vez- a la hora de sumar un nuevo motivo para el orgullo de su hasta ahora interesantísima carrera y que aquí, tal vez sugestionado por el aura que desprende la producción, empieza a recordar sin remisión a ese Daniel Day Lewis que más allá de interpretar, literalmente, se convierte en el personaje hasta hacerlo tan suyo que parece ser el único capaz de sacarlo adelante (atención a la sutileza que aporta tan solo con los movimientos de las manos). Junto a él personajes e intérpretes que no desentonan lo más mínimo aunque su labor se vea condenada a subsistir, como la vida misma, a la sombra de Hoover/DiCaprio, un desempeño discreto pero no por ello ni menos importante ni resuelto con menos brillantez -parcela que flojeaba en alguno de los últimos filmes de Eastwood-, y que se solventa con las aportaciones de Judi Dench (excelente como siempre, ya sea con uno, diez o cien minutos en pantalla), Naomi Watts (fundamental a pesar de la discreción aparente de su personaje) o Armie Hammer, este último confirmando las buenas vibraciones de 'La red social' aunque el guión no se lo termine de poner fácil.

¿Dónde está el fallo, ese pero maldito que nos impide dar rienda suelta a ese maravilloso entusiasmo en torno a lo que podría haber sido una gran película... pero mecachís, no podemos decir que lo es? Dejando al margen su dirección, reparto, música (compuesta por Eastwood) y, cómo no, su notable y sobria caligrafía técnica -hablamos de un filme muy bien rodado al que no se le puede cuestionar nada, y donde personalmente destacaría tanto su envejecida fotografía como su buena labor de caracterización-, no debiera quedarnos más que su guión como respuesta. Ni si ni no, sino todo lo contrario. Digamos que entre el guión, escrito por Dustin Lance Black, y la película existe una distancia dramática pareja a la que al final existe entre la película y el espectador, una barrera emocional tal vez derivada de la propia sensibilidad del personaje protagonista que propicia una percepción del relato más cercana al documental que a la ficción que pretende ser, y donde a pesar de lo bien diseñados y planteados que están sus pasajes más melodramáticos, todos ellos muy efectivos a su debido momento, uno termina la proyección sin haber conectado a nivel emocional. En cierta forma esta lacra que pesa sobre el filme (y que en parte colabora a que sus más de dos horas pesen en el ánimo) es la misma que encontramos por ejemplo sobre el 'Valor de ley' de los Coen, otro filme de intachable virtud que reposado en nuestras cabezas gana méritos que luego su visionado no logra transformar en sensaciones.

Que nadie se lleve a engaño, lo dicho al principio, y tengamos en cuenta que los nombres implicados nos empujan a partir de un listón tan alto que la mínima caída ya produce algo de vértigo. 'J. Edgar' es algo más que una buena película que además también aparenta serlo en cada fotograma, algo así como un 'Invictus' pero enfocado con más seriedad y menos idealismo, y por qué no decirlo, quizá tratado como un asunto algo más personal aunque sólo sea por la tierra en la que ocurre. Recomendable siempre, no obstante se encuentra un peldaño por debajo de los grandes títulos que engrosan la trayectoria de más de 50 años de su alma máter, un cineasta de los que verdaderamente nos gustaría que fueran inmortales. A falta de corazón, a falta de un final que nos deje algún poso emocional que nos haga clamar por un algo más, a Eastwood le ha faltado esa suerte que hace de un filme que parece ser perfecto un filme que nos resulte perfecto, básicamente, porque salimos de la sala pensando... no sintiendo. Pero para nada es un mal negocio invertir en ella a pesar de que, y por eso mismo me he esperado a que tuvieran lugar las nominaciones para hablar, la Academia de Hollywood la haya ignorado por completo. Pues la verdad, al igual que el excelente 'Millennium' de Fincher no las necesita para que así el público, siempre soberano y de igual manera que Eastwood nos permite con Hoover, pueda opinar sin necesidad de estar pendiente de un muñequito bañado en Oro... ¿tendrá Eastwood también un archivo oculto?

Nota: 8.0


Lo mejor:
- La solidez de su puesta en escena

Lo peor:
- Su frialdad emocional
  •  

shi94

Tenía ganas de verla y pensaba que me iba a encantar. No me ha encantado pero al menos me ha gustado y aunque no me he metido en la película a lo largo del metraje completo. Muy grande DiCaprio que merece sin duda una nominación al Oscar y Armie Hammer, que no le había visto desde La red social, está bastante convincente.

Pensaba que la historia iba a ser más compleja y el maquillaje me ha parecido excesivo.
Spoiler
En la escena en la que le da el infarto a Clyde, parece que está mudando de piel en vez de muriéndose
[close]

A pesar de los fallos que no me esperaba que tuviera se merece un 7
  •  

Turbolover1984

Clint Eastwood es sin duda uno de los directores más aclamados de los últimos tiempos. No he visto todas sus obras aunque si bastantes y no me atrevería a decir que tiene ninguna película mala. Bien es cierto que estuvo una época que cada película era casi una obra maestra (o sin el casi) y cada nuevo rodaje levantaba entusiasmo y ganas de visionar el resultado final.

Por desgracia, parece que lleva unos años que no da con la tecla del éxito o de cintas para el recuerdo como venía haciendo poco tiempo atrás. Tras una correcta pero tópica cinta de género deportivo (Invictus) se adentró en el mundo de lo sobrenatural sin mucho acierto, con Más allá de la vida, narrándonos historia que parecía reflejar su propio miedo hacia la muerte y que incluso llevó a que se hicieran muchas bromas al respecto.

Aunque de las mencionadas la primera era superior a la segunda, ambas eran salvadas por un siempre y acostumbrado buen trabajo en la dirección y grandes elecciones a la hora de elegir sus protagonistas. Esta que nos ocupa va más o menos por los mismos derroteros.

J.Edgar fue el director del FBI que revolucionó el mundo de la investigación en EEUU. Ocupó el cargo con ocho presidentes distintos gracias por un lado a su minuciosidad (incorporando cosas como la identificación de huellas dactilares, el trabajo arduo de las escenas del crimen, forenses de todas las especialidades) y a los archivos de los trapos sucios de ellos, sus familias y cualquier persona importante, para con ello cubrirse las espaldas y usarlo a modo de chantaje cuando fuera necesario.

Si todo esto no fuera ya de por si un material interesante, asiste o participa activamente en hechos históricos como el radicalismo comunista, la era de los gangsters (Al Capone, John Dillinger), el alzamiento de los negros con Martin Luther King a la cabeza, el asesinato del presidente Kennedy, etc etc

La película, con un guión de Dustin Lance Black (Mi nombre es Harvey Milk) olvida todo eso y lo usa poco más allá de como marco histórico de fondo como algo que el protagonista ve en una televisión o al asomarse por la ventana.

Prefiere centrarse en la parte más morbosa de su biografía con una homosexualidad reprimida y los sentimientos de la misma por su mano derecha, Clyde Tolson (interpretado por Armie Hammer). La química y el magnetismo latente pero reprimido entre ambos personajes está muy bien plasmado con una frialdad que por momentos es eléctrica pero que en muchos otros no es más que gelidez.

Como decía anteriormente de las últimas obras de "tito Clint", la película destaca por su seriedad y solidez narrativa con una dirección exquisita y sobretodo con una actuación de Leonardo DiCaprio más que notable, cosa que ya hace mucho tiempo que dejo de ser casualidad para ser uno de los mejores actores de su generación.

Pese a sus 135 minutos aproximados de duración y el que las películas biográficas tienden a hacerse algo espesas, resulta amena y entretenida aunque la historia no tiene un gran interés y como comentaba líneas arriba es una auténtica lástima que se centre en la parte más morbosa de un personaje que vivió sucesos apasionantes.

Comentar como curiosidad que aunque no llega a ser un lastre ni un defecto de peso, el maquillaje en los protagonistas para envejecerlos (menos el de Naomi Watts en el papel de su secretaria) es excesivo e incluso ridículo, recordando por momentos a las caricaturas de Muchachada Nui.

En resumen, Clint Eastwood nos cuenta la historia de J.Edgar, uno de los hombres más importantes de la historia de los EEUU que asistió y participó en muchos de los grandes momentos de la misma en el siglo XX, un hombre obsesivo con su trabajo, narcisista, conservador y racista pero sobretodo y aparte de un ser inseguro y enmadrado escondido tras todo lo anterior (dado que según esta película era lo más importante para contar de su vida) un homosexual reprimido.

Como película: sólida, seria, con dirección e interpretaciones exquisitas y aroma a clásico.

Como historia que nos cuenta: amena, entretenida pero desaprovechada teniendo un material al que el apelativo de interesante se le queda corto.

Nota: 6'5
  •  

jescri

Yo la he visto bastante monótona. Lo más "aburrido" hasta el momento de Clint Eastwood. Lo de caracterizar a los actores como ancianos no me suele gustar demasiado, hubiera preferido que pusieran a otros actores cuando son mayores. Sí que me gustó el papel de Armie Hammer, me sorprendió...

Como dice calde es una película bastante sólida, pero le falta chispa.

Nota: 6.
  •  

Wanchope

Cita de: jescri en 21 de Mayo de 2012, 08:51:56 AM
Yo la he visto bastante monótona. Lo más "aburrido" hasta el momento de Clint Eastwood.

Los críos y la edad, que tanto cine infantil te está reblandeciendo el cerebelo...  :burla
  •  

jescri

Cita de: Wanchope en 21 de Mayo de 2012, 11:26:43 AM
Cita de: jescri en 21 de Mayo de 2012, 08:51:56 AM
Yo la he visto bastante monótona. Lo más "aburrido" hasta el momento de Clint Eastwood.

Los críos y la edad, que tanto cine infantil te está reblandeciendo el cerebelo...  :burla

Va a ser eso sip    :burla
  •