Guest

Iniciado por El Nota, 28 de Abril de 2012, 12:36:43 AM

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El Nota

GUEST


Sinopsis: El cineasta José Luis Guerin muestra las experiencias vividas durante un año como invitado de diversos festivales de cine, en los que presentó sus trabajos. Sus andanzas por ciudades desconocidas le permiteron retratar personajes y momentos fugaces que dejaron en su cámara una huella similar a la de los dibujos improvisados con un par de trazos. El resultado es un retrato de las gentes que conoció, al apartarse de las rutas habituales de las principales ciudades del mundo.


Filmando el viento

De Guerín había tenido la oportunidad de ver dos de sus obras hasta el momento. La primera, Tren de sombras posiblemente sea del cine más experimental que se haya hecho en toda la historia de nuestro cine, un pseudo-documento que habla del pasado, del lento pero inexorable fluir del tiempo, de aquello perdido. La idea me parecía cojonuda y tenía algunas cosillas la mar de interesantes pero el conjunto acababa por resultar algo terriblemente cansino y anodino, un verdadero dolor de muelas.

La segunda experiencia resultó bastante más gratificante –cosa que, por otro lado, tampoco requería demasiado esfuerzo el conseguirlo. Es verdad que En la ciudad de Sylvia hacía equilibrios constantes sobre una fina cuerda entre el tedio y la fascinación y, aunque conseguía hacer florecer a ambos, a mí, particularmente, el resultado final me pareció de lo más interesante –amén de contar con la participación de López de Ayala, que eso siempre levanta el interés de una película, y de ser un verdadero canto a la mujer (guapa, eso sí...).

 

Y bueno, me enfrentaba de nuevo al cine de uno de los autores más destacados de nuestro panorama. Remarco el «autor», que nadie se me despiste. Un cineasta alejado del cine comercial que detesta cualquier tipo de etiqueta y de elemento no genuino. Incluso él mismo detestaba el título inglés de su última película, aunque reconoce que lo puso porque era la imagen que más le remitía de ése año 2007–2008 yendo de festival en festival -él era el «invitado». A partir de ahí sospecho que horas y horas de metraje desechado y un montaje probablemente infernal para hacer encajar las piezas de una película que, cuando más pienso en ella, la verdad es que más me gusta –en parte por las interrelacions y/o por los nexos de unión que utiliza el cineasta para continuar mostrando su «historia» (en éste caso, el vínculo es el de los personajes que claman al cielo, ante un público curioso, las bondades de Noé y de Juan Baptista, para acabar el vínculo en Jerusalén, mostrándonos el lugar dónde ocurrió un detalle de la vida de Juan Baptista).

Es cierto que la película al principio no logra captar demasiado el interés del espectador y a mí particularmente me parecía que iba a salir decepcionado de la sala, pero finalmente remonta el vuelo y sus dos horas se pasan más rápido de lo esperable. Y qué composiciones, qué planos logra el cabroncete con una cutre-cámara digital, todo ello en un pulcro, immaculado y acertado blanco y negro. Una película que, como el propio director dice, trata de entender el cine como el arte del retrato, del retrato de las gentes, dónde la ficción y el documento se influyen recíprocamente para acabar diluyéndose y confundiéndos en un mar de caras...

Al fin y al cabo, parece que Guest remite de nuevo a los elementos que han ido configurando un estilo de lo más personal y reconocible, que puede gustar más o menos, pero que, como digo, es cine genuino, con identidad propia. Guerín no se traiciona, y sigue tratando que nos preguntemos constantemente cuánta ficción hay en sus documentales o cuánto de documental tienen sus ficciones, a la vez que retrata –al menos así le gusta decirlo– las personalidades de las personas no sólo por sus palabras, si no sobretodo por sus caras y sus expresiones. Es por ello que no resulta extraño ver primeros planos de caras que se dilatan más de lo deseable: al cineasta le importa más bien poco el espectador que pueda llegar a ver su obra, lo que le importa de verdad es ver más allá de esas caras e intentar comprender las potencialidades y miserias de las vidas humanas, en una película cíclica que acaba dónde empieza, en la ciudad de los canales.

6.5/10
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